Bienaventurados
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán
consolación.” Mateo 5:4
Hoy me encontré con este pasaje y me pregunté: ¿Cómo es que
alguien puede ser bienaventurado al llorar? y es que si estamos llorando es
porque lo que estamos enfrentando nos genera algún tipo de dolor, ya sea físico
o emocional. Lastimosamente muchos de nosotros usamos este pasaje en momentos
que creemos “oportunos” pero creo que ni siquiera logramos entender a
profundidad lo que el Señor nos quiere decir con él; imaginémonos diciéndole:
“bienaventurada eres tú que lloras” a una mujer que está con dolores de parto,
o a alguien que tiene cualquier otro dolor fuerte en alguno de sus miembros del
cuerpo, y les aseguro que nos ganaremos un regaño o un problema, pues el dolor
que experimentan en esos momentos, y que les lleva a que lo expresen en llanto,
es tan fuerte que ni siquiera lograrían tolerar una palabra como ésta que al
parecer no tiene sentido. Entonces, ¿Por qué el Señor nos dice que le podemos
expresar a alguien que está llorando, que es bienaventurado?
Para entenderlo mejor comenzaremos definiendo la palabra:
Bienaventurados. La palabra griega que se utiliza para “bienaventurados” es:
makários (μακάριος) y significa: Supremamente bendecido, afortunado, dichoso,
glorioso. Ahora bien, si tú y yo podemos expresarle a alguien que está llorando
que es Bienaventurado, no es por el dolor que está enfrentando, sino, como
termina diciendo el pasaje principal del día de hoy, por la CONSOLACIÓN que
recibirá. Y es que la palabra griega que se usa para consolación es: parakaléo
(παρακαλέω) y significa: llamar, invocar, implorar. En resumidas cuentas lo
que podemos entender con este pasaje es que, cuando pasamos por circunstancias
difíciles que nos llenan de dolor y nos hacen expresarlo en llanto, podemos:
clamar, orar, invocar a Dios, y lo que nos debe llenar de gozo y nos hace:
Supremamente bendecidos, dichosos y gloriosos (en esa difícil situación) es que
encontraremos: consuelo, ánimo y aliento en el Señor; como lo expresó David en el
Salmo 34:6, cuando al encontrarse en una circunstancia difícil declaró: “Este
pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.” Sin duda
alguna, aquí David experimentó lo que significaba ser Bienaventurado.
Hermanos, cada vez que le digamos a alguien que es
“Bienaventurado” recordemos que lo somos, no porque lloremos, sino por la
consolación que recibiremos; el apropiarnos de esa Verdad hará que toda
situación difícil y que causa dolor, se perciba y se vea desde una perspectiva
diferente (Salmos 27:13) Oración.
«Padre, gracias por tu Palabra y por darnos revelación para
conocer todo lo que en ella está escrito, pues sabemos que sin ti nada
podríamos entender o llegar a aplicar en nuestras vidas. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario