sábado, 14 de febrero de 2015

Hebreos 4:14-16

Hebreos 4:14-16

Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos.  Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.  Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.



Varias veces me han dicho: “tú no entiendes lo que yo estoy pasando”; “es muy fácil decirlo pero muy difícil hacerlo”.  ¿Mi respuesta?  ¡Tienen toda la razón!  ¡Imagina que tuviera que atravesar por todo para poder dar un consejo!  Simplemente imposible.  Pero Dios, que es más sabio que nosotros, conocía de antemano que nos encontraríamos con esta situación cuando las pruebas llegaran.  Por esta razón, permitió que su Hijo fuera tentado en todos los aspectos que nosotros somos tentados y fue hallado sin pecado.  ¿Qué quiere decir esto?  Que es posible vivir sin pecado.  La misma biblia nos dice que las cadenas que nos ataban han sido cortadas.  Ya no somos más esclavos del pecado y ahora puedes decidir no regresar al mismo lugar.  No es fácil.  Sin embargo, no quiere decir que sea imposible.  Tal vez tengas dudas.  Tal vez no entiendas bien qué pasará si te entregas a Dios y haces lo que Él quiere en lugar de hacer lo que tú quieres.  Sin embargo, te puedo asegurar, que al hacer la voluntad del Señor por encima de la tuya, traerá mucha mayor bendición.  ¿Cómo?  No lo sé pues cada caso es distinto.  Lo que sí sé y he vivido personalmente una y otra vez es que las promesas de la biblia son reales.  Entonces, ¿qué nos dice el pasaje de hoy?  Que aprendamos a acudir al socorro de nuestro Dios.  Él es nuestro sumo sacerdote quien se compadece de lo que atravesamos y quiere mostrarnos un camino perfecto.  Acércate a Él.  Como dice la biblia: confiadamente acude al trono para recibir misericordia y hallar la gracia que te ayudará en cada momento de dificultad.  Tristemente muchas personas hacen lo contrario.  Prefieren resolver las cosas por su cuenta.  Confían más en ellos mismos que en Jehová.  Ponen su esperanza en lo que ellos pueden hacer y manipular en lugar de dejar que el Señor se encargue.  Repito, no es fácil, pero es lo que Dios quiere que hagamos.  Me imagino que muchos de los israelitas dudaron del plan de Josué para tomar Jericó: dar vueltas alrededor de la muralla y tocar cuernos para luego gritar.  ¿Cuándo se ha caído alguna muralla con trompetas y gritos?  ¡Nunca!  Sin embargo, ellos obedecieron y la ciudad les fue entregada tal y como lo dijo Dios.
Entiendo que los mandamientos de Dios son difíciles.  Pero debemos aceptar que son mejor camino para nuestra vida que nuestras propias decisiones.  También debemos entender nuestra necesidad de acudir a Él en todo momento.  Él no está ocupado ni le molesta que vengas en oración para pedir auxilio.  ¡Al contrario!  Su palabra nos dice que se goza que acudamos a Él.  Aprovechemos que tenemos al Señor de nuestro lado, su gracia, su amor y su misericordia.  Aferrémonos a Él y busquemos su reino en todo momento sin importar las pruebas que atravesemos.  Así, y solo así, podremos realmente crecer en comunión con Él y decirnos siervos suyos.

Oración
Señor: toma mi vida.  No quiero restringirte más.  Me entrego a Ti y quiero buscarte cada mañana.  No quiero hacer más mi voluntad sino la tuya.  No quiero dudar más de tus planes ni de tus mandamientos.  Entiendo que son mejores que los míos y que el obedecerte trae bendición a mi vida.  Gracias por tu trono de gracia al cual me permites acudir en todo momento.  Gracias por la vida de Jesús y el gran ejemplo que dejó al vencer al pecado.  Te pido que reines tú y no el pecado sobre mí.  En Cristo Jesús.  Amén.

martes, 10 de febrero de 2015

Hebreos 12:15-17

Hebreos 12:15-17

Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura brote y cause dificultades y corrompa a muchos; y de que nadie sea inmoral ni profano como Esaú, quien por un solo plato de comida vendió sus derechos de hijo mayor.  Después, como ya saben, cuando quiso heredar esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el arrepentimiento, aunque con lágrimas buscó la bendición.



De cierta manera, conforme crecemos, aprendemos a ver por nosotros mismos y dejamos en segundo plano a los demás.  Tiene sentido si lo vemos desde el punto de vista humano.  Nadie va a ver por lo tuyo como tú mismo.  Nadie se va a preocupar porque estén bien tus asuntos más que tú.  Dice el dicho: el que tiene tienda que la atienda.  ¿Por qué?  Porque la gente solamente ve por sus propios intereses y nosotros debemos ver por los nuestros.  Pero Dios nos enseña algo distinto el día de hoy.  Nos enseña a velar porque la gracia llegue a todos y no se estanque en nosotros.  Nos instruye a dejar de pensar solo en nosotros y preocuparnos por nuestro prójimo.  En el versículo 14 nos enseñaron a buscar la paz con todos y en el 15 a asegurarnos de ser un canal para que la gracia fluya y no impidamos que llegue a nuestro prójimo.  Ahora, Dios, en su sabiduría absoluta, nos da las herramientas para lograrlo.  Nos dice: no dejen que brote ninguna raíz de amargura y cause dificultades corrompiendo a muchos.  La real academia española define amargura como una aflicción o algún disgusto.  En otras palabras, no dejes que ninguna aflicción o algún conflicto se queden guardados en tu corazón (echen raíz) sino que entrégalos a Cristo para que sea su gracia y no tu enojo, coraje o rencor los que abunden en tu corazón.  No es fácil.  El pensar en los demás no implica que vayan a estar agradecidos con lo que haces.  Por eso es importante hacerlo para agradar a Dios y obedecerlo.  No busques agradar a las personas.  A la única persona que debes agradar es a Dios.  Leíste bien.  No a tus padres.  No a tu pareja.  No a tus hijos.  A Dios.  De ahí se deriva el amor correcto a todos los que te rodean.  Por eso, busca agradar al Señor sin importar lo que los demás piensen o hagan y serás un extraordinario canal de bendiciones.
Los versículos siguientes (16 y 17) nos dan la oportunidad de interpretar también esa gracia como la salvación que ofrece Cristo y cómo podemos despreciarla como lo hizo Esaú con la primogenitura.  Por más que intentó recuperarla, ya era demasiado tarde.  Así también sucede con la salvación y perdón de nuestros pecados.  Por más que la gente quiera arrepentirse, solamente lo puede hacer en un tiempo determinado: mientras vive.  Al morir, nuestro tiempo se acabó.  Entonces, el pasaje nos enseña a buscar que todos aquellos que nos rodean conozcan y reconozcan al Señor.  Nos motiva a no dejar que se pierdan.  Que nada se interponga entre nosotros y ellos para compartir la gracia de Cristo que les permitirá alcanzar la salvación.  Piensa en cada oportunidad que has tenido para hablar de Cristo y no lo has hecho por cualquier motivo.  Debes entender que estás entorpeciendo la voluntad de Dios.  ¡Compártelo!  No permitas que la gente se pierda y se vaya a una eternidad de castigo.

Oración

Padre: te pido que des dirección a mi vida.  He pensado solamente en mis cosas, en mis asuntos y no me he preocupado por mi prójimo.  Hoy entiendo que debo amarlo, procurarlo y buscarlo para que te conozca y no se pierda.  Hoy entiendo que quieres utilizarme para que tu gracia alcance a cada uno de los que me rodea.  Te pido transformes mi corazón para que seas Tú quien brille y yo quede atrás.  Te pido me llenes de tu amor y gracia para que la gente pueda verte a través de mis actos.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

lunes, 9 de febrero de 2015

Hebreos 13:9b

Hebreos 13:9b

Es mejor que nuestros corazones se fortalezcan en el amor de Dios que en seguir reglas sobre los alimentos; pues esas reglas nunca han sido de provecho.



En la primera parte del versículo 9, aprendimos que había doctrinas distintas a las que se les había enseñado originalmente.  Parte de estas doctrinas involucraba reglas sobre los alimentos, las cuales, según dice el versículo, nunca han sido de provecho.  ¿Sabes?  Nuestra naturaleza caída busca constantemente formas para esconder o justificar el pecado.  Por esta razón, terminamos inventando rituales y religiones que, a nuestro parecer, nos podrán limpiar.  Sin embargo, la biblia nos enseña que las cosas no funcionan así.  Uno solamente puede ser limpiado y perdonado por la gracia de Dios.  Solamente a través de su amor uno puede ser hecho su hijo y reconciliado con el Padre.  Piénsalo.  ¿Acaso merecemos lo que hace por nosotros?  ¡Por supuesto que no!  Por esta razón el versículo hace una aclaración muy importante: crece y fortalece tu corazón en amor, el amor que proviene de Cristo pues no hay ningún acto, ritual o tradición que haya sido de provecho para mejorar tu comunión con Él.  ¿Lo puedes entender?  Mientras que el mundo quiere convencerte de que la paz está dentro de ti; de que la alegría y el gozo dependen de ti; de que el amor proviene de ti; entre otras cosas, Dios nos enseña lo contrario.  Todo proviene de Él.  No hay nada que puedas hacer.  En ese entonces, había personas buscando tergiversar el evangelio de Cristo y hoy en día ocurre lo mismo.  Religiones que siguen insistiendo en que te portes “bien” para ir al cielo.  ¡Imposible!  ¿Cómo te vas a portar bien si eres pecador?  Uno es esclavo al pecado hasta que pide a Cristo que venga a su vida y sea Él quien rompa las cadenas.  Si algo hizo Jesús constantemente fue retar a los fariseos para que entendieran que los rituales no cambiaban corazones.  Una y otra vez buscó enseñarles y enseñarnos que ni la comida ni las obras nos vuelven buenos sino el amor y sacrificio que realizó Cristo.  Hoy lo aprendemos porque está escrito en la biblia.  Mañana lo compartimos para que las personas dejen de estar en la oscuridad y buscando donde nunca hallarán.  Aprovecha cada oportunidad que tengas para que la gente que te rodea pueda abrir los ojos y darse cuenta que dejar de comer esto o aquello no le va a convertir en una buena persona.  Comparte con la gente que seguir un rito o tradición como repetir algún rezo muchas veces no va a servir para perdón de sus pecados.  Diles que es el amor de Cristo y su sangre la que nos limpia y nos reconcilia con el Padre.  Pero lo más importante, vive en tu propia vida el cambio que es este amor.  Deja atrás tus costumbres.  Deja atrás tus pretextos.  Como dice Pablo en Filipenses 3, deja atrás el pasado y prosigue a la meta.  El amor de Dios en tu vida es la meta.  Dejándolo transformar no solo tu forma de pensar sino de actuar.  Recuerda, tal y como lo dice el versículo: de poco provecho ha sido tener reglas sobre los alimentos pero de mucho provecho es crecer en el amor de Dios.

Oración

Padre: vengo a tus pies a pedirte perdón por mis pecados.  Me he querido justificar.  He querido hacer las cosas a mi manera y entiendo que el perdón solamente llega por tu amor y gracia.  Reconozco que Cristo murió por mí y te pido que pueda ser reconciliado con el Padre.  Perdóname Señor en el nombre de Jesús.  Amén

domingo, 8 de febrero de 2015

Hebreos 13:24-25

Hebreos 13:24-25

Saluden a todos sus dirigentes y a todos los santos.  Los de Italia les mandan saludos.  Que la gracia sea con todos ustedes.



El día de ayer aprendimos sobre la importancia del compañerismo y amor entre hermanos mientras que el día de hoy tenemos la palabra que nos guía para poder llevarlo a cabo: gracia.  Proviene del griego jaris y significa la influencia divina sobre el corazón y su reflejo en la vida (concordancia Strong).  La realidad es que por tus propias ganas no vas a amar a tu prójimo ni a tener la mejor comunión con tus hermanos en Cristo.  Tarde o temprano, tu YO, o el de ellos, saldrá a la luz y surgirán problemas.  Cualquier relación interpersonal siempre encontrará conflictos.  Es normal.  No es ser pesimista sino realista.  Por eso, la biblia nos enseña cómo podemos realmente amar y convivir con los demás: a través de la gracia.  La gracia que Dios tiene para con nosotros y la manera en que la canalizamos con los demás.  Piénsalo.  Cuando haces consciente lo poco que mereces el amor incondicional de Dios y experimentas cómo derrama su gracia sobre ti y te llena de bendiciones, puedes darte cuenta que el siguiente paso, y lo más lógico, es salir y compartirlo.  Sin importar que merezcan o no tus buenas actitudes.  Así como Cristo sufrió por ti sin siquiera merecerlo, tú y yo, vamos a amar a nuestro prójimo, a nuestros hermanos en Cristo, a nuestros familiares y a nuestros amigos sin importar lo que ellos hagan o dejen de hacer.  Todo por la gracia que Dios derrama sobre nosotros.  Él inicia todo y no tus buenas intenciones.  Él se encarga de transformar tu corazón de piedra por uno de carne y no un conjunto de retiros espirituales y de buenas vibras.  Él se encarga de renovar tu mente y tus pensamientos y no las “leyes de la atracción”.  Sin la gracia, los discípulos habrían sido despedidos al primer día de estar con Jesús.  ¡Cuántos errores cometían!  Así los seguimos cometiendo el día de hoy.  Por lo tanto, aprende lo que significa la gracia y cómo actúa en tu vida.  Aprende a llevarla dentro de tu rutina diaria y permite que la gente pueda verla a través de tus acciones.  Recuerda, el mejor testimonio es el de hechos y no de palabras.
El autor de hebreos concluye enviando saludos y cerciorándose que la base de su relación con Dios esté bien fundamentada a través de la gracia.  Hay un libro extraordinario de Philip Yancey llamado “Gracia Divina vs Condena Humana!  En él encontramos un desarrollo interesantísimo sobre lo que la gracia hace.  Tristemente nos cuesta trabajo entender lo que significa Gracia porque no la vemos por ningún lado.  Ni siquiera en las iglesias se practica constantemente.  “Que la gracia sea con ustedes” no es una frase linda para terminar la carta de hebreos sino un pilar para la vida diaria.  Te animo a que leas el libro y trates de meditar en lo que realmente significa gracia y cómo Dios la derrama todos los días sobre ti.  Por el contrario, también piensa en cuánto juzgas a los demás aplastando al mismo tiempo la oportunidad de extender la gracia que has recibido.

Oración

Señor: nunca dejo de sorprenderme al estudiar tu palabra.  Gracias por mostrarme que mis juicios interfieren para que tu gracia llegue a más personas.  Gracias por enseñarme que tu gracia es la que me da el alimento necesario para poder amar y servir a mi prójimo.  Gracias porque tu gracia abunda para los que te amamos y nos la das sin restricción.  Te pido pueda convertirme en un instrumento que todos los días promueva y actúe conforme a tu voluntad llevando como premisa tu gracia en mi vida.  Te pido perdones mis pecados en el nombre de Jesús.  Amén.

viernes, 6 de febrero de 2015

Gálatas 2 11 13

Gálatas 2:11-13


Pues bien, cuando Pedro fue a Antioquía, le eché en cara su comportamiento condenable.  Antes que llegaran algunos de parte de Jacobo, Pedro solía comer con los gentiles.  Pero cuando aquellos llegaron, comenzó a retraerse y a separarse de los gentiles por temor a los partidarios de la circuncisión.  Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.



Dicen por ahí “mal de muchos, consuelo de tontos”.  ¡Qué cierta es esta frase!  ¡Cuántas veces queremos justificar nuestra conducta comparándola con alguien más!  El problema no está en escoger al mejor o peor ejemplo sino en pensar que cualquier persona puede siquiera ser ejemplo comparado con Cristo.  Pero así somos.  Está dentro de nuestra naturaleza y dentro de nuestras costumbres.  El mismo Pedro sucumbió ante su tradición y la presión social.  ¡Pedro!  A quien Jesús le dijo que sería el encargado de apacentar a sus ovejas.  Esta responsabilidad no se la dijo a nadie más.  Pedro es uno de los ejemplos más extraordinarios que tenemos en la biblia, sin embargo, debes entender que no es un súper héroe ni sobrenatural.  Pedro era una persona común y corriente.  Era como tú y como yo.  Sin embargo, logró realizar cosas extraordinarias y sobrenaturales por entregar su vida al Señor.  Sanó ciegos, cojos, mudos y todo tipo de enfermedades.  Lo más impresionante de su vida es que dentro de su biografía, puede incluir el caminar sobre el agua.  ¡Caminó sobre el agua!  Tristemente después de quitar la mirada de Jesús, sabemos cómo terminó ese momento.  Pero debemos entender que logró cosas extraordinarias gracias a su entrega, obediencia y fe en el Señor.
Esta gran persona.  Este fabuloso ejemplo a seguir también tuvo sus caídas y hoy tenemos que aprender de ellas.  La presión cultural y social pudieron más que su madurez espiritual.  Decidió llevar una doble vida.  Pensó que podía tener dos comportamientos distintos y seguir sirviendo al Señor.  ¿Ya te identificaste?  ¿Cuántas veces has pensado en que puedes tener una “doble” vida?  Tal vez ni siquiera te has dado cuenta que llevas una doble vida.  ¡Se honesto!  No dejes que tu orgullo te cierre los ojos y no te deje ver más allá.  Medita en tu comportamiento de cada día que pasa.  No separes un mal día de uno “bueno” incluye todos.  Ahora utiliza a Cristo como parámetro.  ¿Qué tal saliste en la comparación?  No te preocupes, yo salí igual de mal que tú.  De hecho, el mismo Pedro saldría también reprobado y es precisamente lo que Jesús quiere que entiendas.  ¡Recibimos la salvación por gracia!  ¡Por misericordia!  No porque la merecemos.  No por lo que hayamos hecho o dejado de hacer sino por el amor tan grande que Dios tiene contigo y conmigo.  ¡Qué bendición!  Por esta razón no debes sentir que lo que escribo hoy es para señalarte que estás haciendo mal las cosas y darte de “bibliazos” para que cambies.  ¡Por supuesto que no!  Lo que quiero que entiendas es que no hay nada que puedas hacer para que el Señor te ame más o que te ame menos.  ¡Ya no puede amarte más!  Ese sentimiento de acusación que tienes, esa tristeza y remordimiento que tienes son causados por Satanás.  Por eso se le llama el Acusador.  Piénsalo, Cristo YA te perdonó.  Cristo le dijo a la prostituta que se fuera y que no pecara más.  Pedro no fue destituido de su puesto ni dejó de ser apóstol por haber hecho lo que hizo.  Se arrepintió, pidió perdón y siguió adelante en su camino con el Señor.  ¡No te dejes engañar por el maestro del engaño!  Dios está ahí contigo.  Nunca se ha alejado.  Lo que quiere es que regreses.  Lo que quiere es que abras tu corazón y le entregues todas tus cargas.  Lo que quiere es que sepas que te sigue amando igual que antes.  Pedro se equivocó.  Tú y yo nos equivocamos.  Esto no es el fin del mundo.  Ahora, nuestros errores tienen consecuencias y a veces son muy graves como lo vemos con lo que hizo Pedro.  No solo cometió una falta sino que arrastró a varias personas dentro de su error.  Debes ser cuidadoso y procurar ser una ayuda a los hermanos y no una piedra de tropiezo.  Pide perdón y vuelve la mirada a tu Señor.  Él está ahí esperando.

Oración
Padre: perdóname.  He llevado una doble vida.  He dejado que la cultura, mis costumbres y la presión social me hagan tomar decisiones que van en contra de tu voluntad.  Hoy traigo a tus pies todo aquello que me hace desobedecerte.  Te pido que me transformes.  Te pido que entienda que me amas y que no me has abandonado en ningún instante.  Quiero volver a casa mi Señor.  Quiero reconciliarme contigo y entregarte mi ser en su totalidad.  Quiero caminar sobre el agua e ir por donde Tú decidas que deba ir.  Te lo pido en el nombre de Cristo mi Señor.  Amén

miércoles, 4 de febrero de 2015

Gálatas 4:24-27

Gálatas 4:24-27


Ese relato puede interpretarse en sentido figurado: estas mujeres representan dos pactos.  Uno, que es Agar, procede del monte Sinaí y tiene hijos que nacen para ser esclavos.  Agar representa al monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la actual ciudad de Jerusalén, porque junto con sus hijos vive en esclavitud.  Pero la Jerusalén celestial es libre, y ésa es nuestra madre.  Porque está escrito: alégrate, mujer estéril, tú que no has dado a luz; prorrumpe en gritos de alegría, tú que no has sufrido dolores de parto; pues la abandonada tiene muchos hijos, más que la casada.



Conforme voy conociendo más de Cristo a través de leer y estudiar su palabra, me doy cuenta que el mundo va en dirección totalmente opuesta a sus principios.  Puede parecerte obvio o sencillo, pero para mí, resulta impresionante.  Pasajes como el de hoy, me recuerdan que no hay comunión entre lo espiritual y lo carnal.  No puede haber oscuridad junto con luz.  Una excluye a la otra.  Por eso, el pasaje dice que una mujer representa la esclavitud mientras que la otra nuestra libertad en Cristo.  O se está en esclavitud o se está en Cristo.  ¡No se pueden las dos al mismo tiempo!  Esto quiere decir, que si ya conoces y has aceptado a Dios en tu vida, no tienes pretexto para seguir andando en esclavitud al pecado.  ¡Ahora eres libre!  Él te ha librado y quitado las cadenas que no te dejaban caminar.  Antes, nada podías hacer para cambiar tu comportamiento pues eras esclavo.  Hoy es distinto.  Hoy, el Señor te ha liberado.  Él ha traído luz a tu vida mientras que antes había oscuridad.  Ahora tienes entendimiento.  Ahora puedes discernir.  ¿O acaso quieres seguir poniendo pretextos para no cambiar ni dejarte ser transformado?  La verdad es que ya no hay más excusas.  El pasaje de hoy es muy claro.  Tenemos dos opciones: vivir en esclavitud o vivir en libertad.  La primera viene desde la caída del hombre con Adán.  La segunda llega cuando reconocemos a Cristo y confesamos su nombre.  ¿De qué lado estás?  No puedes tener un poco de cada uno así como no puede haber un poco de luz en la oscuridad ni un poco de libertad en la esclavitud.  ¿Lo puedes ver?  ¿Te das cuenta de lo que Dios quiere decirte el día de hoy?  ¡Quiere que tu vida tenga congruencia!  ¡Quiere que vivas con sentido!  ¡Quiere que tu vida sea testimonio de Aquél que amas y te amó primero!  ¡Quiere renovarte, bendecirte y guiarte!  El problema es que debes entender que para ello, debes dejar atrás todo lo que vienes arrastrando.  Debes cortar con todo aquello que estorba en tu comunión con Jesús.  ¡Debes dar ese paso de fe!
¿Crees en Dios pero vives amargado?  ¿Te dices creyente pero tienes celos, rencores y odios?  ¿Vives con tristeza y soledad?  ¿Tienes deseos de no seguir más?  ¿Dices una cosa pero haces otra?  Has una pausa y medita en esto: ¿de qué lado quieres estar?  Dios te ofrece libertad a cambio de entregarle el trono de tu vida.  Si sigues arrastrando problemas como los ejemplos anteriores, debes ser honesto contigo mismo y reconocer que no has dejado que el Señor tome las riendas por completo.  Has limitado lo que quiere hacer en ti y por consecuencia sigues como antes.  ¡Basta!  ¡Decídete!  Está en ti y en nadie más.  No te escondas ni pongas pretextos.  Tú sabes lo que hay en tu corazón y Dios también lo sabe.  ¿No quieres cambiar?  ¿No quieres vivir distinto?  ¿No quieres dejar atrás todo aquello que te causa tanto daño?  Es momento de decidir entre la luz y la oscuridad.  Es momento de definir si quieres vivir en libertad con Cristo o en esclavitud con tu pecado.

Oración
Padre Santo: te pido perdón por mis pecados.  Te pido me liberes de esa esclavitud que me tiene aplastado y sin dejarme mover.  Quiero vivir en tu libertad.  Quiero vivir conforme a tu voluntad.  Ayúdame a dejar atrás todo lo que va en contra de tus principios.  Dale sentido y congruencia a mi vida Señor.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén

martes, 3 de febrero de 2015

Gálatas 6:14-16

Gálatas 6:14-16


En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.  Para nada cuenta estar o no estar circuncidados; lo que importa es ser parte de una nueva creación.  Paz y misericordia desciendan sobre todos los que siguen esta norma, y sobre el Israel de Dios.



Hace poco más de 8 meses se cruzó frente a nosotros un perro mientras veníamos manejando.  Estaba cojeando y nos paramos para ver su collar y llamar al dueño.  Como no tenía información, después de muchas pláticas con mi esposa, decidimos adoptarlo.  Se llama Tomás.  Ha sido una bendición tenerlo.  A pesar de que ha tenido muchos problemas de salud y como saben también tenemos un problema legal, el gozo y satisfacción que causa el animal es increíble.  Pero lo que más me sorprende es su fidelidad y la poca importancia que le da al lugar en el que esté o la ropa que yo traiga.  Así esté vestido en pijama, traje o en pants para sacarlo a pasear, él se emociona de verme y puedes ver que está contento.  No sabe si he tenido un buen o mal día.  No está preocupado por la demanda.  No está preocupado por la renta ni por qué comerá.  Él está preocupado por no separarse de mí.  Sabe que lo cuido.  Sabe que lo alimento.  Sabe que le doy un techo.  Sabe que es parte de la familia.  Pero antes no era así.  Vivía en la calle.  No tenía protección.  La gente lo maltrataba.  No había comida y si la había, tenía que pelear por ella.  Todavía muestra algunos reflejos de cómo vivió.  No puedo imaginar todo lo que atravesó ese pobre perro en la calle.  Pero el Señor decidió que se cruzara en nuestro camino y ahora forma parte de nosotros.
¿Por qué digo esto?  Porque nosotros debemos aprender a ser una nueva creación tal y como Tomás lo hace día a día.  Si bien, al no tener a Cristo debemos estar preocupados por absolutamente todo, una vez que venimos a Él, no podemos seguir igual.  Ahora Él se encarga de darnos sustento, abrigo y techo.  Ahora nosotros debemos levantarnos y buscar todo el tiempo estar en comunión con Él.  De cierta manera, Pablo es como Tomás cuando dice que no se jacta de la circuncisión ni de alguna otra cosa más que la cruz de Cristo.  A mi perro no le importa absolutamente nada más que estar con nosotros.  Nada.  Pero a nosotros nos encanta dificultar nuestra comunión con el Señor.  Ponemos trabas.  Dudamos.  Desconfiamos.  Pensamos que debemos arrastrar algunas de nuestras “experiencias” y “aprendizajes” de la vida.  ¡Así no funciona la vida en Cristo!  ¿Por qué crees que me sorprende cómo mi Tomás no le importa nada sobre dónde vivimos ni cómo vestimos?  Porque traído a la vida espiritual me recuerda que no debo andarme con tantos líos.  Debo aprender a entregarme al Señor y confiar plenamente en Él.  Así te animo a que hagas también.  No sé si hoy tengas un día difícil o lleves varios de esta manera.  Lo que sí te puedo decir es que la palabra de Dios nos dice que la paz y la misericordia descienden sobre aquellos que abrazamos el sacrificio de Jesús, sobre aquellos que buscamos su camino y queremos servirle, sobre aquellos que entendemos que somos una nueva creación y ahora vivimos diferente.  ¡Esto es lo que Pablo nos está diciendo hoy!  ¡Dejen de estar discutiendo sobre la circuncisión!  Dejen de perder su mirada en el Señor.  Así, hoy te digo: deja de estar perdiendo el tiempo en tantas cosas que te distraen y realmente entiende que, si eres una nueva creación en Cristo, tu vida no puede seguir igual.  Confía.  Preocúpate por estar en comunión constante con Él y deja todo lo demás.

Oración
Padre: sé que me amas y que además de estar en los cielos y gobernar todo lo que vemos y no vemos estás aquí para permitirme tener comunión contigo.  ¡Gracias!  Sé que no lo merezco y que es una muestra de que cumples tus promesas pues me llenas de amor, paz y gracia.  Te pido perdón por dejarme distraer por tantas cosas.  Te pido perdón porque sigo arrastrando mi vida anterior a Ti.  Ayúdame a deshacerme de todo ese “peso” y a vivir “ligero” buscándote en todo momento.  Ayúdame a que mi preocupación sea el levantarme y dormirme en comunión contigo.  Ayúdame a jactarme de nada más que de la salvación y amor que me has dado.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén 

domingo, 1 de febrero de 2015

1 Pedro 4:12-14

1 Pedro 4:12-14


Queridos hermanos, no se extrañen del fuego de la prueba que están soportando, como si fuera algo insólito.  Al contrario, alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también sea inmensa su alegría cuando se revele la gloria de Cristo.  Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre ustedes.




Siempre he dicho que todo lo que hacemos tiene consecuencias.  Pero hay ocasiones en las que sin hacer nada, nos llegan sorpresas que simplemente no esperábamos.  Esta es la situación que estaban atravesando los cristianos en la época de Pedro.  Estaban siendo perseguidos no por haber asesinado, robado o cometido algún otro delito.  Ellos estaban haciendo lo correcto.  Estaban entregando su vida a Dios y dejando que Él los transformara.  De hecho, estaban convirtiéndose en mejores personas de lo que eran antes.  ¿Lo irónico?  Ahora, siendo mejores que antes, estaban siendo perseguidos.  ¡Que no les extrañe!  Les dice Pedro.  ¡Al contrario!  Siéntanse felices y gozosos por los sufrimientos por causa de Cristo.  Definitivamente una gran enseñanza para nosotros hoy en día.  Si bien, la mayoría de nosotros podemos externar nuestra fe y convicción sin temor a represiones, encarcelamientos o lapidaciones, tenemos una lucha distinta que de igual manera nos frena y nos hace dar unos pasos atrás cuando no estamos bien cimentados en el Señor.  ¿Cuál es esa lucha?  Luchamos contra nuestro orgullo.  Contra el qué dirán.  Luchamos para no dejar de “encajar” en la sociedad mientras que Dios nos dice que no pertenecemos a este mundo.  Luchamos para no recibir señalamientos ni críticas mientras que Cristo sufrió todo lo que alguien pudo haber sufrido por nosotros.  El diablo existe.  Satanás está buscando alejarte de Dios.  No está en los lugares donde hay perdición como mucha gente piensa.  ¡Al contrario!  El está en las iglesias y en los lugares donde se predica a Cristo.  Él está buscando cómo hacerte tropezar.  Está buscando a que caigas para acusarte y tratar de aplastarte.  Está tratando de confundir tu mente y tu corazón.  ¡Por eso le llaman el engañador!  Queridos hermanos, nos dice Pedro, no se sorprendan de lo que pueda venir a sus vidas o de lo que ya están soportando.  Manténganse firmes y gozosos de sufrir por seguir a Cristo.  ¡Qué mejor que sufrir las consecuencias de entregarte al Señor!  Piensa en esto: ya hemos sufrido las consecuencias de no obedecerle y los resultados simplemente no son alentadores ni los queremos repetir.  Por el contrario, cuando se trata de sufrir por Dios es distinto.  De alguna manera que no comprendo, Dios nos llena de paz y gozo.  Aunque las cosas estén de cabeza y pareciera que sería mejor que fueran distintas, en tu corazón hay paz y tranquilidad.  Si has entregado tu vida al Señor, debes saber perfectamente de lo que estoy hablando.  Pues eso es lo que Pedro quiere que aprendamos y recordemos siempre.  Que sin importar lo que venga, sin importar lo que atravesemos, estemos buscando constantemente gozarnos en el Señor.  Aprendamos a sufrir por Cristo y a disfrutar ese sufrimiento porque no hay mejor lugar, mejor decisión ni mejor acción, que el servir al Señor.

Oración
Padre: gracias.  Gracias por traer paz y gozo a mi vida sin importar que las cosas estén de cabeza.  Gracias por recordarme que sufrir por causa de tu nombre no solo es un honor sino causa de gozo y satisfacción.  Padre, que la gloria sea para Ti siempre y que mi vida sirva para llevar tu amor a los demás.  Perdona mis pecados.  Perdona mis quejas.  Te pido me fortalezcas y renueves para caminar por donde Tú dirijas.  En el nombre de Jesucristo.  Amén.