Los creyentes aborrecen el mal
Aborreced lo malo.
Romanos 12:9
El mal es la antítesis de la santidad y por tanto la antítesis de la piedad. Así que el hijo de Dios aborrece lo malo porque Dios aborrece el mal (paráfrasis de Pr. 8:13).
Si verdaderamente usted ama a Dios aborrecerá toda forma de maldad. Como amaba tanto a Dios, David resolvió que "corazón perverso se apartará de mí; no conoceré al malvado" (Sal. 101:4). El fiel cristiano no debe comprometerse con lo malo. Negarse a ser seducido
Absteneos de toda especie de mal.
1 Tesalonicenses 5:22
El aborrecimiento del mal lleva a la abstinencia de él. No se puede tener algún interés en el pecado y evitar caer en él. Negándose a ser seducido por la tentación, el justo sabe que "en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche" (Sal. 1:2).
No se puede buscar la justicia y al mismo tiempo tolerar el mal. Por eso Pablo dio a Timoteo y a todos los creyentes este mensaje: "Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor" (2 Ti. 2:22).
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