jueves, 10 de septiembre de 2015

Salmos.32.v1-5

Salmos.32.v1-5 Lea este salmo en forma conjunta con el Salmo 51. Ambos son salmos penitenciales. Aquí David expresa el gozo del perdón. Dios lo había perdonado por los pecados que había cometido en contra de Betsabé y Urías (2 Samuel 11, 12). Este es otro de los salmos penitenciales (de arrepentimiento) en donde el escritor confiesa su pecado a Dios.

32.1, 2 Dios quiere perdonar a los pecadores. El perdón ha sido siempre parte de su naturaleza amorosa. Lo anunció a Moisés (Exo_34:7), lo reveló a David y lo mostró dramáticamente al mundo por medio de Jesucristo. Estos versículos hablan de las diferentes acciones que expresan el perdón de Dios: perdona la transgresión, cubre el pecado, no nos inculpa de pecado. Pablo citó estos versículos en Rom_4:7-8 y mostró que podemos tener la misma experiencia gozosa de perdón por medio de la fe en Cristo.

32.5 ¿Qué es la confesión de los pecados? Confesar es decir con la boca aquello que se ha hecho y reconocerlo como pecado en forma clara y total. Debemos confesar nuestros pecados sin demora, con humildad, contrición y arrepentimiento. Al hacerlo no debemos echar en cara el pecado de nuestro prójimo. Como regla general debemos confesar ante quienes hemos ofendido. Debemos afirmar nuestra intención de abandonar el pecado a fin de servir a Dios con mayor fidelidad.

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Salmos. 31 v1-6

Salmos. 31 v1-6
31.1 David clamó a Dios para que lo librara. Quería que Dios detuviera a aquellos que injustamente le estaban causando problemas. Por lo tanto, David hizo su petición basado en lo que él conocía del nombre o carácter de Dios. Como Dios es justo y amoroso, El quiere liberar a su pueblo.

31.1-6 Decimos que tenemos fe en Dios, pero, ¿confiamos realmente en El? Las palabras de David, "En tu mano encomiendo mi espíritu", transmiten su completa confianza en Dios. Jesús utilizó esta frase cuando estaba muriendo en la cruz, mostrando su absoluta dependencia en Dios el Padre (Luk_23:46). Esteban repitió estas palabras cuando estaba siendo apedreado (Act_7:59) confiando que en la muerte, simplemente estaba pasando del cuidado terrenal de Dios a su cuidado eterno. Debemos comprometer nuestras posesiones, nuestras familias y nuestras vocaciones a Dios. Pero en primer lugar y más importante aun, debemos comprometernos totalmente con Dios.

31.6 ¿Por qué trajo David repentinamente el tema de la idolatría? Quería hacer un contraste entre su total devoción a Dios y la adoración diluida ofrecida por muchos israelitas. Los rituales religiosos paganos nunca fueron completamente borrados de Israel ni de Judá, a pesar de los esfuerzos que llevó a cabo David y otros pocos reyes. Obviamente, una persona que se inclinaba ante los ídolos no podía depositar su espíritu en las manos de Dios. Cuando colocamos los ídolos actuales (riqueza, posesiones materiales, éxito) en el primer lugar de nuestra vida, no podemos esperar que el Espíritu de Dios nos guíe. Dios es nuestra autoridad suprema y requiere nuestra primera lealtad.

martes, 8 de septiembre de 2015

Salmos. 30.v1-7

Salmos. 30.v1-7
30.1ss David pudo haber escrito este salmo cuando dedicó la era de Arauna (que llegó a ser el terreno del templo) y después de que Dios detuvo la gran plaga que había utilizado para disciplinarlo (1 Crónicas 21.1-22.6). La enfermedad grave mencionada en 30.2, 3 pude referirse a una enfermedad que tuvo David o a la plaga misma.

30.5 Como una inyección aplicada por un doctor, la incomodidad de la ira de Dios es momentánea, pero los efectos buenos duran un tiempo. Permita que la ira de Dios sea una incomodidad breve que lo advierta y lo ayude a volverse del pecado.

30.6, 7 La prosperidad había hecho que David se sintiera invencible. A pesar de que sabía que sus riquezas y su poder provenían de Dios, se le habían subido a la cabeza, haciéndolo soberbio. La riqueza, el poder y la fama tienen un efecto tóxico sobre la gente, la hace sentir muy confiada en sí misma, muy segura de sí misma e independiente de Dios. Pero esta es una seguridad falsa que se hace añicos fácilmente. No se deje atrapar por la seguridad falsa de la prosperidad. Dependa de Dios para su seguridad y no será estremecido cuando las posesiones terrenales desaparezcan.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Salmos. 29.v1-11

Salmos. 29.v1-11
29.5, 6 Los cedros del Líbano eran árboles gigantescos. Podían llegar a alcanzar hasta 34 m de altura y 9 m de circunferencia. Una voz que pudiera derribar los cedros del Líbano tenía que ser una voz verdaderamente poderosa: la voz de Dios. Sirión es el monte Hermón. Todo aquello que impresionaba a la gente estaba bajo el completo control de Dios.

29.10, 11 A lo largo de la historia, Dios ha revelado su poder por medio de milagros majestuosos sobre la naturaleza, tales como el gran diluvio (Génesis 6-9). Dios promete continuar revelando su poder. Pablo nos exhorta a que comprendamos cuán grande es el poder de Dios (Eph_1:18-23). El mismo poder que levantó a Cristo de los muertos está disponible para ayudarnos en nuestros problemas diarios. Cuando se sienta débil y limitado, no se desespere. Recuerde que Dios puede darle fuerza. El poder que controla la creación y que levanta a los muertos está a su disposición.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Salmos.27.v13-14

Salmos.27.v13-14 La "tierra de los vivientes" significa simplemente esta vida. Es obvio que David estaba pasando por una prueba, pero tenía la confianza de que en esta vida presente Dios lo ayudaría a salir del apuro.

27.14 David sabía por experiencia lo que significaba esperar al Señor. Había sido ungido rey a la edad de dieciséis años, pero no fue rey sino hasta que tuvo treinta. Mientras tanto, el celoso rey Saúl lo estuvo persiguiendo por todo el desierto. David tuvo que esperar en Dios en cuanto al cumplimiento de su promesa de que algún día sería rey. Más tarde, después de convertirse en rey, se vio perseguido por Absalón, su hijo rebelde.
Esperar en Dios no es fácil. A menudo parece que no está respondiendo a nuestras oraciones o que no comprende la urgencia de nuestra situación. Esa clase de pensamiento implica que Dios no lleva las riendas o que no es justo. Pero vale la pena esperar en Dios. Lam_3:24-26 nos hace un llamado a la esperanza y a esperar en el Señor ya que a menudo Dios utiliza la espera para refrescarnos, renovarnos y enseñarnos. Use esos momentos de espera para descubrir lo que Dios puede estar tratando de enseñarle en el proceso.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Salmos. 27.v1-10

Salmos. 27.v1-10
27.1 El temor es una sombra negra que nos envuelve y finalmente nos aprisiona dentro de nosotros mismos. Cada uno de nosotros hemos sido prisioneros del temor en un momento dado: temor al rechazo, a ser mal interpretados, a la inseguridad, a la enfermedad e incluso a la muerte. Pero se puede vencer el temor por medio de la luz libertadora del Señor que nos da salvación. Si quiere disipar la oscuridad del temor en su vida, recuerde junto con el salmista que el Señor es su luz y su salvación.

27.4 Al decir "la casa de Jehová" y "su templo", David pudo estar refiriéndose al tabernáculo de Gabaón, al santuario que había levantado para guardar el arca del pacto o al templo que su hijo Salomón construiría. David probablemente tenía el templo en mente ya que había trazado muchos planes para su construcción (1 Crónicas 22). Sin embargo, pudo haber usado la palabra templo para referirse a "la presencia del Señor". Su deseo más grande era vivir cada día de su vida en la presencia de Dios. Tristemente, este no es el deseo más grande de muchos que dicen ser creyentes. Pero aquellos que pueden vivir diariamente en la presencia de Dios podrán hacerlo eternamente.

27.10 Muchos han tenido la triste experiencia de ser abandonados por su padre o su madre. Los hogares destruidos, las diferencias de creencia, el vicio de las drogas o el alcohol, y aun el aislamiento sicológico pueden dejar a los niños afectados por esta pérdida. Este dolor puede persistir aun siendo adultos. Dios puede ocupar ese lugar en nuestras vidas, llenar ese vacío y sanar esa herida. El puede dirigirnos hacia adultos que pueden ser para nosotros padres o madres. El amor de Dios basta para todo.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Salmos. 26.v1-5

Salmos. 26.v1-5
26.1-3 Al decir David que había vivido en integridad, no declaraba su falta de pecado. Eso es imposible para cualquier ser humano. Lo que quería decir era que tenía una relación firme con Dios, y que cuando pecaba su registro se limpiaba al pedir perdón. Aquí le suplica a Dios que limpie su nombre de los falsos cargos presentados en su contra por sus enemigos. Nosotros también podemos pedir a Dios que nos examine, confiando en que perdonará nuestros pecados y limpiará nuestro historial de acuerdo a su misericordia.

26.4, 5 ¿Debemos apartarnos de los que no son creyentes? No. Si bien hay algunos lugares que los cristianos deben evitar, Jesús demostró que debemos andar entre los que no son creyentes para ayudarlos. Pero existe una diferencia entre estar con ellos y ser uno de ellos. Tratar de ser uno de ellos daña nuestro testimonio. Pregúntese acerca de las personas cuya compañía disfruta: "Si estoy frecuentemente con ellos, ¿me volveré menos obediente a Dios en mi perspectiva o en mis actos?" Si la respuesta es sí, regule cuidadosamente cómo usa su tiempo con esa gente y qué efecto tiene en su vida.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Salmos.25.v16-17

Salmos.25.v16-17 ¿Parecen siempre ir de mal en peor los problemas de la vida? Dios es el único que puede revertir esa espiral descendente. El puede tomar nuestros problemas y convertirlos en victorias gloriosas. Hay un sólo requisito necesario: nosotros, al igual que el salmista, debemos clamar: "Mírame y ten misericordia de mí". Cuando estamos dispuestos a hacerlo, lo peor puede convertirse en algo maravilloso. Pero el siguiente paso es suyo. Dios ya ha hecho su ofrecimiento.

25.21 Si dos fuerzas poderosas necesitamos a lo largo de la vida, estas son la integridad y la rectitud. El salmista pide que estas fuerzas lo protejan en cada paso. La rectitud nos lleva a aprender lo que Dios requiere y esforzarnos por cumplirlo. La integridad (ser lo que decimos ser) nos impide declarar que somos rectos mientras vivimos como si no conociéramos a Dios. La rectitud dice: "Este es el camino del pastor". La integridad dice: "Caminaré constantemente en él".