¿Cómo deberíamos demostrar nuestro amor a Dios?
1. Deberíamos estar agradecidos por quién es Dios. Dios el Padre es un Dios de amor, perdón, misericordia, fidelidad y justicia, etcétera.
2. Podemos dar gracias y gozarnos por todo lo que Dios ha hecho por nosotros. Ha hecho grandes cosas por nosotros que no necesitaba hacer, en
especial al mandar a su Hijo Jesús y revelarse a nosotros. Ha hecho una manera para que nosotros viniéramos a ser parte de su Reino y de convertirnos de
hecho en sus hijos (1 Juan 3:1).
3. Deberíamos desear conocer a Dios mejor, en especial mientras leemos y meditamos su Palabra y tenemos comunión con El en oración.
4. Podemos vivir una vida que agrade a Dios. Esta se muestra realmente cuando:
- Hacemos importante para nosotros lo que es importante para El (por ejemplo, crecer espiritualmente p ser como Jesús, demostrar amor el uno
al otro y ayudar a llevar a cabo la comisión de Jesús, de hacer discípulos para El, de todas las naciones).
-Vivimos un estilo de vida que agrade a Dios antes que a nosotros o al mundo (1 Juan 2:15-17).
-Voluntariamente tomamos las cargas de Dios por el mundo, en especial en oración (Mateo 6:9-10).
-Voluntariamente hacemos sacrificios por Dios e incluso estamos dispuestos a entregarlo todo si nos pide (Marcos 12:41-44).
5. Deberíamos ser obedientes a la Palabra de Dios y sus mandamientos (Juan 14:15; Mateo 7:21-23; 1 Juan 5:2-3).
6. Podemos decirle a Dios que le amamos cuando oramos, hablamos, alabamos y cantamos.
7. Pode8. Deberíamos amara nuestros hermanos e incluso a nuestros enemigos. El amor ágape está resuelto a buscar lo mejor de los demás.
Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
(1 Juan 3:14)
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón.
¿ Cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en
verdad.
(1 Juan 3:17-18)
Amad a vuestros enemigos, y orad por los que os ultrajan y os persiguen.
(Mateo 5:44)
(Véase también Juan 13:34-35; Romanos 12:9-10; Gálatas 5:14; 1 Pedro 4:8)
miércoles, 14 de marzo de 2012
lunes, 12 de marzo de 2012
Conclusión
Conclusión
E ningún sitio es el amor incondicional más plenamente expresado que en la cruz (1 Juan 4:10). Necesitamos ser animados para venir como niños a
nuestro Padre celestial. El sabe lo que es mejor para nosotros. Necesitamos venir al trono de gracia con confianza, para que podamos recibir
misericordia y hallar gracia para ayudarnos en nuestra hora de necesidad (Hebreos 4:16). Dios ha asegurado nuestro porvenir en cada área por
medio de la vida, muerte y resurrección de Jesús (Romanos 8:32).
i) Preguntas y puntos de discusión
1. ¿Por qué tantos cristianos se sienten condenados, indignos e insuficientes? Discútelo.
2. ¿Qué provisión ha asegurado Dios para nosotros para liberamos de condenación, y qué necesitamos hacer? (1 Juan 1:7-9)
3. ¿Es el sacrificio que hizo Jesús suficiente para cubrir todas nuestras necesidades?
4. ¿Dónde está Satanás con relación a nosotros y cuánto poder tenemos disponible para nosotros cuando estamos en Cristo? (Efesios 1:17-23).
5. Lee y discute las seis razones por las cuales fallamos en recibir nuestra sanidad, y compáralas con los tres hechos principales demostrando
que nuestra sanidad es una parte íntegra de la obra de Jesús en la cruz.
j) Resumen y aplicación
1. Dios ha prometido cubrir toda necesidad espiritual, física y material para todo su pueblo por la obra de Jesús en la cruz.
2. Los hijos de Dios deberían ser libres de condenación, porque tienen disponible para sí el perdón de Dios. 3. Dios ha prometido cubrir
todas nuestras necesidades según sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19).
4. Jesús ha ganado para nosotros la victoria sobre el pecado, la muerte, el mundo y el poder de Satanás por su obra en la cruz.
5. La sanidad del cuerpo es una parte íntegra del propósito de nuestro Padre celestial en la obra de Jesús en la cruz del Calvario.
domingo, 11 de marzo de 2012
Seis razones por las cuales fallamos en recibir-nuestra sanidad
Seis razones por las cuales fallamos en recibir-nuestra sanidad
(1) Alguna gente no tiene fe en Dios para su sanidad (Santiago 5:15).
(II) El pecado personal sin confesar crea una barrera a la gracia de Dios (Santiago 5:16).
(III) La desunión persistente y extensa, el pecado e incredulidad en cuerpos de creyentes y familias impiden sanidad en los miembros individuales
del cuerpo (1 Corintios 11:30).
(IV) Por diagnóstico incompleto o incorrecto de lo que causa sus problemas, ]agente no sabe orar correctamente.
(V) Alguna gente supone que Dios siempre sana instantáneamente, y cuando no es sanada inmediatamente, deja de orar.
(VI) Alguna gente busca en la dirección equivocada su sanidad. Es importante oír la Palabra de Dios con respecto al proceso de sanidad.
Algunos tendrán un toque sobrenatural directamente de Dios para su sanidad, pero otros recibirán alivio y sanidad por ayuda médica o quirúrgica.
Recuerda, no toda sanidad viene de Dios, por consiguiente, es importante para nosotros ejercitar el don de discernimiento cuando
viene a estas áreas profundas de la vida.
sábado, 10 de marzo de 2012
La virtud de la sanidad
La virtud de la sanidad
El don universal que viene a la humanidad desde la cruz es el don de salvación en el sentido de perdón de pecados Sin embargo, la cruz del Calvario
también es la base de cada otra provisión que el Padre nos puede dar y nos dará según su voluntad. Esto incluye sanidad. Hay factores que controlan
si estas provisiones serán dadas en cada caso, por ejemplo, cuando necesitamos ejercitar más fe, o cuando nuestra vida impide que el Padre sea
tan generoso como quiere ser. Hay también otros factores escondidos. Sin embargo, esto no nos debería frenar la oración en fe o pedir al Padre
ayuda en todo momento de necesidad. Podemos confiar en el Señor, pero no le podemos manipular (Deuteronomio 29:29). Tres hechos principales
muestran que la sanidad del cuerpo es una parte íntegra del propósito del Padre en la obra del Calvario.
(I) Dios ha establecido el principio de sanidad en la muerte y resurrección de Jesús. Jesús murió contusionado y roto. Pero fue resucitado sano e
ileso.
(II) Las Escrituras testifican claramente de la inclusión de la sanidad física como parte de la obra del Calvario (Romanos 8:11). Jesús murió, no
solamente para llevar nuestros pecados, sino para llevar nuestras penas y nuestras enfermedades (Isaías 53:4-5; 1 Pedro 2:24). Jesús murió no
solamente para salvar nuestra alma; sino todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.
(III) El testimonio directo de sanidad está hoy en el poder del Espíritu Santo: el propósito de Dioses que vivamos
ahora en lo bueno y con el poder de la vida eterna. ¡No existe tal cosa como un creyente sin sanar!
La realidad es que la cruz fue el encuentro decisivo en la batalla entre el bien y el mal. Allí Satanás fue por fin desnudado de su poder y su
destino fue sellado definitivamente. ¡Pero todavía existe una guerra! Asimismo la obra decisiva ha sido conseguida para nuestra sanidad, pero todavía
no estamos plenamente sanados. Cada milagro de la gracia de Dios es un milagro de promesa. Es un tipo o indicador de lo que nos pertenecerá
cuando Jesús venga en su Reino de gloria. El hecho de que la batalla está ganada, pero no acabada, no nos impide ocuparnos en la guerra
espiritual a todos los niveles en el día de hoy. Al contrario, nos debería estimular. Así es con la cuestión de sanidad, ¡porque ciertamente esta es
parte de la batalla! No deberíamos inhibirnos de orar sólo porque nos damos cuenta de que todavía, no todo es perfecto.
miércoles, 7 de marzo de 2012
La virtud de la victoria
La virtud de la provisión
Al diablo no le importa que creamos en Dios, mientras sea un Dios que no hace nada. El propósito de Satanás es romper la relación de confianza
en Dios que el Espíritu Santo trae a la vida cuando nacemos de nuevo por su poder. Es por el Espíritu que conocemos a Dios como nuestro
Padre, y es por El que venimos a Dios nuestro Padre en sencilla confianza y fe (Romanos 8:15-16). "El que no escatimó ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con El todas las cosas?" (Romanos 8:32). Cada vez que luchamos con
un sentimiento de necesidad deberíamos volver al Calvario. Después de Jesús cualquier otra provisión ¡es una nota al pie de una página!
Todo lo que podarnos necesitar está incluido en El, y por fe en El conocemos esa liberación que nos da su provisión en nuestra vida día a día. La virtud de la victoria
En su muerte, Jesús consiguió victoria para nosotros sobre el pecado, la muerte, el mundo y el poder de Satanás: los grandes enemigos que persiguen
los pasos de todo ser humano. Satanás continuamente trata de llevarnos a la derrota y debilidad por estos medios. Necesitamos tener clara nuestra
victoria en Jesús, para que podamos vencer a Satanás en sus ataques a nuestra vida. Jesús ha ganado por nosotros la victoria sobre el pecado y la muerte
(Romanos 5:12,15).
Las dos grandes armas de Satanás: la culpabilidad y el miedo, son, por consiguiente, inefectivas en la vida de cristiano que se mantiene firme
en la obra acabada de la cruz. Jesús ha ganado por nosotros la victoria sobre e mundo. El mundo es aquel sistema satánico de maldad que ha
impregnado el orden de Dios y la sociedad humana; el cual lleva a los hombres y mujeres a la oscuridad y lejos de Dios. Pero por la obra acabada
de Cristo en la cruz que venció los principados y potestades de este mundo oscuro, podemos compartir su victoria en el poder presente del Espíritu
Santo (1 Juan 5:4-5). Ha ganado por nosotros victoria sobre Satanás. La cruz fue, en efecto, la batalla císmica entre el poder de Dios y el poder de
Satanás. Todo lo que fluye a nosotros desde la cruz, es posible porque Jesús ganó la victoria. Aquella victoria no fue ganada en algún rincón oscuro
y secreto, sino en la arena pública para que todos la vieran. Cuando Jesús clamó "consumado es", no clamaba en debilidad o desesperación sino
que proclamaba públicamente la poderosa victoria de Dios. En Jesús, Dios ha vencido todos los poderes de la tinieblas, así que ya no constituyen
una amenaza a los que se mantienen en fe en Cristo Jesús (Colosenses 2:13-16)..
martes, 6 de marzo de 2012
Comprender la cruz: (Tercera Parte)
La virtud de la cruz
a) Escrituras clave
1 Juan 2:1-2 1 Juan 4:4
2 Pedro 1 3 1 Pedro 2:24
b) Introducción
Satanás quiere que vivamos en incredulidad y desesperación y que dejemos de creer que el Padre puede cubrir nuestras necesidades. Pero Dios ha
establecido sus promesas y principios en la cruz del Calvario. Si Dios faltara en sostener a su pueblo y cubrirle en todo punto su necesidad espiritual,
física y material, estaría negando la obra que ha llevado a cabo por medio de su Hijo Jesús (2 Corintios 8:9). Hay cuatro áreas en que necesitamos
ver la obra acabada de Cristo: perdón, provisión, victoria y sanidad. La virtud del perdón
La autocondenación es una característica común de nuestra experiencia humana. Muchos creyentes cristianos sufren de condenación de
espíritu. La realidad de los fracasos diarios en nuestro caminar con Dios, y la presión de nuestra interacción diaria con otra gente a
menudo llevan a sentimientos de indignidad e insuficiencia. El perdón es un hecho desde el punto de vista de Dios. En Cristo, ha cubierto
todos nuestros pecados y cuando venimos a El en arrepentimiento y confesión nunca deja de limpiarnos y darnos ese sentido de libertad
y frescura que es nuestro derecho por la muerte de nuestro Salvador. Pero al diablo nunca le gusta dejarlo allí. Le encanta aprovecharse de
nuestros sentimientos de debilidad e intenta llevarnos de nuevo a la condenación y esclavitud en nuestro corazón. Aquí es donde necesitamos
recibir nuestro perdón. Satanás intenta convencernos de que, de algún modo, necesitamos pagar por nuestros pecados. Pero esta es una
contradicción total a la enseñanza de las Escrituras y a la obra del Calvario. Jesús ha cubierto toda nuestra deuda y necesitamos recibir nuestro
perdón en El (1 Juan 1:7-9). Tenemos un Salvador que está en estos momentos hablando con el Padre en nombre nuestro. Al abrir la
boca y pedir perdón El está nombrando nuestro nombre ante nuestro Padre celestial
lunes, 5 de marzo de 2012
Preguntas y puntos de discusión
Preguntas y puntos de discusión
1. Lee Lucas 22:39-46 y Mateo 26:36-46. ¿Por qué crees que Jesús pasó por este momento y por quién lo hizo?
2. ¿Cómo se ocupó de nuestro pecado? (Hebreos 4:15; 9:26).
3. ¿Por qué era el sacrificio de Jesús en la cruz aceptable a Dios para nuestra salvación? (2 Corintios 5:21; Romanos 8:3-4).
4. ¿Por qué tenemos vida eterna como resultado de la obra de Jesús en la cruz? (Romanos 6:5-14, 23).
5. ¿Por qué se llama Jesús el último o segundo Adán? (1 Corintios 15:22, 45-49). Resumen y aplicación
1. Nuestro Padre celestial ofreció a su Hijo puro y sin pecado en la cruz para ser pecado por todos los hombres.
2. El hombre produjo su propia caída debido a su propia desobediencia, pero Dios alzó a Jesucristo, el último o segundo Adán para romper el
poder de ésta y librarnos.
3. Jesús es nuestro sustituto. El castigo que merecemos, El lo llevó en su Yo sin pecado en la cruz del Calvario.
4. Cuando nos damos cuenta de cuánto Jesús tuvo que sufrir por nosotros, ¿podemos hacer menos que tomar nuestra propia cruz, como
nos
lo pide, y seguirle a El?
22.
jueves, 1 de marzo de 2012
Jesús venció el pecado
Jesús venció el pecado
Jesús tuvo que vencer el pecado a dos niveles. Primero, al nivel de la vida cotidiana, donde venció el dominio del pecado en la carne por su
perfecta obediencia al Padre en el poder del Espíritu Santo. Segundo, en términos del juicio de Dios sobre el pecado, por medio del cual
recibió en sí mismo el castigo del pecado y de ese modo expió totalmente por ello, y derrotó el poder de la muerte por Su propia muerte
en la cruz. Jesús nació del Espíritu y vivió en el poder del Espíritu. Nunca supo lo que era pecar. En efecto, Jesús vivió al nivel de la
verdadera humanidad para la cual Adán fue creado y en la cual vivió hasta que cayó por la desobediencia. Jesús tenía un cuerpo real de
carne. Era como el nuestro, ya que era susceptible a la tentación, como era la carne de Adán antes de caer. Pero era diferente al nuestro
en que era gobernado por el Espíritu de Dios, y nunca conoció la realidad del pecado hasta el fin. Aquí es donde vemos la inmensidad
de su ofrenda en la cruz. En este momento hizo algo que nunca había experimentado antes, se abrió a la realidad y efectos del pecado
dentro de su propio cuerpo. No a su pecado, sino al pecado de todos los demás hombres, y en Sí mismo recogió todos sus horribles efectos y
juicio (2 Corintios 5:21). A.W. Tozer escribió: "La vieja cruz es un símbolo de muerte. Representa el repentino fin violento de un ser
humano. En tiempos romanos el hombre que llevaba su cruz y empezaba el camino no volvía. No salía para que redimieran su vida,
sino para que la acabaran".
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