domingo, 16 de marzo de 2025

¿Qué significa que tenemos la mente de Cristo?

 


¿Qué significa que tenemos la mente de Cristo?

“Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”, 1 Corintios 2:16

“Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;”, Romanos 8:7

“Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.”, 1 Corintios 15:45

Cuando Adán pecó, su espíritu perdió la conexión con Dios, inmediatamente su cuerpo recibió la muerte y sobre su alma vino la oscuridad. Esto pasó a todos los hombres, como nos dice Romanos 5:12 “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”. En lo físico, o en el cuerpo, el hombre fue condenado a volver al polvo del cual fue tomado, polvo eres y al polvo volverás (Génesis 3:19b).

El hombre murió espiritualmente, y la muerte espiritual se refiere a la separación del hombre de Dios y la pérdida de la comunión con él.( Génesis 3:22 al 24). El alma entró en la oscuridad, sus pensamientos confundidos, sus emociones incontrolables y su voluntad esclavizada, ocurrió lo que dice: “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la circuncisión de vuestra carne” (Colosenses 2:13a)

Pero Cristo lo cambió todo, pues el Padre hizo lo siguiente: “os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,” (Colosenses 2:13b).

Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, nuestro espíritu es pasado de muerte espiritual a vida eterna en Cristo Jesús: “Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, más el espíritu vive a causa de la justicia” (Romanos 8:10), aunque nuestro cuerpo heredó la muerte y se va desgastando a causa del pecado, nuestro espíritu es vivificado por su Espíritu, volvemos a tener conexión directa con Dios en Cristo, somos puestos en él, en su Hijo Santo y amado para tener comunión; es restaurado lo que se perdió en el huerto del Edén.

Esto quiere decir que, hasta que nuestro cuerpo sea transformado en cuerpo de gloria, como lo es el cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, conviviremos con una antigua naturaleza carnal que no es capaz de comprender ni someterse a las cosas espirituales, pero la buena noticia es que nos ha sido dado, por gracia mediante la fe en Jesús, una nueva naturaleza, esto es Cristo en nosotros (Filipenses 3:21, 1 Corintios 15:53)

Y tenemos ahora la mente de Cristo, esto quiere decir que solo viviendo en el Espíritu, no en la carne, podemos entender las cosas espirituales por revelación “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios” (1 Corintios 2:10).

Por esto la Palabra nos insiste a andar en el Espíritu. Significa que en cada paso que damos, cada cosa que decimos, cada intensión de nuestro corazón, podemos decidir que sea guiada por el Espíritu ya no por la carne. Es una crucifixión diaria de nuestra carne. Pero antes de Cristo, no había elección, éramos esclavos por naturaleza pero ahora estamos llamados y con la capacidad espiritual de obedecer esta enseñanza, en lugar de seguir viviendo como esclavos del pecado. (Romanos 6:17). ¡Maravillosa noticia!     Oración.

«Padre amado, tú enviaste a Cristo no para mejorarme o hacerme una buena persona, sino para que muriera en Cristo Jesús, porque mi viejo hombre está viciado, mientras que Cristo es perfecto y lleno de amor. Guíame por tu Espíritu a vivir esta nueva vida, para gloria de tu nombre, en Cristo Jesús, Amén.

sábado, 15 de marzo de 2025

El poder para vencer el pecado


El poder para vencer el pecado

Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne;” Romanos 8:3

Para ejemplificar el concepto del problema del pecado en el hombre y de cómo Dios nos da el poder para vencerlo cuando aceptamos su favor inmerecido en Cristo, podemos ilustrarlo con el siguiente caso: si tenemos un tumor, nosotros no lo podemos extraer nosotros mismos, nos haríamos un daño terrible, o moriríamos. Lo que hacemos es ir al cirujano, Cristo, para que lo extraiga y nos sane. La radiografía que teníamos del tumor, el diagnóstico preciso nos lo dio el radiólogo (la ley), pero él no puede sacarlo. Necesitamos de la cirugía (la gracia) y del cirujano (Cristo) para poder ser sanados definitivamente.

Cuando estamos atrapados en un vicio, no podemos dejarlo por nosotros mismos, por más que lo decidamos o incluso sea un anhelo; somos esclavos, por mucho que queramos no podemos auto liberarnos, si fuese así, Cristo no hubiera tenido que venir.

Por lo tanto, necesitamos creer la Palabra: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.” (Romanos 7:19) y lo único que nos da el poder para salir de la esclavitud del “no puedo” o de no poder hacer el bien que quieres, es la gracia de Dios. Cristo dijo: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.” (Juan 8:36) y esto coincide perfectamente con: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”; aqui usa la palabra “enseñoreará” del griego “kurieúo” que significa el que gobiena sobre’, pero cuando recibimos (creemos, aceptamos, lo hacemos para nosotros,) la abundancia de la gracia y del don de la justicia, reinaremos nosotros sobre el pecado: “ Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.” (Romanos 5:17):

Es decir, aunque es algo que ya ocurrió, el hecho cumplido de nuestra salvación en la cruz, es una verdad que se extiende desde nuestra vida presente hasta nuestro futuro. Verdad que debemos creer hoy, para experimentar la libertad reinando sobre el pecado.  Oración.

«Padre, en Cristo Jesús me has dado el poder para vencer el pecado, tu gracia maravillosa y abundante para no ser esclavo, porque juntamente con Cristo he muerto para vida nueva y ya no soy esclavo de las exigencias justas de la ley que no podía cumplir en mi propia carne, ni del pecado que se aprovechaba de ella para impulsar en mí desobediencia. Que maravillosa noticia de libertad al tener ahora el poder de tu Espíritu para que Cristo viva a través de mi vida.


viernes, 14 de marzo de 2025

La gracia no se trata de que no debemos hacer nada

 


La gracia no se trata de que no debemos hacer nada

“Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.”, Romanos 9:16

“porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”, Filipenses 2:13

“Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.”, Efesios 5:15-17

La gracia no se trata de que no debemos hacer nada, todo lo contrario, sí hay que esforzarse, primero en conocer la gracia, “esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús”, en andar en la gracia de Dios; porque el mundo, el acusador, la religiosidad o el legalismo latente nos querrá sacar de la gracia y llevarnos a tratar infructuosamente de vivir en nuestra fuerza.

Pero debemos ser diligentes como dice Proverbios 10:4-5: “La mano negligente empobrece; Más la mano de los diligentes enriquece” y solo la gracia de Dios nos llevará a ser diligentes, a redimir el tiempo, a cumplir cuando Dios dice: “Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo” (Colosenses 4:5).

Es una batalla diaria. No es la gracia de ayer que necesitas para tu debilidad o dificultad de hoy, es la gracia de Dios disponible hoy, y es para todos porque Dios no hace acepción de personas. Cada día, ante cualquier reto, tentación, en todo, necesitarás del favor inmerecido de Dios. Es por lo tanto de gloria en gloria, no la gloria de ayer. (Romanos 3:22-24, 2 Corintios 3:18)

El pueblo de Israel tuvo que hacer dos cosas para disfrutar de la tierra prometida, 1. cruzar el Jordán, que es un tipo de bautismo en el Espíritu y simboliza dejar atrás el pecado al sumergirse en Cristo y segundo: tomar posesión de la tierra que Dios les prometió, eso implicó vencer muchos enemigo, batallar, pero el Señor nunca les dijo “vayan solos”, sino “yo voy delante de ustedes” (Éxodo 14:14, Josué 10:14), se trataba de confiar en Él, como nos explica el libro de Hebreos: “Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron.” (Hebreos 4:2).

Aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia y ¿cuál fue la desobediencia de ellos, de muchos que no pudieron entrar?, pues que no se acercaron confiadamente al trono de la gracia: “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Éste es el contexto de la desobediencia que tuvo el pueblo: no creyeron. (Hebreos 4:6)

Te esfuerzas mucho más, cuando sabes que Dios está contigo, que va delante de ti peleando tus batallas. Estás tranquilo por dentro, pero activo por fuera, porque el reposo es una actividad dirigida por nuestro Josué definitivo: Cristo.  Oración

«Padre sé que por medio de la fe, tú has provisto de tu favor inmerecido en cada situación y con cada persona para andar diligentemente, enfrentando con toda fortaleza cada situación, no en mi fuerza sino en el poder de tu Santo Espíritu, reflejando a Cristo en cada batalla de mi vida. Amén.

jueves, 13 de marzo de 2025

Lo que NO es la gracia de Dios


 Lo que NO es la gracia de Dios

“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.” Tito 2:11-14

“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia” .Romanos 6:14

Vamos a aclarar qué no es la gracia de Dios, de acuerdo a la escritura. Lo primero que debemos aclarar, como base, es que NO es perseverar en el pecado:

La escritura dice “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde?” (Romanos 6:1) y la respuesta contundente en Romanos 6:2 es: “En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”. Así como Cristo murió, cada uno de nosotros, que hemos creído lo que Él hizo por nosotros, hemos muerto al pecado y hemos recibido plenamente el favor inmerecido de Dios.

Para ejemplificar: si estamos practicando la fornicación y decimos que estamos bajo la “gracia”, ¡no estamos experimentando la gracia sino el engaño! Necesitamos ser llevados de manera amorosa a la gracia, para verdaderamente ser liberados porque si el Hijo nos libera somos verdaderamente libres, porque el Hijo es “lleno de gracia y verdad” (Juan 8:36, Juan 1:14)

Si en alguna área de nuestra vida, estamos esclavos de algo que nos hace daño o hace daño a los demás, un vicio, pornografía, la comida, emociones descontroladas, iras explosivas, orgullo o cualquier conducta pecaminosa, nos hace falta experimentar la gracia de Dios en este aspecto, porque Romanos 6:14 dice: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley sino bajo la gracia”.

Si realmente vivimos bajo la gracia, no estaríamos dominados por algún pecado porque este no reinará sobre nosotros o nos llevará esclavos, porque no estamos bajo la ley que nos demanda pero no puede proveernos lo que la gracia sí: poder para vencer el pecado. Ninguno que viva en pecado puede usar legítimamente la gracia como excusa para pecar, porque es contrario a las Sagradas Escrituras de Dios.

La gracia de Dios, como lo dice el versículo de hoy, nos enseña a renunciar, nos lleva a tomar decisiones que nos alejen de la impiedad y de los deseos mundanos, para vivir sobria, justa y piadosamente. Esto es maravilloso, el mundo puede estar bajo la mayor depravación moral, pero nosotros por la gracia de Dios, somos guardados, apartados para vivir vidas moralmente agradables a Dios (santidad).

En conclusión, la gracia de Dios no es persistir en el pecado, sino que la gracia de Dios nos impulsa a tomar decisiones que nos alejen del pecado y nos acerquen a Dios, para permanecer en Cristo y cumplir lo que dice 1 Juan 2:6: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”   Oración.

«Padre, qué revelación tan maravillosa de tu favor inmerecido, pero disponible para todos por medio de la fe en Jesús; has manifestado tu sobreabundante gracia para que no perseveremos en el pecado, sino que permanezcamos en Cristo 

miércoles, 12 de marzo de 2025

Vivamos según las riquezas de su gracia

 


Vivamos según las riquezas de su gracia

“en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia,” Efesios 1:7

Lastimosamente un mal entendimiento de la gracia de Dios ha alejado a muchos predicadores de enseñar la gracia de Dios y a nosotros mismos de reflexionar profundamente en esta doctrina tan importante. Un tema que al entenderlo y aceptarlo por fe, nos llevará a una transformación profunda, un cambio de dentro hacia afuera para que se haga realidad la enseñanza de nuestro Señor: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.” (Lucas 6:45).

Por esto, al abordar este tema resuenan las palabras que por el Espíritu, Pablo dice a Timoteo: “Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” y “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:1, 15).

No es un tema fácil de abordar, requiere andar en el Espíritu, ante la proliferación de falsas enseñanzas y paradigmas de pensamiento religioso que han impregnado nuestra vida, pero como Pablo le explica a Timoteo, la gracia no es algo, es alguien y ese alguien es Cristo.

Mi encuentro con la gracia de Dios fue tan real y ha seguido transformando de manera tan radical y continua mi vida, que me es dada necesidad de no callarlo: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).

¿Has tenido un encuentro con la gracia de Dios? Te animo a descubrir y a experimentar por fe en los siguientes devocionales el poder de la gracia de Dios actuando en tu vida para que vivamos según las riquezas de su gracia.   Oración.

«Padre, me has dado todas las riquezas de tu gracia por medio de Cristo, tanto favor inmerecido para que ahora viva en Cristo toda la plenitud de la libertad del pecado, para gloria de tu nombre. Se que andando en el Espíritu, puedo aprovechar cada tesoro que me has entregado para vivir en la victoria que tú quieres que yo viva. En el nombre de Jesús. Amén.

martes, 11 de marzo de 2025

Renovación mental

 


Renovación mental

“y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” Efesios 4:23-24

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”, Romanos 12:2

Cambiar nuestra manera de pensar es fundamental en un mundo que busca imponer ideas contrarias al plan de Dios, pero también donde el engaño prolifera. Se han introducido mentiras envueltas en verdades, se ha cambiado el mismo sentido y significado de palabras para disminuir o menospreciar el impacto de una idea verdadera, o potencializar una idea falsa.

Por ejemplo, la dura realidad del aborto la han disfrazado como algo bueno al llamarla “interrupción voluntaria del embarazo”, tratando de ocultar que se trata de la vida de un niño en estado de gestación, y si hay un derecho presente es el derecho a nacer. La Palabra de Dios dice una verdad contundente frente a este tema: “Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas, Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas” (Salmos 139:16). Dios creó, diseñó y puso en acción los mecanismos para que se desarrollara nuestra vida; los datos organizados perfectamente en el ADN no se crean solos.

Así que cuando creemos en Cristo y lo aceptamos en nuestro corazón, nuestra mente es despejada y liberada del engaño, de las ideas dañinas y mentirosas del mundo, que no son consistentes, ni coherentes, ni siquiera prácticas. ¿Ha podido el aborto disminuir la pobreza y acabar con el sufrimiento? Al contrario, genera violencia, dolor y más pobreza. Pero la buena noticia es que Dios perdona a todo el que viene a Cristo y cambia su manera de pensar, de esto se trata el arrepentimiento verdadero no religioso: Aceptar la verdad transformadora del evangelio en mi corazón, para que sean abiertos nuestros ojos a esta verdad y podamos experimentar todo el amor de Dios en Cristo Jesús.  Oración.

«Padre, soy nueva criatura en Cristo Jesús, antes mis pensamientos eran confusos y estaban en oscuridad, pero tu gracia me alcanzó y confiando en ti, experimenté tu inmenso amor, liberándome de mis cadenas de opresión. Ahora mi mente es tuya y quiero cada día renovar mi pensamiento siguiendo la verdad de tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.

lunes, 10 de marzo de 2025

ADOPTADOS HIJOS SUYOS

 


ADOPTADOS HIJOS SUYOS

“en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”, Efesios 1:5-6

“Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”, Romanos 8:15-16

La nueva relación que tenemos con Dios es que hemos sido adoptados como hijos en su familia, esto nos da derechos y obligaciones al mismo tiempo. Sabemos que los procesos de adopción son sumamente serios y complicados, por eso cuando se adopta a un niño hay que realizar muchos trámites legales hasta que se concede el certificado de que esa persona es hija de alguien y por ende su heredera. La vida anterior de una persona adoptada se borra completamente; si tenía deudas estas quedan canceladas, se le considera una nueva persona que empieza una nueva vida sin vinculación con su pasado. Su ceremonia de adopción se lleva a cabo en frente de testigos.

Cuando conocemos a Dios y nos hace hijos por su voluntad, adquirimos todos los derechos de un hijo legítimo, nos volvemos herederos y coherederos con Cristo. Nuestro pasado automáticamente es borrado y nos hace nuevas criaturas. 2 Corintios 5:17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Somos hijos de un nuevo Padre en todos los sentidos. Como es una adopción espiritual que se hizo en la cruz del calvario, el testigo de nuestra ceremonia de adopción es el Espíritu Santo, quien da testimonio a nuestro espíritu de que somos de verdad hijos de Dios.

Antes de ser adoptados estábamos bajo el control de nuestra naturaleza humana pecadora; pero Dios en su misericordia nos ha tomado como su exclusiva posesión, el pasado ya no tiene ningún derecho sobre nosotros, Dios tiene ahora el derecho absoluto, el pasado está cancelado y nuestras deudas borradas por la sangre preciosa de Jesús.

Ahora tenemos una nueva vida con Dios, por eso el apóstol Pablo nos dice que hemos recibido el Espíritu de adopción para ya no estar más en temor, ya no somos esclavos sino libres. No volvamos a esclavitud viviendo bajo los parámetros del mundo, vivamos en la libertad que Cristo nos dio por medio de su sacrificio, en una vida bajo los preceptos divinos, una vida abundante y de bendición.

Tengamos una relación íntima con nuestro Padre quien nos restaura y nos convierte en sus hijos. Hemos heredado su vida y su gloria, vivamos conforme a lo que su Palabra dice que somos: santos y amados. Acerquémonos con confianza y digámosle: Abba Padre.           Oración.

"Gracias Padre celestial, porque sin merecerlo, me tomaste cuando estaba perdido, cuando andaba en pecado y me adoptaste por el puro afecto de tu voluntad. Enséñame a andar en libertad y a caminar como un verdadero hijo de Dios, obedeciendo tu Palabra, teniendo siempre una íntima comunión contigo y disfrutando de todas las promesas y de la gloria que he heredado. Amén.  

domingo, 9 de marzo de 2025

¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?


 

¿CUÁNTO ME AMASTE SEÑOR?

“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”, Mateo 5:43-48

¿Cuánto amó Jesús a sus amigos? ¿Pero cuánto más amó a sus enemigos? Amar a las personas que nos aman es tan sencillo, pero cuán difícil es amar a las personas que nos hacen daño. Jesús fue odiado y maldecido por proclamar la verdad, pero nunca hubo una gota de odio y lamentación. Nunca hubo una palabra de desprecio hacia nadie. Vino a amar y sólo a amar.

Demasiado grande y Admirable, deberíamos anhelar ser como Él. Amar a quienes nos hacen daño y bendecirlos como nos enseña en su Palabra, muestra lo que realmente hay en nuestro interior. Podemos restaurar nuestras familias y el mundo que nos rodea sólo con su perfecto amor. Hagamos la diferencia incluso en las situaciones más tensas. Aprendamos a ser pacientes, bondadosos, inofensivos, dejemos el orgullo y el enojo. Seamos mansos y justos, humildes y amorosos.

Cuando vengan situaciones que no podamos controlar, cuando nos hieran con palabras, todo lo que se levante en nuestra contra, Dios lo usará para nuestra bendición. Sus promesas siguen en pie, su gracia y fortaleza permanecen. El Señor nos dice “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. Cuando entendamos esto sabremos que nada pasa por azar, Él está formando nuestro carácter para que sea como el suyo a través de todo lo que nos sucede, aun cuando creamos que no merecemos eso y que nos parece injusto.

Recordemos que nosotros no dimos nada para recibir la salvación, Jesús dio todo por nosotros. Jesús cambió con su muerte en la cruz el destino eterno de la humanidad caída, por eso sufrió en silencio, dejando que se cumpliera el plan de salvación y todo lo hizo por amor. Como dice Isaías 53:7 “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.  Oración.

"Señor enséñame a amar. Seré un verdadero hijo de Dios cuando ame a otros sin esperar nada a cambio a pesar de todas las heridas y daño que me hagan. Nadie puede darme de lo que no tiene, debo dar del amor que me has dado y así poder ser perfecto como me pides. Amén.