Un cambio de naturaleza
Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
2 Corintios 5:17
Cuando usted recibe a Jesucristo, nace de nuevo y entra en el
reino de Dios. Usted se convierte en una persona totalmente distinta. El cambio
que ocurre cuando usted es salvo es más espectacular que el cambio que ocurrirá
cuando usted muera porque entonces ya usted tiene una nueva naturaleza y es
ciudadano del reino de Dios. La muerte simplemente lo lleva a la presencia de
Dios.
En sus epístolas, el apóstol Pablo dice que, cuando Dios nos
transformó, nos dio una nueva voluntad, una nueva mente, un nuevo corazón, un
nuevo poder, un nuevo conocimiento, una nueva sabiduría, una nueva vida, una
nueva herencia, una nueva relación, una nueva justicia, un nuevo amor, un nuevo
deseo y una nueva ciudadanía. Él llamó a eso "vida nueva" (Ro. 6:4).
Algunos enseñan que, cuando una persona se hace cristiana, Dios le da algo
nuevo además de su vieja naturaleza pecaminosa. Pero según la Palabra de Dios,
no recibimos algo nuevo. ¡Nosotros mismos nos volvemos nuevos! La nueva
naturaleza
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1 Pedro 1:23
Cuando nos hacemos cristianos no se nos remodela ni se nos
añade nada; somos transformados. Los cristianos no tenemos dos naturalezas
diferentes; tenemos una nueva naturaleza, la nueva naturaleza en Cristo. La
vieja muere y la nueva vive; no coexisten. Jesucristo es justo, santo y
santificado, y tenemos ese principio divino en nosotros; lo que Pedro llamó la
simiente "incorruptible" (1 P. 1:23). Así que nuestra nueva
naturaleza es justa, santa y santificada porque Cristo vive en nosotros (Col. 1:27).
Efesios 4:24 nos dice que nos vistamos "del nuevo
hombre", una nueva conducta que es apropiada a nuestra nueva naturaleza.
Pero para hacer eso tenemos que eliminar las normas y las prácticas de nuestra
vieja vida. Por eso Pablo nos dice que hagamos morir "lo terrenal en
[nosotros]: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y
avaricia" (Col. 3:5). A la vieja naturaleza la podemos vencer si nos
dejamos guiar por El Espíritu Santo y no por la carne. y es una lucha de cada día
que está ganada cuando meditamos en las Escrituras y tenemos comunión con
nuestro Padre que está en los cielos Él lo anhela celosa mente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario