Sentir lo
que Dios siente
Sea que
vivamos, o que muramos, del Señor somos.
Romanos 14:8
Testimonio
de una joven que aprendió a sentir dolor cuando no se honraba a Dios. Salió de
un pequeño pueblo en Virginia occidental para ir a vivir con un estudiante en
la UCLA. Poco después la echó a patadas. Ella anduvo deambulando y trató de
quitarse la vida varias veces, pero cada vez sobrevivió. Conoció a una hermana
en la Fe que le hablo de Cristo y la joven acepto a Cristo en su corazón como
su Señor y Salvador. Poco después de eso ella decidió volver a su pueblo natal
para hablarles de Cristo a su mamá y a sus amigas.
Varios meses
después, le escribió una carta a la Hermana que la llevo a Cristo Esto es algo
de lo que escribió:
"Puedo
casi sentir la insoportable tristeza que Dios siente cuando alguien lo rechaza
y no lo glorifica. ¡Él es Dios! Él nos hizo. Él nos lo dio todo. Seguimos
dudando y rechazándolo. ¡Es horrible! Cuando pienso en cuánto lo herí, espero
que algún día yo pueda compensar eso.
"Está
muy claro para mí que debe glorificarse a Dios. Él lo merece, y desde hace
mucho tiempo. Anhelo decirle a Cristo, y así indirectamente a Dios, que lo amo.
Quiero que Dios sea Dios y que ocupe el lugar que merece. Estoy hastiada de ver
cómo las personas lo rebajan." Confrontación con un mundo malvado
Si sois
vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso
Espíritu de Dios reposa sobre vosotros.
1 Pedro 4:14
Nadie puede
vivir para la gloria de Dios y sentirse totalmente cómodo en este mundo. Usted
no debe ser aborrecible ni tratar de ser un inadaptado, pero si su vida es
cristiana, entonces sufrirá algunos de los vituperios que soportó Él.
Vivimos en
una época en la que muchos quieren hacer el cristianismo fácil, pero la Biblia
dice que es difícil. Muchos quieren hacer a los cristianos encantadores, pero
Dios dice que serán detestados. El cristianismo debe confrontar el sistema
siendo diferente de él. Debe exponer el pecado antes de que pueda mostrar el
remedio.
Asegúrese de
que su vida refleje su devoción a Cristo. Eso es lo que lo distinguirá a usted
del mundo. El síndrome del éxito
Y aunque sea
derramado en libación sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y
regocijo con todos vosotros.
Filipenses
2:17
La sociedad
norteamericana está produciendo una generación de cristianos que quieren sobre
todo alcanzar el éxito. Casi nunca tienen una humilde actitud de servicio. No
están dispuestos a hacer sacrificios por la causa de Cristo porque se les ha
enseñado, de forma oral o de algún otro modo, que los cristianos deben ser
ricos y famosos, que deben tener éxito y ser populares.
Tal
orientación hacia el éxito personal y no hacia el servicio humilde es lo
opuesto de lo que glorifica a Dios. Vivir para la gloria de Dios quiere decir
que usted sabe que es mortal y está dispuesto a morir, si fuera necesario, para
lograr los propósitos de Dios. Tal actitud humilde glorifica a Dios.
Para crecer
espiritualmente, debemos estar absortos en el señorío de Cristo en el momento
de la salvación y permitirle que domine nuestra vida de allí en adelante. Al
hacerlo, debemos buscar solamente su gloria, no nuestra comodidad ni nuestro
éxito. No creceremos cuando escojamos nuestro propio camino o sirvamos a Dios
con el motivo incorrecto.
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