Andar en el Espíritu
“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo
que quisiereis.” Gálatas 5:16-17
Para poder entender cómo es que el creyente puede andar en el
Espíritu el Señor me remitió a Colosenses 2:6 “Por tanto, de la manera que
habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;” y es que todos recibimos al
Señor Jesús POR FE, y es por la misma fe que debemos andar. Para entenderlo un
poco mejor quisiera citar las palabras de un escritor de un estudio bíblico que
dice: “A medida que nosotros vayamos creyendo lo que dice la Palabra de Dios,
es el Espíritu Santo quien hará que esa Palabra se haga una realidad en
nuestras vidas”; vemos entonces la importancia de la fe, creer en la verdad
revelada por Dios (Romanos 10:17), pues la clave para experimentar lo que
significa una vida que le agrade a Dios, no está en nuestro propio esfuerzo,
sino, en creer en la obra que ya hizo Jesucristo y que podemos experimentar y
disfrutar por el Espíritu, pues el Espíritu Santo es quien nos impulsa conforme
la nueva identidad que nos ha dado Jesucristo a seguir viviendo por Él y para
Él (Gálatas 2:20; Romanos 8:9, Juan 16:13; 14:26).
El mismo Señor Jesús de manera clara nos revelaba en el
devocional del día de ayer que para que tú y yo no desfallezcamos, ni
fracasemos en las prácticas básicas para el crecimiento cristiano: Leer la
Biblia, orar, tener compañerismo unos con otros, testificar, obedecer y en los
otros roles que tenemos que cumplir en esta vida, necesitamos morir a nosotros
mismos (Lucas 9:23) y más bien permitir que sea Cristo quien viva en nosotros
por medio de Su Espíritu. Si seguimos andando en la carne seguiremos fracasando
una y otra vez, no sólo en la oración, como me ha pasado a mí, o a Pedro y los
dos hijos de Zebedeo quienes sabían que debían orar, y querían hacerlo, pues el
espíritu está siempre dispuesto, pero al tratar de hacerlo en sus propias
fuerzas terminaron quedándose dormidos por la tristeza que los embargaba,
porque como lo dijo Jesús, la carne es débil y para nada aprovecha (Mateo
26:40-41; Lucas 22:45-46; Juan 6:63).
Hermanos, ¿Queremos vivir una vida que le agrade a Dios? La
clave está en dejar vivir a Cristo en nosotros, y para ello es necesaria la fe,
y por supuesto, la guía, ayuda y dirección del Espíritu Santo, pues sólo es Él
quien nos llevará a experimentar lo que esto significa, por eso es necesario
andar siempre en el Espíritu. Oración.
«Padre, gracias por ese plan perfecto que diseñaste, plan en
el que nos revelas que entregaste a tu único Hijo, Jesucristo, por amor, para
que fuera Él quien satisficiera por completo la justicia que demandabas por
nuestros pecados, y que cuando creyéramos en la obra que Jesús ejecutó a la
perfección, pudiéramos acercarnos nuevamente a ti para experimentar lo que
significa andar en el Espíritu, una vida que te agrada a ti. Amén.
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