El Señor se
revela a los corazones humildes
“Pero el
ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será
para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador,
que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en
pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una
multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”.
Lucas 2: 10-14
El día
grandioso del nacimiento del Rey Mesías pasó casi desapercibido. Solo un grupo
de pastores recibió la revelación de su nacimiento. Podemos preguntarnos ¿por
qué escogió a un grupo de humildes pastores, para anunciar su gloriosa llegada
a esta tierra? Primero porque el Señor busca corazones humildes que lo anhelen.
Segundo, estos quizás eran los abastecedores de ovejas para los sacrificios en
el templo, ofrecidos para el perdón de los pecados. Los ángeles invitaron a
estos pastores a recibir al Cordero de Dios, Juan 1:36, que quitaría los
pecados de todo el mundo para siempre.
El anuncio
angelical del nacimiento del Mesías a los pastores, aterrorizó a estos hombres,
pero después ese temor se transformó en gozo. Esas buenas nuevas eran para todo
el pueblo y su mensaje decía: “que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor”, además, se les dio una señal: “Hallaréis al
niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”. El Verbo fue hecho carne, en
el linaje correcto y en el lugar correcto, “en la ciudad de David”.
Qué gran
noticia para el mundo entero, y que contraste abrumador con la señal que se les
dio a los pastores, que ese Rey esperado Soberano y Salvador lo encontrarían en
un pesebre, en una humilde condición: “hallaréis un niño”; a quien los cielos
de los cielos no pueden contener, envuelto en pañales; al “Salvador”, que es
“Cristo el Señor”. 2 Corintios 8:9 nos dice: “Porque ya conocéis la gracia de
nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,
para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos”.
“¡Gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”.
Con este himno otros ángeles se unieron para sellar y celebrar las buenas
nuevas de salvación, para hacernos saber cómo este acontecimiento fue
considerado en el cielo y en la tierra, mostrando la gloria de Dios y cómo el
Salvador recién nacido habría de traer a esta tierra paz y su buena voluntad
para con los hombres.
Hoy como los
pastores, el Señor Jesús solo anhela que con sencillez de corazón y fe nos
acerquemos a Él, con humildad y gozo, entendiendo que nuestro Salvador se ha
manifestado a nosotros a través de los evangelios para que creamos en Él.
Porque se hizo hombre para estar con nosotros y hacer su obra de redención por
toda la humanidad. Permitamos entonces que el Espíritu Santo nos guíe a la
preciosa presencia de nuestro amado Jesús y podamos adorarle y contemplarle; y
que como los pastores podamos glorificar su Nombre por todo lo que hemos oído y
visto, Lucas 2:20. Recordemos que Jesús llega a cualquiera que tenga corazón
humilde y desee aceptarlo. Oración.
«Amado Jesús, qué privilegio saber que viniste a esta tierra para darme salvación. Que dejaste el cielo para hacerte hombre y venir a morir en una cruz por mis pecados. Tu plan de salvación fue perfecto. Naciste humilde para enseñarme a vivir en humildad y para enriquecerme con tu Presencia. Quiero confesar siempre con mis labios que eres “el Salvador, Cristo el Señor”. Viniste a traer gloria, paz y buena voluntad para toda la humanidad, por eso me regocijo en ti y te alabo con todo mi corazón. Amén.
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