martes, 4 de febrero de 2025

Las grandes preguntas de la vida son respondidas en Cristo

 


Las grandes preguntas de la vida son respondidas en Cristo

“Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.” Hechos 9:6

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Jeremías 33:3

El apóstol Pablo, educado en la escuela de Gamaliel, quien hablaba varios idiomas y quien tenía ciudadanía romana, no pudo entender por su propio razonamiento que Jesús era el Mesías mencionado en las Escrituras. Lo maravilloso del encuentro que tuvo con Cristo es que el amor de Jesucristo fue renovando su manera de pensar hasta llevarlo a comprender grandes verdades de la vida que cambiaron su cosmovisión y transformaron su vida.

Al igual que pasó con Pablo, lo que Dios nos pide al decirnos levántate y ponte sobre tus pies porque para esto he aparecido, para ponerte por ministro y testigo, implica de nosotros doblegar nuestra voluntad a la de Dios y estar dispuestos como lo estuvo Pablo a decirle a Jesús: Señor, ¿qué quieres que yo haga?

Si estamos dispuestos a obedecer al llamado del Señor para convertirnos en testigos de su amor, todo en nuestras vidas empezará a cambiar, y al igual que Pablo podremos tener una nueva visión de la vida, por lo tanto, la manera como vemos nuestro pasado, como percibimos nuestro presente y cómo visualizamos nuestro futuro cambiará.

Al decidir obedecer y levantarnos siguiendo la dirección de Dios podremos encontrarle sentido a nuestro pasado, propósito a nuestro presente y una nueva perspectiva para nuestro futuro, pues en Cristo están las respuestas a todas esas preguntas del hombre, preguntas que han hecho filosofar a hombres y mujeres a lo largo de toda la historia.

Las grandes incógnitas de la humanidad son respondidas en Cristo pues como dice él mismo en Apocalipsis 1:8 «Yo soy el alfa y la omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el todopoderoso.» Así que hermanos al igual que Pablo decidamos ser testigos del amor de Cristo, pues esta decisión nos llevará a comprender cosas grandes y ocultas que no conocemos.   Oración.

«Señor Jesucristo gracias porque en ti puedo encontrar el sentido de mi vida, además me permites comprender no solamente mi pasado sino de dónde vengo y para donde voy. Gracias por ese amor que ha transformado mi vida. Amén.

lunes, 3 de febrero de 2025

 


Ser testigos del Amor de Cristo nos transforma

 “9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. 10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:9-10

“14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.” 2 Corintios 13:14

Indudablemente el Apóstol Pablo se convirtió en un testigo del Amor de Cristo, y fue capaz de dar su vida por ese amor, Pablo declara que él no fue rebelde al llamado que le hizo Jesucristo, sino más bien que obedeció, esta decisión de obedecer a la voz de Jesús le permitió empezar a tener una relación con Él, que lo llevó a una comunión, donde pudo tener revelaciones tan grandes como la doctrina de la Gracia, lo cual le permitió reconocer que el cambio ocurrido en su vida no era por sus propios esfuerzos o pergaminos sino por la gracia de Dios que obraba en él, tal como lo declara en 1 Corintios 15:9-10.

La vida de Pablo dio un giro total, pasó de perseguir cristianos a ser un seguidor de Cristo, convirtiéndose en un testigo del amor de Cristo, testificando poderosamente a judíos y gentiles, a personas del corriente y a reyes, y todo esto fue gracias a esa intimidad que él pudo alcanzar por medio de la comunión con el Espíritu Santo, por eso es que Pablo escribe a la Iglesia de Corinto y a nosotros los creyentes que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la Comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, esto debe llevarnos a reflexionar qué estamos haciendo para ser testigos de Cristo, pues para ser sus testigos necesitamos tener comunión con Él, una relación íntima que nos permita conocer la gracia y el amor de Dios, que nos llevará a ser instrumentos poderosos de testimonio para el mundo.

Que hoy podamos entender por revelación Divina, que necesitamos tiempos de calidad en la presencia de Dios, para que por la oración y lectura de la Biblia, en comunión con el Espíritu Santo, podamos conocer a Cristo, ser transformados y convertirnos al igual que Pablo en testigos de su Amor.    Oración.

«Señor Jesucristo, permíteme entender que es necesario tener comunión con tu Santo Espíritu para experimentar esa nueva vida que tú ya me has dado, quiero que tu amor me transforme y convertirme así en un testigo de tu Amor. Amén.

domingo, 2 de febrero de 2025

Testigos del Amor

 


Testigos del Amor

«Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti» Hechos 26:16

Un testigo es una persona que presencia o adquiere directo y verdadero conocimiento de algo, el apóstol Pablo se llegó a convertir en un testigo fiel de Jesucristo, pues tuvo un encuentro personal con Cristo resucitado, y fue enseñado por Él, de tal manera que la revelación dada por el Señor quedó registrada en las cartas que Pablo escribió a las iglesias del primer siglo.

Cuando leemos las cartas de Pablo, podemos darnos cuenta de la enorme huella que dejó en su vida el Amor de Cristo, tan grande fue su impacto que inspirado por el Espíritu Santo escribe en Efesios 3:17b-19 “A fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”

Ese amor que pudo conquistar un corazón como el de Saulo de Tarso es el que hoy sigue llamando a hombres y mujeres para que también puedan convertirse en sus testigos, testigos de ese amor que es capaz de transformar aun al más empedernido pecador.

¿Qué hacer entonces para ser testigos del Amor de Cristo? La respuesta está en el mismo llamado que le hizo Jesucristo a Pablo, “Pero levántate, y ponte sobre tus pies”, lo cual significa obediencia, pero esta obediencia no debe ser el resultado de un esfuerzo individual, más bien debe ser el resultado de una comunión con Dios que nos impulsa y capacita a obedecer, y que nos lleva a reconocer que el que nos convierte en testigos es Jesucristo pues Él es quien declara “porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti”    Oración.

«Señor Jesucristo, que al igual como el apóstol Pablo fue impactado por tu amor, a tal punto de cambiar por completo el rumbo de su vida, también tu amor me impacte tan profundamente, que me lleve a rendirme a ti, para convertirme en tu testigo; y que tal como Tú se lo declaraste aquel día de ese encuentro maravilloso en Damasco, también a mí me declares que quieres que yo sea tu testigo, testigo de tu Eterno Amor  Amén.

sábado, 1 de febrero de 2025

Un cristiano genuino

 


Un cristiano genuino

Mas vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a la verdad que está en Jesús. En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”. Efesios 4:20-24

La manera en que una persona piensa, actúa y vive, refleja mucho lo que es. Preguntémonos en este momento: ¿qué estamos reflejando a los demás?, ¿estamos influenciando positivamente en nuestro entorno o simplemente lo que hacemos está dañando a otros? Recordemos que este año 2025 es el año de nuestra renovación espiritual, si queremos salir del letargo y cumplir con el propósito para el cual el Señor nos llamó y nos escogió.

Si queremos ser agentes de cambio en este mundo roto y perdido, nuestra manera de vivir debe ser contraria al resto de las personas. La gente debería ver una diferencia en nosotros si nos llamamos “cristianos”, porque la misma carta a los Efesios nos dice en Efesios 5:8 “Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”, esto implica dejar radicalmente nuestra vida pasada de pecado, y andar según las enseñanzas de Jesús, caminando en el Espíritu y sacrificando los deseos de la carne, al considerarnos muertos al pecado por la obra redentora de nuestro Salvador.

Caminar en el Espíritu es algo que aprendemos en la medida que vamos conociendo a Dios y cuando confiamos en Él y en su santa Palabra. La vida del creyente es un proceso, porque, aunque ahora tenemos una nueva naturaleza, los pensamientos y las actitudes se van transformando en la medida en que nos llenamos de los pensamientos y actitudes de Cristo. Por eso como dice Pablo: “vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”, esto implica mantenernos en un compromiso consciente y diario con Dios permitiendo que Él vaya cambiando nuestro interior y renovando nuestra mente.

La única forma de “convertir” la mente es rendirla a Cristo y vivir en una renovación constante de nuestra manera de pensar, (Romanos 12:2). Esto demanda esfuerzo.

Pablo describe la conducta de los gentiles sin Cristo que los creyentes deben evitar, (Efesios 4:17-24). Esta conducta incluye la vanidad de la mente, el entendimiento entenebrecido, la alienación de Dios, la ignorancia, la dureza de corazón, la sensibilidad perdida, la sensualidad y toda clase de impureza. Esta lista es un catálogo progresivo y feo de las faltas y errores de la vida de aquellos que no tienen a Cristo. “Pero vosotros no habéis aprendido así a Cristo”, indica que conocer a Cristo es ser un discípulo atento para oír sus enseñanzas y ávido para seguir sus instrucciones, y no vivir como los inconversos. La verdad de Cristo excluye la conducta disuelta que los caracteriza, estamos llamados a ser luz y disipar las tinieblas que nos rodean, si anhelamos ser cristianos genuinos. Que esta sea una meta para este nuevo año.    Oración.

«Amado Jesús, siendo poseedor de tu verdad al creer en ti, tengo muchas razones para abandonar cualquier conducta contradictoria a mi fe y andar como hijo de luz en este mundo que necesita personas renovadas por ti para influenciar en la vida de tantas personas que están sin propósito y sin rumbo a la eternidad. Ayúdame por el poder de tu Espíritu a abandonar mi vieja forma de vida y renovar mi mente adoptando un nuevo estilo de vida que me has dado lleno de gozo y paz, amén.

viernes, 31 de enero de 2025

Incontenible

 


Incontenible

“¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” Isaías 40:12-18

Para relacionarnos con una persona es fundamental conocerla, por eso si queremos conocer realmente a Dios y tener una relación personal e íntima con Él necesitamos conocer su naturaleza, sus atributos y lo que esto implica para nosotros, porque transformará la manera cómo nos acercamos a su presencia.

¿Quién puede medirlo a Él? o ¿quién puede conocer su Espíritu (su mente), con el cual conoce perfectamente y arregla todas las cosas? Dios es inmensurable y por eso, no tiene comparación con el ser humano. Cuando el Señor, por su Espíritu, hizo el mundo nada lo dirigió, ni le aconsejó qué hacer o cómo hacerlo. Las naciones, comparadas con Él, son como gota que cae en un balde, comparadas con el vasto océano; o como menudo polvo en la balanza, que no la mueve, comparado con toda la tierra. Esto magnifica el amor de Dios por el mundo que, aunque parezca insignificante, para su redención dio a su Hijo unigénito, (Juan 3:16).

¿Cuál de los ídolos paganos puede compararse con este todopoderoso Dios? Ninguno, y no hay ninguna imagen que lo pueda contener. Nunca podremos entender la magnitud de su grandeza, escasamente podremos definirlo con nuestro limitado entendimiento. Pero, en su Palabra podemos encontrar algunas respuestas a nuestra incógnita de ¿Quién es Dios? o ¿cuál es nuestro concepto de Él?

Si hablamos de su naturaleza: Dios es Espíritu, porque no está limitado a un cuerpo ni a una forma, Él está en todo lugar, todo lo ve y lo sabe, (Juan 4:24). Dios es una persona, es alguien que siente, piensa, desea y decide, (Génesis 6:5-6); Hay un solo Dios Creador y sustentador del universo, (1 Timoteo 2:5), es un Dios manifestado en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, (2 Corintios 13:14).

Si hablamos de sus atributos, es Omnisciente porque todo lo conoce, (Salmos 147:4-5); es Omnipotente porque todo lo puede, (Mateo 19:26); es Omnipresente porque está en todas partes al mismo tiempo (Salmos 139:7-12); es Eterno porque no tiene ni principio, ni fin, siempre ha sido y siempre será, (Salmos 90:2) y es Inmutable porque nunca cambia, (Santiago 1:17), siempre es el mismo, nada que ver con lo que nosotros somos.

Y moralmente es Santo, (1 Pedro 1:16); es Justo y fiel a su Palabra, (Deuteronomio 32:4); es Gracia plena y su mayor regalo es Jesucristo, (Hebreos 2:9); y es Amor, (1 Juan 4:8), por eso proveyó el mejor plan de redención para el hombre pecador, su Hijo amado, (Romanos 5:8).

Los invito a buscar cada uno de estos versículos en su Palabra para que entendamos que nuestro Dios es un Dios grande, poderoso y amoroso que está al alcance de todo el que quiera conocerlo. Recordemos Isaías 55:6-7 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”    Oración.

«Padre amado, mi mayor anhelo es conocerte y entenderte, porque siendo quizás el más insignificante de los seres humanos, me miras con amor y misericordia y me diste la oportunidad, a través de tu Hijo Jesucristo, de volver a ti, para poder tener una relación de amor contigo, me perdonaste y me diste una vida espiritual de plenitud y gozo por el Espíritu Santo. Al entender esto quiero que mi relación contigo sea cada día más profunda y sincera. Te amo mi Señor, amén.

jueves, 30 de enero de 2025

Separados de mí nada podéis hacer

 


Separados de mí nada podéis hacer

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:4-5

Para lograr muchas de las cosas que nos hemos propuesto, los sueños y planes para este nuevo año debemos entender que debemos permanecer en Jesús, esto es tener una relación personal y continua con Él, para incluirlo en todas las situaciones de nuestra vida, siguiendo su guía por medio de su Palabra y con la ayuda y el poder de su Santo Espíritu; este es el secreto para una vida bendecida y próspera en todo sentido. Debemos aprender a depender de Él en todo.

Es caminar por fe y no por vista, creyendo lo que Dios nos dice en su Palabra, es la única manera de sobrevivir espiritualmente, por eso es necesario cultivar hábitos espirituales que nos ayuden a estar firmes, como la lectura diaria de su Palabra, la oración, el ayuno, el congregarnos con otros creyentes y compartir su mensaje a otros.

Jesucristo es la Vid verdadera. La unión de la naturaleza divina con la humana, y la plenitud del Espíritu que hay en Él, son las que nos sustentan. Los creyentes somos los pámpanos de esta Vid. Nuestra vida está escondida con Cristo, como dice Colosenses 3:2-3 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.

Entonces necesitamos estar adheridos a Jesús y beber de su savia (su Palabra) si queremos dar fruto. Lo único que puede salvar al ser humano es estar unidos vitalmente con Jesús, porque Él es la auténtica Vid de Dios y, por tanto, tenemos que ser sarmientos unidos a Él. Jesús estaba estableciendo el principio de que el verdadero camino a la salvación de Dios no es tener sangre judía, sino tener fe en Él. Ninguna cualificación externa puede poner a una persona en la debida relación con Dios; sólo la amistad de Jesucristo puede hacerlo. Si nunca has invitado a Jesús a tu vida es el momento de hacerlo, tu destino eterno está en esa simple decisión. Si Él es tu Señor y tu Salvador tendrás una fructífera vida porque sin Él nada se puede hacer.

También debemos entender que hasta las ramas fructíferas deben ser podadas. Esto implica permitir que el Señor quite todo aquello que nos impide avanzar en la santificación, para que obre toda gracia en nosotros y podamos dar el fruto que Él quiere. Mientras más fruto demos, más abundaremos en lo que es bueno, y más glorificado será nuestro Señor.

En Juan 15:3 dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. El Señor ya nos ha dado la herramienta más importante para ser purificados y limpiados continuamente, y es su santa Palabra, por eso, nuestra conexión vital con Él, hará que cada día nuestra vida sea transformada por Él y para Él.   Oración.

«Mi amado Jesús, sin ti no puedo hacer nada. Perdóname por las veces que he actuado por mi propia cuenta y las cosas no me han salido bien. Te necesito cada día, necesito de tu sabiduría y dirección en cada área de mi vida. Fortalece, este año, mis hábitos espirituales, creciendo en el estudio de tu Palabra, en la oración y en compartir con mis otros hermanos en Cristo, ayúdame a permanecer en ti, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 29 de enero de 2025

Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

 


Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne”. Cantares 2:15

Las pequeñas zorras pueden destruir nuestra vida espiritual. Un ejemplo de “zorras pequeñas” son todos aquellos problemas que pueden perturbar o destruir nuestra relación con Dios, Debemos pedir al Espíritu Santo que nos escudriñe y nos muestre los pecados sutiles que pasamos por alto, la falta de amor, de perdón, el orgullo espiritual, las falsas creencias, los pensamientos impuros, el egoísmo, la indiferencia, el desánimo, la frustración, la pereza, la falta de propósito, la incredulidad, la dureza de corazón, y demás, que nos llevan a pecados más grandes. Pidamos al Señor que examine nuestro corazón, Salmos 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

Generalmente son tan imperceptibles, que surgen cuando quizás estamos dando fruto y dañan todo lo que el Señor quiere hacer a través de nosotros. Como dice Mateo 13:26 “Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña”.

Cuando nos desviamos de la verdad por vivir en conformidad con el mundo, son zorras pequeñas que estorban lo que es bueno para nosotros, por eso debemos hacerlas a un lado. Las zorras pequeñas son las que dañan nuestra relación con Cristo. A veces describimos nuestros deslices con frases como estas: “una insignificante mentirita blanca”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” y siempre justificamos lo que el Señor desaprueba. Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual y si las dejamos pasar, aunque estén mal, luego vendrán problemas mayores. La Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, (Proverbios 4:23).

Dios tiene un conocimiento perfecto de nosotros, y todos nuestros pensamientos y acciones están abiertos ante Él. Por eso, este año nuevo dejemos que, al meditar en las verdades divinas, éstas sean de provecho espiritual al aplicarlas a nuestros propios casos, con un corazón humilde elevado a Dios en oración, pidámosle perdón.   Oración.

«Señor Jesús, guárdame de aquellas cosas que parecen “pequeñas zorras” que pueden arruinar mi relación contigo, no permitas que mi corazón se endurezca y pierda la sensibilidad por tu Palabra que es la que me corrige y me guía por sendas de rectitud. Ayúdame a identificar cualquier situación que para mí puede ser normal pero que es pecado a tus ojos, por eso, examina mi corazón y no permitas que nada ni nadie asalte mi viña y estropee el fruto que estoy produciendo para glorificarte solo a ti, amén.

martes, 28 de enero de 2025

El inquebrantable amor del Señor

 


El inquebrantable amor del Señor

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:38-39

Los cristianos romanos de la época de Pablo estaban pasando por situaciones muy difíciles. Muchos de ellos podrían estar pensando que el Señor los había abandonado. Pablo entonces toma tiempo para escribirles y dejarles saber que no hay nada ni nadie que pueda separarlos de Cristo y de su amor inquebrantable.

Dios nos ha manifestado su amor inagotable por medio de nuestro Señor Resucitado. Ni la aflicción, ni las penalidades de la vida, ni el peligro nos pueden separar de Cristo. Ni la vida ni la muerte nos pueden separar de Él. En la vida, vivimos con Cristo; en la muerte, morimos con Él; y como morimos con Él, también resucitamos con Él. La muerte, lejos de ser una separación, es solamente un paso hacia una más íntima unión; es el acceso a su presencia.

Los poderes angélicos, ni principados, ni potestades, tampoco nos pueden separar del amor de Dios, por mucho que lo intenten. Hay un mundo espiritual invisible que la Palabra de Dios nos ha revelado. Satanás y sus secuaces trabajan sin descanso para arrastrar a las personas hacia la condenación eterna, pero ninguno de ellos puede tocar a un hijo de Dios.

No hay época de la Historia que nos pueda separar de Cristo. Pablo habla de cosas presentes y cosas por venir. En este mundo presente no hay nada que nos pueda separar de su amor; llegará el día cuando este mundo será sacudido y tendremos un mundo nuevo donde no se romperá el lazo de unión con Él.

El amor del Señor nos cubre y podemos descansar bajo su protección. Ni lo presente ni lo porvenir. Ni el presente con su inestabilidad, ni el futuro con su incertidumbre, porque nuestro presente y nuestro futuro están en las manos del Señor. Su plan para cada uno de nosotros es perfecto, entonces: ¿a qué le tememos? a la muerte, el futuro, a perder a alguien o nuestra estabilidad económica, etc.… si estas son nuestras respuestas el Señor nos dice en su Palabra en 1 Juan 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

Perfeccionémonos en el amor de Cristo y todo temor desaparecerá y podremos experimentar la verdad de que en todas las cosas somos más que vencedores, (Romanos 8:37). En Él se hace realidad la seguridad que anunciaba proféticamente el Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”   Oración.

«Señor Jesús, gracias porque es imposible que algo me separe de ti. Tu muerte a mi favor es prueba de tu amor inquebrantable y nada impedirá tu presencia constante en mi corazón. Tu amor es eterno y me siento seguro en él; esa seguridad hace que todo temor en mi vida se desvanezca. En el nombre de Jesús, amén.