¿Cómo Enfrentar Tus Temores A La Gente?
NO TEMAS DELANTE DE ELLOS (Jeremías 1:8)
¿Eres de los que, por tu inseguridad, evitas ciertas actividades y ocasiones sociales? Si ese es el caso, a lo mejor sufres de “fobia social”, el temor a sentirte torpe, violento o juzgado de forma negativa. A algunos hasta sufren ataques de pánico que les dejan como paralizados y sin poder llevar una vida normal. Y sin embargo, si evitamos tales situaciones en lugar de enfrentarlas, estaremos dejando que nuestros temores nos controlen. La magnitud de nuestros temores está relacionada con los mensajes que nos decimos a nosotros mismos cuando los confrontamos. Y esos mensajes responden mayormente a una función de nuestro tipo de personalidad. Aquí veremos unos rasgos de los tipos de personalidad más comunes y las formas en cómo podemos manejarlos.
El Aprensivo
Este tipo de persona espera que ocurra lo peor, se inventa imágenes exageradas de posibles tragedias y siempre está al acecho para captar la mínima señal de que algo no va bien. Su expresión preferida es: ¿Y qué pasa si? Aprende a sustituir esas expresiones aprensivas por “Bueno, pase lo que pase, con la gracia de Dios lo enfrentaré. Puedo sentirme angustiado pero aun así hacerlo. No me gusta, pero puedo aguantarlo hasta que pase. Me acostumbraré a ello con práctica y con la ayuda de Dios”. Cuando Jeremías se sintió lleno de temor y quiso huir de la misión de hablar en público, Dios le dijo: “A todo lo que te envíe irás, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte” (Jeremías 1:7-8). En lugar de huir de ello, decide enfrentarlo en fe; ¡y ya verás cómo Dios te ayuda a superarlo!
NO TEMAS DELANTE DE ELLOS ? (Jeremías 1:8).
Otro rasgo de personalidad que contribuye a nuestro temor a la gente es lo que podemos llamar:
¿Cómo Enfrentar Tus Temores A La Gente?¿Cómo Enfrentar Tus Temores A La Gente? (Imagen) Compártela en tu red social favorita.
El Crítico
Es esa parte de ti que siempre está juzgando tu comportamiento, comparándolo desfavorablemente con el de los demás, apuntando a tus carencias y recordándote que eres un fracasado. Las expresiones favoritas de este tipo de personas son: ?Eres tonto, ¿por qué no haces nunca bien las cosas? Mira lo capaces que son fulano y citrano. ¿Por qué no puedes ser más como ellos? Mientras “que el aprensivo” sufre de ansiedad, “el crítico” sufre de baja autoestima. ¿Cuál es la solución? Aprende a sustituir las expresiones de autocrítica por: “Ellos son lo que Dios les hizo que fueran; y yo soy como Dios me hizo; me acepto a mí mismo como una creación exclusiva. Puedo cometer errores, pero no soy un error. Con la ayuda de Dios, me estoy esforzando por ser esa persona que Dios hizo, digna de ser amada y llena de capacidades”.
La Víctima
Es otro rasgo de personalidad que resalta nuestros temores. Es esa parte de nosotros que se siente impotente y sin esperanza, que cree que somos incapaces e indignos, que ve obstáculos insalvables en nuestro camino y se lamenta del estado de las cosas. Entre sus expresiones preferidas se encuentran dichos como: No puedo no vale la pena. Nunca seré capaz de hacer eso. ¿Para qué intentarlo siquiera?. Sustituye ese modo de hablar de víctima por: “No tengo que ser perfecto ahora. Soy una nueva criatura en Cristo y estoy creciendo un poco más cada día. Decido ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Puesto que Dios dice que puedo, escojo creer que puedo. Y claro que podré, en su tiempo y a su manera”. Enfrenta tus temores. Haz lo que has estado temiendo hacer. La promesa de Dios es: “Yo estoy contigo” (Jeremías 1:19). Eso es todo lo que necesitaba Jeremías, y eso es todo lo que tú necesitas también.
NO TEMAS DELANTE DE ELLOS (Jeremías 1:8)
¿Eres de los que, por tu inseguridad, evitas ciertas actividades y ocasiones sociales? Si ese es el caso, a lo mejor sufres de “fobia social”, el temor a sentirte torpe, violento o juzgado de forma negativa. A algunos hasta sufren ataques de pánico que les dejan como paralizados y sin poder llevar una vida normal. Y sin embargo, si evitamos tales situaciones en lugar de enfrentarlas, estaremos dejando que nuestros temores nos controlen. La magnitud de nuestros temores está relacionada con los mensajes que nos decimos a nosotros mismos cuando los confrontamos. Y esos mensajes responden mayormente a una función de nuestro tipo de personalidad. Aquí veremos unos rasgos de los tipos de personalidad más comunes y las formas en cómo podemos manejarlos.
El Aprensivo
Este tipo de persona espera que ocurra lo peor, se inventa imágenes exageradas de posibles tragedias y siempre está al acecho para captar la mínima señal de que algo no va bien. Su expresión preferida es: ¿Y qué pasa si? Aprende a sustituir esas expresiones aprensivas por “Bueno, pase lo que pase, con la gracia de Dios lo enfrentaré. Puedo sentirme angustiado pero aun así hacerlo. No me gusta, pero puedo aguantarlo hasta que pase. Me acostumbraré a ello con práctica y con la ayuda de Dios”. Cuando Jeremías se sintió lleno de temor y quiso huir de la misión de hablar en público, Dios le dijo: “A todo lo que te envíe irás, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte” (Jeremías 1:7-8). En lugar de huir de ello, decide enfrentarlo en fe; ¡y ya verás cómo Dios te ayuda a superarlo!
NO TEMAS DELANTE DE ELLOS ? (Jeremías 1:8).
Otro rasgo de personalidad que contribuye a nuestro temor a la gente es lo que podemos llamar:
¿Cómo Enfrentar Tus Temores A La Gente?¿Cómo Enfrentar Tus Temores A La Gente? (Imagen) Compártela en tu red social favorita.
El Crítico
Es esa parte de ti que siempre está juzgando tu comportamiento, comparándolo desfavorablemente con el de los demás, apuntando a tus carencias y recordándote que eres un fracasado. Las expresiones favoritas de este tipo de personas son: ?Eres tonto, ¿por qué no haces nunca bien las cosas? Mira lo capaces que son fulano y citrano. ¿Por qué no puedes ser más como ellos? Mientras “que el aprensivo” sufre de ansiedad, “el crítico” sufre de baja autoestima. ¿Cuál es la solución? Aprende a sustituir las expresiones de autocrítica por: “Ellos son lo que Dios les hizo que fueran; y yo soy como Dios me hizo; me acepto a mí mismo como una creación exclusiva. Puedo cometer errores, pero no soy un error. Con la ayuda de Dios, me estoy esforzando por ser esa persona que Dios hizo, digna de ser amada y llena de capacidades”.
La Víctima
Es otro rasgo de personalidad que resalta nuestros temores. Es esa parte de nosotros que se siente impotente y sin esperanza, que cree que somos incapaces e indignos, que ve obstáculos insalvables en nuestro camino y se lamenta del estado de las cosas. Entre sus expresiones preferidas se encuentran dichos como: No puedo no vale la pena. Nunca seré capaz de hacer eso. ¿Para qué intentarlo siquiera?. Sustituye ese modo de hablar de víctima por: “No tengo que ser perfecto ahora. Soy una nueva criatura en Cristo y estoy creciendo un poco más cada día. Decido ver el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Puesto que Dios dice que puedo, escojo creer que puedo. Y claro que podré, en su tiempo y a su manera”. Enfrenta tus temores. Haz lo que has estado temiendo hacer. La promesa de Dios es: “Yo estoy contigo” (Jeremías 1:19). Eso es todo lo que necesitaba Jeremías, y eso es todo lo que tú necesitas también.
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