sábado, 28 de noviembre de 2015

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES… BENIGNIDAD, BONDAD…, MANSEDUMBRE” (Gálatas 5:22-23)
Las personas accesibles tienen las siguientes características:
(1) Afecto; realmente les gustan las personas.
 “Amo a la humanidad, son las personas las que no soporto”. ¿Lo captas? No es suficiente amar a la gente “en teoría”, debes generar afecto personal hacia aquéllos con los que te encuentras a diario.
(2) Un estado de ánimo estable.
¿Has trabajado alguna vez con alguien cuyo estado de ánimo va cambiando constantemente? Nunca sabes cómo va a estar. Por el contrario, las personas accesibles son equilibradas y predecibles. Siempre que los ves, son básicamente de la misma manera.
(3) Sensibilidad hacia los sentimientos de los demás.
Aunque las personas accesibles son emocionalmente estables, no esperan que los demás también lo sean, y reconocen que las personas buenas también tienen días malos. Consecuentemente, entonan su ánimo con el de ellas y se adaptan rápidamente a cómo relacionarse con ellas.
(4) Comprensión de las debilidades humanas y reconocimiento de las propias.
 “Si expresas ocasionalmente una baja opinión de ti mismo, demostrarás a tus amigos que sabes decir la verdad”. Las personas accesibles son honestas sobre sus capacidades y sus limitaciones. Aceptan el viejo proverbio que dice: “Bienaventurados los que pueden reírse de sí mismos, porque nunca dejarán de divertirse”. Y como admiten sus errores, no tienen problema en aceptar que otros también los cometan.
(5) La habilidad para perdonar y pedir perdón.
 “Como nada de lo que pretendemos está libre de errores, y nada de lo que logramos sin trazas de las limitaciones y la falibilidad de lo que llamamos la humanidad

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