Luz que brilla en la oscuridad
“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un
monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un
almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas
obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.” Mateo 5:14-16
Cada 31 de Octubre el mundo se reúne para conmemorar la
oscuridad. Vemos toda una fiesta que se realiza en honor a las tinieblas, y
como en todo festejo, se nos invita a ponernos el “mejor de los trajes”: Una
máscara, o disfraz. Cuando analizamos todo lo que fomenta esta “celebración”
solo logramos percibir una cosa: Desinhibición. Por un solo día pareciera que
no hay restricciones sociales, religiosas, éticas, ni morales, pues el mundo,
al parecer, experimenta una “libertad” en donde por esa ocasión, puede ser lo
que quiera ser, sin miedo a ser juzgado o señalado, pues da la sensación que en
este día todo es permitido.
La pregunta es, eso es lo que hace y celebra el mundo, pero
nosotros los creyentes ¿Qué hacemos un día como éste? Quizás muchos de nosotros
o de nuestras familias participarán en esta “conmemoración”, pero la verdad es
que detrás de todo el concepto que celebra el mundo sólo están escondidas las
obras de las tinieblas, por eso el Señor nos invita a ser prudentes, sabios, a
filtrar todo bajo la luz de la Palabra para saber qué es lo correcto, pero
sobretodo, se nos exhorta a andar como hijos de Luz (Efesios 5:13; Efesios 5:8,
11, 15; 1 Corintios 10:23). En otros casos, como lo manifiesta el pasaje
principal del día de hoy, muchos creyentes optan por esconderse, o refugiarse
junto con sus familias en sus hogares para ni siquiera ver este tipo de
contenido que ofrece dicha “celebración”, pero cuando hacemos ésto es como si
de cierta manera nos apagáramos por ese día, pues pareciera ser que la luz se
esconde y la oscuridad toma posesión del mundo.
Hermanos, el Señor quiere hacernos un llamado, una invitación
a nosotros los creyentes, a hacer un cambio de enfoque en este día, pues el 31
de Octubre no debería ser un día para conmemorar las tinieblas, la oscuridad y
la muerte sino más bien debería ser conocido como el día en el que se conmemora
y celebra a Jesús, la Luz del mundo, quien vino para iluminarnos y darnos vida.
Para ésto debemos levantarnos, trabajar en unidad, orar para que el mundo
conozca a Jesús, y aprovechar cualquier instante, en especial este día, para
expandir el evangelio y no esconderlo, pues el Señor nos está llamando a ser
luminares que lleven al mundo la Luz de Jesucristo, pues la Luz debe brillar en
la oscuridad (Juan 1:5).   Oración.
«Padre, quiero ser un instrumento en Tus manos, para que en
todo momento y a donde quiera que vaya, se vea reflejada la Luz de Jesús, que
se perciba de manera clara el olor de Tu Presencia y que se oiga en todas
partes el sonido de Tu voz por medio de Tu Palabra. Úsame Espíritu Santo de
Dios y no permitas que me esconda ni me calle, pues el mundo necesita que la
Luz de Jesucristo ilumine nuestros corazones. Amén.
 
 
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