sábado, 25 de diciembre de 2010

Un mensaje de gracia


Un mensaje de gracia

Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Mateo 1:21

Usted pudiera pasar por alto la genealogía cuando lea en voz alta la historia de la Navidad. Pero no pase por alto su mensaje de gracia, que después de todo es el corazón de la historia de la Navidad: En su misericordia, Dios haciendo por los pecadores lo que ellos no pueden hacer para sí mismos, reparando vidas quebrantadas y restaurando esperanzas frustradas. Por eso Él vino para salvar a su pueblo de sus pecados (Mt. 1:21).

He aquí la mejor parte: "La misma gracia que fue evidente en la genealogía está vigente hoy, y el mismo Jesucristo está salvando a su pueblo de sus pecados". Ningún pecado, sin que importe cuán horrendo sea, pone a los pecadores fuera de su alcance. "Puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (He. 7:25). El árbol de Navidad

La gloria del Líbano vendrá a ti.

Isaías 60:13

Los árboles de Navidad parecen tener su origen en las antiguas celebraciones saturnales. Los romanos decoraban sus templos con verdor y con velas. Los soldados romanos que conquistaron las Islas Británicas hallaron que los druidas, sacerdotes de una orden religiosa céltica, adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el agrifolio y la hiedra en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se incorporaron a las costumbres navideñas.

Sin embargo, resulta interesante notar que la primera persona que haya encendido un árbol de Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de la Reforma. Él introdujo la costumbre de poner velas en los árboles para celebrar la Navidad, citando a Isaías 60:13 como autoridad bíblica para esa costumbre: "La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies."

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