Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa
de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que
en ella han sido ejercitados. Hebreos 12:11
El castigo viene por menospreciar las advertencias, por no
obedecer aquello que evita muerte y dolor, es una medida radical para que
comprendamos que el pecado no es un juego y que no se puede tomar a la ligera.
Así como corregimos a nuestros hijos, para que no tomen el mal camino y nos
preocupamos por qué no cometan una locura que acabe con su vida, así mismo,
Dios, como Padre amado, no quiere nuestra ruina ni nuestra muerte por causa del
pecado. (Proverbios 13:24).
El pecado es algo serio y tiene consecuencias fatales, no es
Dios quien envía las consecuencias, estas son producto de malas decisiones. Si
ofendemos, mentimos, robamos o hacemos cualquier otra acción de injusticia, la
respuesta clara es una reacción adversa y dolorosa, como bien nos dice Proverbios
27:12: “El prudente ve el mal y se esconde, pero los ingenuos pasan y reciben
el daño.” También debemos tener claro que según como sembremos, así mismo
recogeremos (Gálatas 6:7).
Somos corregidos para obtener disciplina y madurar, así que
“No deseches, hijo mío, la disciplina del SEÑOR, ni te resientas por su
reprensión; porque el SEÑOR disciplina al que ama, como el padre al hijo a
quien quiere.” Proverbios 3:11-12
Así que no tomemos el pecado a la ligera, pero también
estemos dispuestos a ser corregidos por Dios, porque esto será para nuestro
bien. Abramos cada mañana en oración nuestro corazón a Dios, para que lo
examine y saque todo aquello que no le agrada a Él y que puede tener
consecuencias adversas para nuestra vida.
Oración.
Señor, examíname en lo más profundo de mi alma, y ve si hay
pecado en mí, corrígeme si tengo alguna conducta que no te agrade, para ser
bendecido. Gracias Padre amado, amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para
ese propósito.
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