Mi presencia irá contigo, y te daré descanso
“Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este
pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo… Y él dijo: Mi
presencia irá contigo, y te daré descanso.” Éxodo 33:12a, 14
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar.” Mateo 11:28
Hay cargas o trabajos que son más pesados y generan más
cansancio que los mismos trabajos o cargas físicas y son, los pesos del alma,
la culpa, la inseguridad, la insatisfacción, el orgullo, la arrogancia, la
vanidad, la angustia, el temor, la preocupación, el afán y la ansiedad son tan
solo algunos de ellos. Y muy seguramente por alguna circunstancia en nuestra
vida hemos cargado con uno o varios de estos, por lo cual conocemos y somos
testigos de que no hay playa, piscina, finca, viaje, dinero y en general,
persona, lugar o cosa material que nos pueda dar un verdadero y duradero
descanso ante esto.
Y son justamente esas cargas o esos pesos a los que el Señor
Jesús se está refiriendo cuando en su Palabra nos llama a ir a Él si estamos
trabajados y cargados, porque dice, solo Él nos puede dar ese descanso. El
Señor Jesús, el gran pastor de las ovejas, es quien manifiesta que en lugares
de delicados pastos nos hará descansar, junto a aguas de reposo nos pastoreara,
confortará nuestra alma y nos guiará por sendas de justicia por amor de su
nombre (Salmos 23:2-3).
Y, al igual que Moisés en el Éxodo, todo lo que necesitamos
para esto, es permanecer en la presencia de nuestro Señor y Salvador, pues
estar ahí con Él y aprendiendo de Él, hará que nuestras almas encuentren
verdadero descanso; su carácter manso y humilde perdonará nuestros pecados,
sanará nuestro corazón, nos dará su paz y seguridad, con su Palabra nos
enseñará la verdad y nos encaminará rectamente, y con su Espíritu como nuestro
yugo nos transformará en hombres y mujeres que sigan sus pasos, que amen como
Él nos ha amado, que hagan la voluntad de su Padre y que toda su esencia,
plenitud y satisfacción la encuentren en la presencia y el conocimiento de
Dios. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga.” Mateo 11:29-30. Oración.
«Padre bueno, te alabo y te bendigo porque eres bueno y para
siempre es tu misericordia. Gracias por amarme aun cuando era tu enemigo,
gracias por tu Hijo Jesús quien vino a rescatarme y a restaurar mi relación
contigo; sé que ahora eres mi Padre y que me has dado al mejor Pastor, al Señor
Jesucristo, gracias Señor por acogerme en tus brazos y ahí en tu presencia,
darme descanso; gracias Padre, Hijo y Espíritu Santo, amén.