martes, 2 de octubre de 2012

Llévelos a Jesús



Llévelos a Jesús
No dejes de clamar al SEÑOR por nosotros, para que nos salve. 1 Samuel 7:8
Así como los cuatro hombres de Marcos 2 llevaron a su amigo enfermo en una camilla hasta Jesús, nosotros podemos llevar a nuestros amigos a Jesús sobre una camilla de oración. Les llevamos a Jesús cuando intercedemos por ellos y rogamos por su salvación. Él puede sanarlos, él puede perdonarlos, y él responde a nuestra fe.
Durante muchos años, Cathy Crawford, misionera en Francia, oró con sinceridad por la salvación de su padre.  Tiempo después Cathy enfermó de esclerosis múltiple. A pesar de ello, pudo continuar con su obra misionera. Mientras estaba de licencia en su casa, le costaba ir de iglesia en iglesia, por lo que su padre se ofreció a llevarla en su auto. Como resultado, no solo oía su testimonio como misionera una y otra vez, sino que también oía sermones bíblicos casi todas las noches de la semana de parte de los pastores de cada iglesia. Para fines de ese verano, había sido ganado para Cristo.
«Puedo dar gracias por mi enfermedad», dijo Cathy.
«Porque Dios la usó para responder a la oración más importante de mi corazón, en la que pedí siempre por la salvación de mi papá».
¿Tiene un amigo o ser querido por el que siente carga? No deje de clamar a Dios para que salve a esa persona, por difícil que le parezca. Siga el consejo de Jesús, que nos manda a «orar siempre, sin desanimarse» (Lucas 18:1).

sábado, 29 de septiembre de 2012

Una tarea de amor


Una tarea de amor

Conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento.

Efesios 3:19

Para pagar la deuda del amor, todos podemos hacer varias cosas. He aquí algunas sugerencias:

Termine una querella.

Llame a un amigo a quien no ha visto durante mucho tiempo.

Sustituya la sospecha con la confianza.

Quite cualquier amargura de su vida.

Escriba una carta sorpresiva a alguien que lo quiera a usted.

Dígale a alguien que usted sabe bien cuánto significa para usted.

Cumpla una promesa.

Pida a Dios que perdone a alguien que le hizo algo malo a usted, y olvide eso que hizo.

No sea demasiado exigente con otros familiares.

Muestre gratitud a los demás durante todo el día.

Dígale a alguien a quien quiere que usted se interesa por él o por ella.

Ore por uno de sus enemigos.

Envíele un cheque a algún necesitado.

Pida a Dios que lo ayude a amar de la manera que Jesús amó.    El cumplimiento de la ley

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.

Romanos 13:10

La clave para obedecer la ley de Dios es el amor. Cuando amamos a los demás, automáticamente obedecemos la ley. Usted no cometerá adulterio si ama a alguien. Es porque el amor no corrompe a otros ni roba su pureza. Solamente la lujuria y el egoísmo hacen eso. Si usted ama a alguien, su amor hace inservible el mandamiento de no matar. No necesito que se me recuerde que no mate a las personas si las amo. Cuando usted ama a alguien, tampoco le robará. Por lo tanto, no necesita que se le diga que no robe. Ni codiciará lo que es de otro cuando lo ama.

El amor no sustituye la ley; cumple la ley. Mediante el amor, usted puede cumplir el amor de Dios.       Obedecer por amor

El propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio.

1 Timoteo 1:5

El guardar un mandamiento debe surgir de un corazón amoroso. Es posible obedecer la ley por temor y tener miedo del castigo de Dios. Pero cuando se hace eso, en realidad no se obedece la ley de manera absoluta porque el temor no es el motivo bíblico de la obediencia. El temor puede hacer que usted se abstenga de hacer algo malo y su efecto puede ser bueno, pero su resultado es incompleto.

Algunos guardan la ley por interés egoísta. Creen que si llevan una vida moral, Dios los recompensará. Pero ese no es un motivo puro para la obediencia; es egoísta. Aunque pudiera abstenerse de hacer lo malo y hacer exteriormente cosas buenas, no tendrá usted una obediencia que resulta de una actitud de amor. El verdadero propósito de la ley es cultivar el amor de corazón. Así es que se cumple la ley.        Ámenme a mí y amen a los demás

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Mateo 22:40

Jesús dijo que los Diez Mandamientos pudieran resumirse en dos mandatos: ámenme a mí y amen a los demás. Tal vez usted se pregunte cómo puede poner en práctica todos los mandamientos de la Biblia. La respuesta es muy sencilla: "Ame a Dios, ame a las personas y haga lo que quiera".

Cuando usted ama a Dios con todo su corazón, con toda su alma, con toda su mente y con todas sus fuerzas, y ama a su prójimo como a usted mismo, puede hacer lo que usted quiera porque será la persona que Dios quiere que sea. Gracias a su amor, usted no matará a nadie, no corromperá a nadie, no robará nada ni codiciará lo que tenga otra persona. El Espíritu cultivará en su corazón un amor que impide cualquier deseo de hacer lo malo.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Hay que demostrar amor


Hay que demostrar amor

Andad en amor.

Efesios 5:2

¿Qué es el amor? ¿Cómo se demuestra? A fin de poder practicar el amor, hay que saber lo que es desde el punto de vista bíblico. A lo largo de las Escrituras, se caracteriza el amor como una acción.

Ante todo, el amor enseña la verdad a otros (Ef. 4:15) y los ayuda en sus necesidades (He. 6:10). Da ejemplo al servir a otros y a alentarnos en su crecimiento (Gá. 5:13). Cubre los pecados de otras personas (1 P. 4:8) y perdona (Ef. 4:32). También el amor soporta los problemas y las idiosincrasias de los demás (1 Co. 13:7) y el sacrificio por ellos (Jn. 15:13-14).

El amor abnegado presenta la verdad espiritual, ayuda y se interesa en los necesitados. Les debemos a todos ese amor y no debemos deberle nada más. Ese es el corazón de la vida cristiana; es el imán que atrae al mundo.   Sométase al Espíritu

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

Romanos 5:5

Tiene que darle al Espíritu Santo el control absoluto de su vida. Usted puede aferrarse a los sentimientos de amargura, ansiedad y odio contra alguien, o puede rendirlos al Espíritu de Dios. Cuando usted se somete al Espíritu Santo, Él toma el control de su vida y sustituye la amargura con el amor y la venganza con el afecto. Pablo dij "Acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros" (1 Ts. 4:9).

La capacidad para amar a los demás está en usted; solo tiene que comprender ese recurso. Si usted se somete al Espíritu Santo, Él lo enseñará a amar.       Una fuente inagotable

Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido.

1 Pedro 1:22

Los cristianos tenemos la gran responsabilidad de amar a los demás, pero ¿cómo la cumpliremos? Comprendiendo nuestro recurso.

El amor está a nuestro alcance, y es nuestra culpa si no aprovechamos el recurso necesario. Tenemos que someternos al Espíritu y aprender a amar. Debemos purificar nuestro corazón confesando nuestro pecado y comprender la urgencia de atraer a otros a Cristo mediante nuestro amor. Tenemos que tomar una decisión consciente de amar a los demás, tener comunión con otros creyentes y pensar en los demás y no en nosotros mismos. Y debemos considerar el efecto de amar a otros. El amor que se da inevitablemente regresa.

Cuando Dios lo salvó a usted, Él lo hizo una nueva criatura con la capacidad de cumplir la deuda del amor. La fuente del amor es inagotable. Usted tiene el privilegio de representar a Dios en el mundo amando a los demás como Él los amó y recibir amor a cambio.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Nuestro divino Redentor


Mateo   11.V. 1.Nuestro divino Redentor nunca se cansó de su obra de amor; y nosotros no debemos agotarnos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no desfallecemos.

Vv. 2-6.Algunos piensan que Juan envió a preguntar esto para su satisfacción. Donde hay verdadera fe, puede aún haber una mezcla de duda. La incredulidad remanente en los hombres buenos puede, en la hora de tentación, cuestionar a veces las verdades más importantes. Pero esperamos que la fe de Juan no fallara en este asunto, y que él sólo deseara verla fortalecida y confirmada. Otros piensan que Juan envió a sus discípulos a Cristo para satisfacción de ellos.
Cristo les señala lo que han oído y visto. La condescendencia y la compasión de la gracia de Cristo por los pobres muestran que Él era quien debía traer al mundo las tiernas misericordias de nuestro Dios.
Las cosas que los hombres ven y oyen, comparadas con las Escrituras, dirigen el camino en que se debe hallar la salvación. Cuesta vencer prejuicios, y peligroso es no vencerlos, pero los que creen en Cristo, verán que su fe será hallada mucho más para la alabanza, honra y gloria.

V. 7-15.Lo que Cristo dijo acerca de Juan no sólo fue para elogiarlo, sino para provecho del pueblo. Los que oyen la palabra serán llamados a dar cuenta de su provecho. ¿Pensamos que se termina el cuidado cuando se termina el sermón? No, entonces empieza el mayor de los cuidados.
Juan era un hombre abnegado, muerto para todas las pompas del mundo y los placeres de los sentidos. Conviene que la gente, en todas sus apariencias, sea coherente con su carácter y situación.
Juan era hombre grande y bueno, pero no perfecto; por tanto, no alcanzó la estatura de los santos glorificados. El menor en el cielo sabe más, ama más, y hace más alabando a Dios y recibe más de Él que el más grande de este mundo. Pero por el reino de los cielo aquí se debe entender más bien al reino de la gracia, la dispensación del evangelio en su poder y pureza. ¡Cuánta razón tenemos para estar agradecidos que nuestra suerte esté echada en los días del reino de los cielos, bajo tales ventajas de luz y amor! -Hay multitudes que fueron traídas por el ministerio de Juan y llegaron a ser discípulos suyos. Y hubo quienes lucharon por un lugar en este reino, que nadie pensaría que tenían derecho ni título para eso, y parecieron ser intrusos. Nos muestra cuánto fervor y celo se requiere de todos. Hay que negar el yo; hay que cambiar la inclinación, la disposición y el temperamento de la mente. Los que tengan un interés en la salvación grandiosa, lo tendrán a cualquier costo, y no pensarán que es difícil ni la dejarán ir sin una bendición. Las cosas de Dios son de preocupación grande y común. Dios no requiere más de nosotros que el uso justo de las facultades que nos ha dado. La gente es ignorante porque no quiere aprender.

Vv. 16-24.Cristo reflexiona en los escribas y fariseos que tenían un orgulloso concepto de sí. Compara la conducta de ellos con el juego de los niños que, enojándose sin razón, rebaten todos los intentos de sus compañeros por complacerlos, o para que se unan a los juegos para los cuales acostumbraban reunirse.
Las objeciones capciosas de los hombres mundanos son a menudo muy burlonas y demuestran gran malicia. Algo tienen que criticar de todos por excelente y santo que sea. Cristo, que era inmaculado, y apartado de los pecadores, aquí se presenta junto con ellos y contaminado por ellos. La inocencia más inmaculada no siempre será defensa contra el reproche.
Cristo sabía que los corazones de los judíos eran más enconados y endurecidos contra sus milagros y doctrinas que los de Tiro y Sidón; por tanto, su condenación será mayor. El Señor ejerce su omnipotencia, pero no castiga más de lo que merecen y nunca retiene el conocimiento de la verdad de aquellos que lo anhelan.

Vv. 25-30.Corresponde a los hijos ser agradecidos. Cuando vamos a Dios como Padre, debemos recordar que Él es el Señor de cielo y tierra, lo cual nos obliga a ir a Él con reverencia en cuanto es Señor soberano de todo; aunque con confianza como a Quien es capaz de defendernos del mal y proporcionarnos todo bien.
Nuestro bendito Señor agregó una declaración notable: que el Padre había puesto en Sus manos todo poder, autoridad y juicio. Estamos endeudados con Cristo por toda la revelación que tenemos de la voluntad y el amor de Dios Padre, aun desde que Adán pecó.
Nuestro Salvador ha invitado a todos los que trabajan fuerte y están muy cargados que vayan a Él. En algunos sentidos, todos los hombres están así. Los hombres mundanos se recargan con preocupaciones estériles por la riqueza y los honores; el alegre y sensual se esfuerza en pos de los placeres; el esclavo de Satanás y sus propias lujurias es el siervo más esclavizado de la tierra. Los que trabajan duro por establecer su propia justicia, también trabajan en vano. El pecador convicto está muy cargado de culpa y terror; y el creyente tentado y afligido tiene trabajos duros y cargas. Cristo los invita a todos a que vayan a Él en pos de reposo para sus almas. Él solo da esta invitación: los hombres van a Él cuando, sintiendo su culpa y miseria, y creyendo su amor y poder para socorrer, lo buscan con oración ferviente. Así, pues, es deber e interés de los pecadores trabajados y cargados, ir a Jesucristo. Este es el llamado del evangelio: quienquiera que quiera, venga. Todos los que así van recibirán reposo como regalo de Cristo, y obtendrán paz y consuelo en su corazón. Pero al ir a Él deben tomar su yugo y someterse a su autoridad. Deben aprender de Él todas las cosas acerca de su consuelo y obediencia. Él acepta al siervo dispuesto, por imperfectos que sean sus servicios. Aquí podemos hallar reposo para nuestras almas, y sólo aquí.
Ni tenemos que temer su yugo. Sus mandamientos son santos, justos y buenos. Requiere negarse a sí mismo y trae dificultades, pero esto es abundatemente recompensado, ya en este mundo, por la paz y el gozo interior. Es un yugo forrado con amor. Tan poderosos son los socorros que nos da, tan adecuadas las exhortaciones, y tan fuertes las consolaciones que se encuentran en el camino del deber, que podemos decir verdaderamente, que es un yugo grato. El camino del deber es el camino del reposo. Las verdades que enseña Cristo son tales que podemos aventurar por ellas nuestra alma.
Tal es la misericordia del Redentor, y ¿por qué debe el pecador laborioso y cargado buscar reposo en alguna otra parte? Vamos diariamente a Él en busca de la liberación de la ira y de la culpa, del pecado y de Satanás, de todas nuestras preocupaciones, temores y dolores. Pero la obediencia forzada, lejos de ser fácil y liviana, es carga pesada. En vano nos acercamos a Jesús con nuestros labios mientras el corazón esté lejos de Él. Entonces, venid a Jesús para hallar reposo para vuestras almas.

sábado, 22 de septiembre de 2012


Esperanza en la lucha

Con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.
Romanos 7:25
Como a los cristianos se les llama a la obediencia y la nueva naturaleza desea obedecer, ¿qué hace usted cuando se siente tentado a desobedecer? En primer lugar, tiene el poder del Espíritu Santo en usted (Ro. 8:2), que lo capacita para hacer la voluntad de Dios. Pero Pablo también describe la realidad de nuestra lucha constante con la carne en Romanos 7. Él dice: "Veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente" (v. 23).
El pecado en nuestra naturaleza humana lucha contra nuestro deseo de obedecer. Todo cristiano libra esa lucha. Su aspecto humano lucha contra la nueva criatura que se deleita en la ley de Dios. Lo que nos da esperanza es que, cuanto más luchemos, tanto más victoriosos seremos. Así que dé gracias al Señor por continuar su obra para librarlo y darle cada día la victoria sobre el pecado.  

La deuda del amor

No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros.
Romanos 13:8
Los cristianos deben amar a todo el mundo en la sociedad. Jesús dij "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros" (Jn. 13:35). Nuestro amor los unos con los otros se aplica ante todo a los demás creyentes, nuestros hermanos y hermanas en Cristo.
Pero unos a otros también se aplica a los incrédulos; todos los incrédulos, y no solo a los que son agradables y cordiales. Jesús dij "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mt. 5:44). El apóstol Pablo dij "Hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Gá. 6:10).
El amor debe ser un rasgo distintivo en su vida. Usted tiene una deuda con todo el mundo, así que cerciórese de que les demuestra amor a todos para que a usted se le conozca como alguien que ama a los demás "entrañablemente, de corazón puro" (1 P. 1:22). 

jueves, 20 de septiembre de 2012

La fe de los amigos del paralítico


Mateo   9.Vv. 1-8.La fe de los amigos del paralítico al llevarlo a Cristo era una fe firme; ellos creían firmemente que Jesucristo podía y querría sanarlo. Una fe fuerte no considera los obstáculos al ir en busca de Cristo. Era una fe humilde; ellos lo llevaron a esperar en Cristo. Era una fe activa. El pecado puede ser perdonado, pero no ser eliminada la enfermedad; la enfermedad puede ser quitada, pero no perdonado el pecado: pero si tenemos el consuelo de la paz con Dios, con el consuelo de la recuperación de la enfermedad, esto hace que, sin duda, la sanidad sea una misericordia. Esto no es exhortación para pecar. Si tú llevas tus pecados a Jesucristo, como tu enfermedad y tu desgracia para ser curados de esto, y librados de aquello, es bueno; pero ir con ellos, como tus amores y deleites, pensando aún en retenerlos y recibirlo a Él, es un tremendo error, un engaño miserable. La gran intención del bendito Jesús en la redención que obró, es separar nuestros corazones del pecado.
Nuestro Señor Jesús tiene perfecto conocimiento de todo lo que decimos dentro de nosotros mismos. Hay mucho mal en los pensamientos pecaminosos, que es muy ofensivo para el Señor Jesús. A Cristo le interesa mostrar que su gran misión al mundo era salvar a su pueblo de sus pecados. Dejó el debate con los escribas y pronunció las palabras de salud al enfermo. No sólo no tuvo más necesidad de que lo llevaran en su lecho, sino que tuvo fuerzas para llevarlo él. Dios debe ser glorificado en todo el poder que se da para hacer el bien.

Vv. 9.Mateo fue en su llamado, como los demás a los que Cristo llamó. Como Satanás viene con sus tentaciones al ocioso, así viene Cristo con sus llamados a los que están ocupados. Todos tenemos natural aversión a ti, oh Dios; llámanos a seguirte; atráenos por tu poderosa palabra y correremos en pos de ti. Habla por la palabra del Espíritu a nuestros corazones, el mundo no puede retenernos, Satanás no puede detener nuestro camino, nos levantaremos y te seguiremos. Cristo como autor, y su palabra como el medio, obra un cambio salvador en el alma. Ni el cargo de Mateo ni sus ganancias, pudieron detenerlo cuando Cristo lo llamó. Él lo dejó todo, y aunque después, ocasionalmente, a los discípulos que eran pescadores los hallamos pescando otra vez, nunca más encontramos a Mateo en sus ganancias pecaminosas.

Vv. 10-13.Algún tiempo después de su llamado, Mateo procuró llevar a sus antiguos socios a que oyeran a Cristo. Sabía por experiencia lo que podía hacer la gracia de Cristo y no se desesperó al respecto. Los que son eficazmente llevados a Cristo no pueden sino desear que los demás también sean llevados a Él.
Aquellos que suponen que sus almas están sin enfermedad no acogerán al Médico espiritual. Este era el caso de los fariseos; ellos despreciaron a Cristo porque se creían íntegros; pero los pobres publicanos y pecadores sentían que les faltaba instrucción y enmienda. Fácil es, y también corriente, poner las peores interpretaciones sobre las mejores palabras y acciones. Puede sospecharse con justicia que los que no tienen la gracia de Dios, no se complacen con que otros la consigan. Aquí se llama misericordia que Cristo converse con los pecadores, porque fomentar la conversión de las almas es el mayor acto de misericordia.
El llamado del evangelio es un llamado al arrepentimiento; un llamado para que cambiemos nuestro modo de pensar y cambiemos nuestros caminos. Si los hijos de los hombres no fueran pecadores no hubiera sido necesario que Cristo viniera a ellos. Examinemos si hemos investigado nuestra enfermedad y si hemos aprendido a seguir las órdenes de nuestro gran Médico.

Vv. 14-17.En esta época Juan estaba preso; sus circunstancias, su carácter, y la naturaleza del mensaje que fue enviado a dar, guió a los que estaban peculiarmente afectos a él, a realizar ayunos frecuentes. Cristo los refirió al testimonio que Juan da de Él, Juan iii, 29. Aunque no cabe duda de que Jesús y sus discípulos vivieron en forma frugal y económica, sería impropio que sus discípulos ayunaran mientras tenían el consuelo de su presencia. Cuando está con ellos, todo está bien. La presencia del sol hace el día, y su ausencia produce la noche.
Nuestro Señor les recuerda luego las reglas comunes de la prudencia. No se acostumbraba tomar un pedazo de tela de lana cruda, que nunca había sido preparada, para coserla a un traje viejo, porque no se uniría bien con el ropaje viejo y suave, sino que lo desgarraría aún más, y la rasgadura sería peor. Ni tampoco los hombres echaban vino nuevo en odres viejos, que iban a podrirse y se reventarían por la fermentación del vino; al poner el vino nuevo en odres nuevos y fuertes, ambos serían preservados. Se requiere gran prudencia y cautela para que los nuevos convertidos no reciban ideas sombrías y prohibitorias del servicio de nuestro Señor; antes bien serán estimulados en los deberes a medida que sean capaces de soportarlos.

Vv. 18-26.La muerte de nuestros familiares debe llevarnos a Cristo que es nuestra vida. Gran honor para los reyes más grandes es esperar en el Señor; y los que reciban misericordia de Cristo deben honrarle. La variedad de métodos que Cristo usó para hacer sus milagros quizá se debió a las diferentes disposiciones mentales y temperamentos con que venían los que a Él acudían; todo esto lo conocía perfectamente Aquel que escudriña los corazones.
Una pobre mujer apeló a Cristo y recibió de Él misericordia, al pasar por el camino. Si sólo tocásemos, como si así fuera, el borde de la túnica de Cristo por fe viva, serán sanados nuestros peores males; no hay otra cura verdadera ni tenemos que temer que sepa cosas que son dolor y carga para nosotros, y que no las contaríamos a ningún amigo terrenal.
Cuando Cristo entró a la casa del hombre principal dijo: Apartaos. A veces, cuando prevalece el dolor del mundo, es difícil que entren Cristo y sus consolaciones. La hija del principal estaba realmente muerta, pero no para Cristo. La muerte del justo, de manera especial, debe ser considerada sólo un dormir.
Las palabras y las obras de Cristo pueden no ser entendidas al comienzo, aunque por eso no deben ser despreciadas. La gente fue fortalecida. Los escarnecedores que se ríen de lo que no entienden no son testigos apropiados de las maravillosas obras de Cristo. Las almas muertas no son resucitadas a la vida espiritual, a menos que Cristo las tome de la mano: está hecho en el día de su poder. Si este solo caso en que Cristo resucitó a un muerto reciente, aumentó tanto su fama, ¡qué será su gloria cuando todos los que están en los sepulcros oigan su voz y salgan; los que hicieron bien a resurrección de la vida, y los que hicieron mal, a resurrección de condenación!

Vv. 27-31.En esa época los judíos esperaban que apareciera el Mesías; estos ciegos supieron y proclamaron en las calles de Capernaum que había venido, y que era Jesús. Los que, por la providencia de Dios, han perdido la vista física, por gracia de Dios, pueden tener plenamente iluminados los ojos de su entendimiento. Sean las que sean nuestras necesidades y cargas, no necesitamos más provisión y apoyo que participar en la misericordia de nuestro Señor Jesús. En Cristo hay suficiente para todos.
Ellos lo siguieron gritando en voz alta. Iba a probar su fe, y nos enseñaría a orar siempre y no desmayar, aunque la respuesta no llegue de inmediato. Ellos siguieron a Cristo y lo siguieron clamando, pero la gran pregunta es: ¿Crees tú? La naturaleza puede hacernos fervorosos, pero es sólo la gracia la que puede obrar la fe.
Cristo tocó sus ojos. Él da vista a las almas ciegas por el poder de su gracia que va unida a su palabra, e imparte la cura sobre la fe de ellos. Los que apelan a Jesucristo serán tratados, no conforme a sus fantasías ni a su profesión, sino conforme a su fe.
A veces Cristo ocultaba sus milagros porque no quería dar pie al engaño que prevalecía entre los judíos de que su Mesías sería un príncipe temporal, y así, dar ocasión a que el pueblo intentara tumultos y sediciones.

Vv. 32-34.De ambos, mejor es un demonio mudo que uno que blasfeme. Las curas de Cristo van a la raíz, y eliminan el efecto quitando la causa; abren los labios rompiendo el poder de Satanás en el alma.
Nada puede convencer a quienes están bajo el poder del orgullo. Creerán cualquier cosa, por falsa o absurda que sea, antes que las Sagradas Escrituras; así, muestran la enemistad de sus corazones contra el santo Dios.

Vv. 35-38.Jesús visitó no sólo las ciudades grandes y ricas, sino las aldeas pobres y oscuras, y allí predicó, y sanó. Las almas de los más viles del mundo son tan preciosas para Cristo, y deben serlo para nosotros, como las almas de los que más figuren. Había sacerdotes, levitas, y escribas en toda la tierra; pero eran pastores de ídolos, Zacarías xi, 17; por tanto, Cristo tuvo compasión del pueblo como ovejas desamparadas y dispersas, como hombres que perecen por falta de conocimiento. A la fecha hay multitudes enormes que son como ovejas sin pastor, y debemos tener compasión y hacer todo lo que podamos para ayudarles. Las multitudes deseosas de instrucción espiritual formaban una cosecha abundante que necesitaba muchos obreros activos; pero pocos merecían ese carácter. Cristo es el Señor de la mies. Oremos que muchos sean levantados y enviados a trabajar para llevar almas a Cristo. Es señal de que Dios está por conceder alguna misericordia especial a un pueblo cuando los invita a orar por ello. Las misiones encomendadas a los obreros como respuesta a la oración, son las que más probablemente tengan éxito.

miércoles, 19 de septiembre de 2012


¿Qué se necesita para cambiar?  Todos tenemos áreas de nuestra vida que nos gustaría cambiar, esos hábitos de los que no nos sentimos nada orgullosos.

Quizá en muchas ocasiones has orado y llorado pidiendo a Dios que te ayude a cambiar en esto o aquello, pero cuando menos te percatas estas nuevamente cayendo en el mismo error.

Seguramente todos hemos tenido esos encuentros especiales con Dios, cuando las lágrimas corren por nuestras mejillas mientras con un sentimiento puro le pedimos al Señor que nos ayude, que no queremos seguir siendo los mismos, que necesitamos de Él y que ya no podemos más.

Llorar como niño delante de Dios pidiendo que nos ayude a cambiar es solo el inicio de un proceso que debemos de seguir para realmente cambiar. Muchos de nosotros queremos dejarle todo el trabajo a Dios y no ponemos de nuestra parte. Si bien es cierto que el único que puede transformar nuestra vida es Dios, también necesita que nosotros dispongamos nuestro corazón y vida para que actúe de una forma más efectiva.

Yo no puedo orar y pedirle a Dios que me ayude a cambiar, mientras yo no pongo absolutamente nada de mi parte. Dios es caballero y respeta mucho nuestras decisiones, Él jamás nos va a forzar para cambiarnos, Él no nos va a doblar la mano y a obligarnos para que de una vez por todas cambiemos, ¡No!, todo cambio que Dios quiere realizar tiene que tener como terreno un corazón dispuesto a ese cambio y una vida obediente a sus instrucciones.

Pero la pregunta es: ¿Qué se necesita para realmente cambiar?

Primero: Reconocer que tengo un problema. Hay mucha gente que no puede cambiar porque no reconoce que tiene un problema, el orgullo es una de los obstáculos mayúsculos que nos querrán evitar el cambio. La Biblia dice: “El orgulloso y arrogante al fin de cuentas fracasa.” Proverbios 16:18 (Traducción en lenguaje actual). Pero en contraste con la humildad dice: “El orgulloso termina en la vergüenza, y el humilde llega a ser sabio.” Proverbios 11:2 (Traducción en lenguaje actual). Reconocer que tengo un problema es el inicio de un posible cambio.

Segundo: Someterme a Dios. Cuando reconocemos que tenemos un problema y nos sometemos a Dios entonces vamos camino a una recuperación y restauración. Someterme a Dios tiene que ver con restaurar mi comunión personal con Él. La Biblia dice: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.” Santiago 4:7 (Reina-Valera 1960). Tenemos que comenzar a restaurar aquella relación perdida, comienza a orar, no necesariamente tienen que ser largos periodos, si te cuesta orar, comienza con unos minutos cada día por una semana, y conforme vayas acostumbrándote aumente tu tiempo de oración y tus resultados será aun mejores. Lee la Biblia todos los días, medita sobre algún versículo en especial, escucha y entona una alabanza con las cuales te sientas muy bien delante de Dios, congrégate frecuentemente y conforme al tiempo vaya pasando sirve en alguna área de tu Iglesia, eso te servirá para mantener tu mente ocupada en el Señor.

Tercero: Velad constantemente. Nunca te creas que ya alcanzaste el nivel necesario para ya no fallar o no pecar, nuestro Señor Jesús nos enseño que teníamos que estar velando siempre para no caer en tentación: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.” Marcos14:38 (Reina Valera 1960). Este mismo versículo en otra traducción dice así: “No se duerman; oren para que puedan resistir la prueba que se acerca. Ustedes quieren hacer lo bueno, pero no pueden hacerlo con sus propias fuerzas.»” Marcos 14:38 (Traducción en lenguaje actual). Una vida espiritual que este prevenida y manteniéndose en comunión personal con Dios, es una vida que a la hora de la prueba saldrá con victoria.

Cuarto: Si fallas, no te rindas, inténtalo nuevamente. Quizá tu lleves a cabo los tres pasos anteriores: Reconociste que tenias un problema, te sometiste a Dios y estuviste velando constantemente, pero a pesar de ello en un momento de descuido fallaste nuevamente y te sientes muy mal, es allí donde el enemigo aprovechara para lanzar sus dardos de fuego sobre tu mente para hacerte creer que eres un fracasado y que nunca podrás cambiar. Es entonces en esos momento en donde debes llevar a la practica este cuarto paso: SI FALLAS, NO TE RINDAS, INTENTALO NUEVAMENTE. La vida cristiana es un ejercicio diario, si fallas, no puedes rendirte, porque es casi seguro que fallaremos, pero lo mas importante a la hora de fallar no es ese hecho, sino tener la disposición de levantarte y volver a intentarlo con el conocimiento de que ya sabes cómo fallaste y cómo poderlo evitar la próxima vez. La Biblia dice: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse…” Proverbios 24:16a (Reina-Valera 1960).

¿Realmente quieres cambiar?, entonces humildemente te aconsejo que sigas estos cuatro pasos, si te das cuenta es un circulo que puede llevarte a la victoria, estos cuatro humildes consejos pueden ser la llave que necesitas para vencer aquellas cosas que hasta hoy te causaban mucho dolor, ya que fallar constantemente a Dios provoca en un hijo de Dios nacido de nuevo, mucho dolor.

Para terminar hoy quiero elevar una oración por tu vida, la cual te pido que recibas con una convicción firme:

“Dios mío que estas en los cielos, te doy gracias por todas tus bondades y tus misericordias para con nosotros, reconocemos que tu eres Soberano y gobiernas sobre nosotros, por esa razón hoy quiero elevar una oración por todas aquellas personas que sienten que no pueden cambiar, por todas aquellas personas que hasta cierto punto se sienten frustradas de intentarlo y no lograrlo, Padre, en esta hora te pido que pongas en su corazón el deseo de llevar a cabo estos humildes consejos respaldados por tu Palabra, Señor, pon en ellos el deseo de intentarlo nuevamente y la disciplina que se necesita para poner en practica estos consejos. Dales fuerza Señor, dales mucho dominio propio, dales la determinación que necesitan para salir de esos pozos de desesperación, dales la convicción de que tú estas con ellos, que nunca se sientan solos, abrázalos, hazles sentir tu presencia allí en el lugar donde están, renueva su aliento pero sobre todo que haya en cada uno de ellos un amor profundo hacia ti que como consecuencia los lleve a nunca rendirse de intentar agradarte. Gracias Padre porque sé que estas obrando, porque sé que sus vidas serán transformadas por tu poder y porque cada uno de ellos dispondrá su corazón para que tú trabajes libremente. Gracias mi Dios, en el Nombre de tu Hijo Amado Jesús, Amén.”

¡Adelante! ¡Dios está transformando tu vida!
“Mientras vivimos en esta tienda de campaña, que es nuestro cuerpo, nos sentimos muy tristes y cansados. Y no es que no queramos morir. Más bien, quisiéramos que nuestros cuerpos fueran transformados, y que lo que ha de morir se cambie por lo que vivirá para siempre.”
2 Corintios 5:4 (Traducción en lenguaje actual)