lunes, 2 de diciembre de 2024

Tu presencia va conmigo

 Tu presencia va conmigo

“Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” Éxodo 33:12-14
La permanente presencia del Señor Jesús en cada creyente, fue una promesa que Él mismo anunció antes de su muerte y después de su resurrección; en Juan 14:16-17 hablando el Señor del Espíritu Santo, dice que rogaría al Padre para que nos diera el Consolador, el Espíritu de verdad para que estuviera en nosotros para siempre; luego, en Mateo 28:18-20 antes de su ascensión y una vez manifestado su mandato de ir y hacer discípulos a todas las naciones, Él veraz y amorosamente nos recuerda “yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.”
De la misma manera podemos ver también en la conversación de Dios con Moisés, pues el Señor luego de indicarle su mandamiento en ese momento, y ante la inquietud de su siervo por saber quién lo acompañaría, le revela que sería Su presencia la que con él iría. Sin embargo, hay algo más que Moisés en medio de esta le pide a Dios, confiadamente le dice “te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos;”
Hermanos, en este caminar de servicio al Señor, nuestra mayor confianza y seguridad ha de ser el saber que Él está con nosotros y en nosotros, todos los días y a donde vayamos, pero también, el anhelo más importante de nuestro corazón ha de ser el de conocerlo cada día más y descubrir con cuan grande gracia y amor el Señor nos ve y nos trata. Por esto, debemos pedir con fe, al igual que Moisés, que por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, como dice su Palabra en Salmos 32:8, sea Dios haciéndonos entender y enseñándonos su camino, pues realmente necesitamos cada día conocerlo más y experimentar que es la presencia de su Espíritu Santo la que permanece y va con cada uno de nosotros para enseñarnos, guiarnos y ayudarnos. Oración.
«Padre bueno, cuán grande e inigualable eres; me has hecho por la gracia del Señor Jesucristo, tu hijo y también su discípulo. Anhelo que de la misma manera que Jesús estuvo presente con sus discípulos, pueda yo experimentar tu presencia en todo momento por medio de tu Espíritu, pues quiero aprender más de ti, conocerte y que me hagas apto para cumplir con tus mandatos, amén.

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