El «reino» se refiere al gobierno soberano de Dios en el universo. El es el Rey de los cielos. (véase Gn 1.1) Pero aquí se refiere, más específicamente, a la entrada del tan esperado Ungido. El Mesías profetizado, el prometido Hijo de David quien sería no solamente el Salvador, el Libertador y el Rey de Israel, sino de toda la humanidad. A «los gentiles» (o todas las naciones) se les prometió que serían recipientes de esta esperanza (Is 9.6, 7; 11.10; 40.5). Al declarar que el reino «se ha acercado», Juan anunciaba que el gobierno de Dios derrocaría el poder y el gobierno del mal, tanto humano como infernal. Como Rey y Señor, Jesús ofrece la bendición del gobierno de Dios, ahora disponible para traer vida a toda experiencia humana, así como libertad del dominio de la carne o del diablo.
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