Diseño divino de la enseñanza y discipulado
“Pero tú habla lo que
está de acuerdo con la sana doctrina. Que los ancianos sean sobrios, serios,
prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo
sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras
del bien; que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,
a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos,
para que la palabra de Dios no sea blasfemada. Exhorta asimismo a los jóvenes a
que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en
la enseñanza mostrando integridad, seriedad” Tito 2:1-7
La primera obligación de los líderes cristianos es enseñar.
Hemos de instruir a otros para que vivan en la fe, no importa la edad que
tengan. Las enseñanzas deben provenir primero del ejemplo de nuestra propia
vida.
A través de Tito se da instrucciones a la iglesia para
designar personas preparadas para compartir el ministerio, personas que
practican la verdad y son capaces de comunicar eficazmente la sana doctrina y
que pueden ayudar a atender al Pueblo de Dios.
Se le dice a los ancianos y ancianas, no por su edad sino por
su trayectoria en la vida cristiana, que deben instruir a los más jóvenes para
que vivan vidas santas y sean reverentes en su comportamiento. Por eso es tan
importante el testimonio intergeneracional. En la Biblia vemos el ejemplo de
Timoteo que fue moldeado por el amor de Loida, su abuela y su madre Eunice. (2
Timoteo 1:5). Este es el poder transformador del discipulado en el hogar y aquí
se ve la influencia de las mujeres sobre sus generaciones. El testimonio de
padres fieles hacia sus hijos, deja un legado espiritual duradero, no solo
fortaleciendo la iglesia local sino, impactando vidas de manera personal y
profunda.
Las personas cristianas mayores, con nuestra experiencia de
vida y sabiduría en la Palabra, tenemos la oportunidad de ayudar a los más
jóvenes en cómo vivir su fe y cómo enfrentar los desafíos con una perspectiva
espiritual. Dentro de la iglesia se pueden construir conexiones divinas donde
las generaciones se unan, no sólo para aprender, sino para caminar juntas en el
llamado que Dios nos ha dado.
Este es un diseño divino de enseñanza y discipulado que trae
unidad en la iglesia; porque sin importar la edad y la etapa de la vida, los
diferentes ministerios forman un papel fundamental en la edificación del cuerpo
de Cristo, porque todos podemos complementarnos y trabajar juntos. Así como los
jóvenes pueden aprender de nuestra experiencia y sabiduría, nosotros los que tenemos
tiempo en la vida cristiana, podemos encontrar en ellos, entusiasmo, pasión y
creatividad. La multiforme gracia de Dios une distintas generaciones para
animarnos, exhortarnos y avanzar juntos en la fe. 1 Corintios 12:12 nos enseña:
“Porque, así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también
Cristo. Oración.
«Amado Dios, qué bendición es caminar en comunidad y reflejar
la unidad que sólo Cristo puede dar. A los más ancianos en la fe, ayúdanos a
cuidar nuestro testimonio, a ser ejemplo para aquellos que son más jóvenes y
que necesitan guía y consejo para vivir su fe. Permítenos crecer cada día más
en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo para transmitir la verdad con
fidelidad. En el precioso nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, amén.
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