Ahora mis ojos te ven
“De oídas te había
oído; Mas ahora mis ojos te ven.”, Job 42:5
“y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos
las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza
fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que
alguno ve, ¿a qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia
lo aguardamos.”, Romanos 8:23-25
“porque por fe andamos, no por vista; ”, 2 Corintios 5:7
A Job siendo un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal, le pasaron cosas terribles, insoportables para cualquiera de
nosotros.
El diablo piensa que Job, se comporta así porque Dios le
bendice, pero si Dios permite la calamidad, entonces Job se apartará y blasfema
contra Dios. (Job 1:10–11 )
Sin embargo, luego de recibir las terribles noticias de
calamidades sobre su familia, Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito
alguno. (Job 1:21-22)
Cuando Dios responde a Job ante su clamor, le da a entender
acerca de su gran poder, soberanía y grandeza, pero increpa su necedad:
“¿Invalidarás tú también mi juicio? ¿Me condenarás a mí, para justificarte tú?”
(Job 40:8)
Job tiene un encuentro con Dios y luego de escucharlo,
declara que antes había oído de Él, pero ahora sus ojos lo ven.
Jesús dice que “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18). ¿Cómo pudo
entonces Job ver a Dios? No hay otra manera de ver a Dios, sino es por el Hijo.
Pero cuando la escritura habla de “ver” no se trata de
nuestros ojos físicos. Se trata de mirar con los ojos de la fe.
En mi testimonio personal, antes no entendía, porque trataba
de entender las cosas de Dios con mi mente natural y así, es imposible, quería
mirar con mis ojos naturales y quería sentir a Dios con mis emociones. Qué
equivocado estaba. Dios es Espíritu y los que lo adoramos, en espíritu y verdad
es su voluntad que le adoremos. (1 Corintios 2:14, Juan 4:23-24)
Por tanto, pidamos a Dios, poder verlo con los ojos de la fe,
tener un encuentro íntimo con nuestro Salvador; Cristo que nos revela al Padre:
“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo,
sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo
lo quiera revelar.” (Mateo 11:27) Oración.
«Cristo Jesús, gracias porque abriste mis ojos espirituales
para ver al Padre, para entender que soy creado para gloria y alabanza de su
nombre, que ahora pueda cada vez más conocer toda la riqueza de este llamado y
de esta salvación tan grande que me ha sido otorgada por medio de la fe, en el
poder de tu Espíritu que actúa en mí. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario