Constantes en la oración. (Romanos 12:12)
Para los cristianos consagrados, la oración será tan constante en su vida espiritual como el respirar lo es en su vida física. Eso fue así con los primeros creyentes y cómo adoraron, antes y después de la llegada del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1:14; 2:42). Al principio la iglesia designó diáconos para que los apóstoles pudieran dedicarse persistentemente a “la oración y [al] ministerio de la palabra” (Hch. 6:4).
Dios quiere que usted ore “con el espíritu, pero… también con el entendimiento” (1 Co. 14:15) y “sin cesar” (1 Ts. 5:17). Por eso Pablo exhortó a Timoteo a que hiciera que “los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas” (1 Ti. 2:8). El espíritu de compartir
Compartiendo para las necesidades de los santos.
Romanos 12:13
La sociedad dice que cada uno de nosotros tiene determinadas posesiones, pero Dios dice que no tenemos nada. Somos sencillamente administradores de aquello con lo que Dios nos ha bendecido. Y parte de esa responsabilidad administrativa es a veces compartir los recursos personales con los hermanos necesitados.
El espíritu de compartir se vio de inmediato en la iglesia primitiva cuando los creyentes después de Pentecostés "perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones... [y] todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas" (Hch. 2:42, 44; vea también 1 Ti. 6:17-18). Pídale al Señor que lo ayude a demostrar ese mismo espíritu de compartir.
Para los cristianos consagrados, la oración será tan constante en su vida espiritual como el respirar lo es en su vida física. Eso fue así con los primeros creyentes y cómo adoraron, antes y después de la llegada del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hechos 1:14; 2:42). Al principio la iglesia designó diáconos para que los apóstoles pudieran dedicarse persistentemente a “la oración y [al] ministerio de la palabra” (Hch. 6:4).
Dios quiere que usted ore “con el espíritu, pero… también con el entendimiento” (1 Co. 14:15) y “sin cesar” (1 Ts. 5:17). Por eso Pablo exhortó a Timoteo a que hiciera que “los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas” (1 Ti. 2:8). El espíritu de compartir
Compartiendo para las necesidades de los santos.
Romanos 12:13
La sociedad dice que cada uno de nosotros tiene determinadas posesiones, pero Dios dice que no tenemos nada. Somos sencillamente administradores de aquello con lo que Dios nos ha bendecido. Y parte de esa responsabilidad administrativa es a veces compartir los recursos personales con los hermanos necesitados.
El espíritu de compartir se vio de inmediato en la iglesia primitiva cuando los creyentes después de Pentecostés "perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones... [y] todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas" (Hch. 2:42, 44; vea también 1 Ti. 6:17-18). Pídale al Señor que lo ayude a demostrar ese mismo espíritu de compartir.
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