Protección de Amor
«Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey
Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el
rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente,
y venimos a adorarle.» Mateo 2:1-2
“Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor
apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye
a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará
al niño para matarlo.” Mateo 2:13
El nacimiento de Jesús, el Salvador de la humanidad, no pasó
desapercibido para aquellos sabios que reconocieron las señales celestiales y
fueron en busca del único Dios verdadero, que venía a este mundo como un
indefenso bebe, para conocerle y adorarle (Mateo 2:1-2).
Mateo quien años más tarde tendría su encuentro personal con
Jesús, dejó registrado en el evangelio que lleva su nombre este hecho, esta
visita, pues así como él, un pecador, recaudador de impuestos, fue visitado por
Cristo, y así como Dios se manifestó a personas de tierras lejanas, como
aquellos sabios de oriente, también hoy visita y se manifiesta a los hombres
por medio de personas como tú y como yo, que se convierten en esa estrella que
al compartir el evangelio, las buenas nuevas de salvación, llevamos o acercamos
a las personas a Jesucristo.
Y ese encuentro con Cristo es tan maravilloso que debe
llevarnos, al igual que paso con Mateo, a tener cambios profundos en nuestra
vida, por ejemplo, Mateo quien antes de depositar su fe en Jesucristo,
trabajaba para el imperio romano cobrando impuestos a sus propios hermanos
judíos, tuvo un cambio tan radical, que valientemente se atrevió a dejar
registrado el terrible suceso del asesinato de niños inocentes en Mateo
2:16-18, lo cual debe llevarnos a reflexionar si nosotros como creyentes
estamos dispuestos también a exhibir públicamente prácticas que van en contra
de niños inocentes como lo son el aborto, el abuso de menores, las ideologías
de género, y levantarnos realizando ajustes en nuestra manera de pensar para
precisamente cuidar de ellos.
Hermanos la mejor forma de cuidar de los niños es tener
comunión con el Espíritu Santo, para poder ser sensibles a su voz y obedecerle,
permaneciendo así en su protección de amor, esto fue lo que hizo José, y Dios
lo guío para poner a salvo la vida de Jesús (Mateo 2:13). Oración.
«Padre Dios, gracias por tu protección de amor, gracias
porque al creer en tu amado Hijo me has acogido en tu regazo, brindándome toda
la protección que necesito, permíteme ser sensible a tu Espíritu para llevar a
otros a esa seguridad que solamente brindas tú. Amén.