jueves, 26 de diciembre de 2024

Ungir tus pies

 


Ungir tus pies

“Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.” Juan 12:1-3

Conforme crece nuestra relación personal con Dios y nuestro conocimiento de Él, se nos va revelando cada día más todo el amor con que el Señor nos ha amado, nos ama y nos seguirá amando (Jeremías 31:3). Es un caminar de su mano donde vamos siendo edificados, fortalecidos, perfeccionados, afirmados y establecidos en todo momento y en cada área de nuestra vida (1 Pedro 5:10).

Y es justamente esa plenitud que vamos experimentando en nosotros al poder ver y estar permanentemente con nuestro Dios, lo que hace que cada día ya no queramos vivir para nosotros mismos, sino para aquel que murió y resucitó por nosotros (2 Corintios 5:14-15). Es su amor inagotable, incondicional, eterno y perfecto, lo que nos lleva y nos impulsa a tener vidas que sean como un perfume a los pies de nuestro Señor, vidas que unjan los pies de nuestro Dios.

Fue precisamente el amor, la grandeza y la misericordia de Jesús con Lázaro y sus hermanas, lo que llevó a una de ellas a derramar sobre sus pies el más auténtico y costoso de los perfumes; esta mujer dio al Señor lo que de su corazón brotó en aras de ofrecerle a Dios su más sincera y preciosa adoración, pues aun con sus cabellos los enjugó.

Hermanos, que en nuestro exterior de manera cada vez más clara y amplia, se refleje la obra y transformación que el Señor está haciendo en nuestro interior con su perfecto amor, pues es necesario que así como María, nuestras vidas también sean ejemplo y motivación a los que están a nuestro alrededor, de lo que una verdadera y personal relación con Dios puede llegar a hacer en un corazón.    Oración.

«Bendito Dios, en este día quiero adorarte y darte gracias por tu amor y fidelidad a lo largo de mi vida; gracias por permanecer en mí y por ayudarme a permanecer en ti. Anhelo que cada día más se vea reflejado en cada área de mi vida, todo el amor y la bondad que de ti he recibido, pues has impactado tanto mi corazón que quiero ser motivación para que otros también quieran conocer y experimentar tu amor, Señor, amén.

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