viernes, 31 de enero de 2025

Incontenible

 


Incontenible

“¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? ¿Quién enseñó al Espíritu de Jehová, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia? He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” Isaías 40:12-18

Para relacionarnos con una persona es fundamental conocerla, por eso si queremos conocer realmente a Dios y tener una relación personal e íntima con Él necesitamos conocer su naturaleza, sus atributos y lo que esto implica para nosotros, porque transformará la manera cómo nos acercamos a su presencia.

¿Quién puede medirlo a Él? o ¿quién puede conocer su Espíritu (su mente), con el cual conoce perfectamente y arregla todas las cosas? Dios es inmensurable y por eso, no tiene comparación con el ser humano. Cuando el Señor, por su Espíritu, hizo el mundo nada lo dirigió, ni le aconsejó qué hacer o cómo hacerlo. Las naciones, comparadas con Él, son como gota que cae en un balde, comparadas con el vasto océano; o como menudo polvo en la balanza, que no la mueve, comparado con toda la tierra. Esto magnifica el amor de Dios por el mundo que, aunque parezca insignificante, para su redención dio a su Hijo unigénito, (Juan 3:16).

¿Cuál de los ídolos paganos puede compararse con este todopoderoso Dios? Ninguno, y no hay ninguna imagen que lo pueda contener. Nunca podremos entender la magnitud de su grandeza, escasamente podremos definirlo con nuestro limitado entendimiento. Pero, en su Palabra podemos encontrar algunas respuestas a nuestra incógnita de ¿Quién es Dios? o ¿cuál es nuestro concepto de Él?

Si hablamos de su naturaleza: Dios es Espíritu, porque no está limitado a un cuerpo ni a una forma, Él está en todo lugar, todo lo ve y lo sabe, (Juan 4:24). Dios es una persona, es alguien que siente, piensa, desea y decide, (Génesis 6:5-6); Hay un solo Dios Creador y sustentador del universo, (1 Timoteo 2:5), es un Dios manifestado en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, (2 Corintios 13:14).

Si hablamos de sus atributos, es Omnisciente porque todo lo conoce, (Salmos 147:4-5); es Omnipotente porque todo lo puede, (Mateo 19:26); es Omnipresente porque está en todas partes al mismo tiempo (Salmos 139:7-12); es Eterno porque no tiene ni principio, ni fin, siempre ha sido y siempre será, (Salmos 90:2) y es Inmutable porque nunca cambia, (Santiago 1:17), siempre es el mismo, nada que ver con lo que nosotros somos.

Y moralmente es Santo, (1 Pedro 1:16); es Justo y fiel a su Palabra, (Deuteronomio 32:4); es Gracia plena y su mayor regalo es Jesucristo, (Hebreos 2:9); y es Amor, (1 Juan 4:8), por eso proveyó el mejor plan de redención para el hombre pecador, su Hijo amado, (Romanos 5:8).

Los invito a buscar cada uno de estos versículos en su Palabra para que entendamos que nuestro Dios es un Dios grande, poderoso y amoroso que está al alcance de todo el que quiera conocerlo. Recordemos Isaías 55:6-7 “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”    Oración.

«Padre amado, mi mayor anhelo es conocerte y entenderte, porque siendo quizás el más insignificante de los seres humanos, me miras con amor y misericordia y me diste la oportunidad, a través de tu Hijo Jesucristo, de volver a ti, para poder tener una relación de amor contigo, me perdonaste y me diste una vida espiritual de plenitud y gozo por el Espíritu Santo. Al entender esto quiero que mi relación contigo sea cada día más profunda y sincera. Te amo mi Señor, amén.

jueves, 30 de enero de 2025

Separados de mí nada podéis hacer

 


Separados de mí nada podéis hacer

Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. Juan 15:4-5

Para lograr muchas de las cosas que nos hemos propuesto, los sueños y planes para este nuevo año debemos entender que debemos permanecer en Jesús, esto es tener una relación personal y continua con Él, para incluirlo en todas las situaciones de nuestra vida, siguiendo su guía por medio de su Palabra y con la ayuda y el poder de su Santo Espíritu; este es el secreto para una vida bendecida y próspera en todo sentido. Debemos aprender a depender de Él en todo.

Es caminar por fe y no por vista, creyendo lo que Dios nos dice en su Palabra, es la única manera de sobrevivir espiritualmente, por eso es necesario cultivar hábitos espirituales que nos ayuden a estar firmes, como la lectura diaria de su Palabra, la oración, el ayuno, el congregarnos con otros creyentes y compartir su mensaje a otros.

Jesucristo es la Vid verdadera. La unión de la naturaleza divina con la humana, y la plenitud del Espíritu que hay en Él, son las que nos sustentan. Los creyentes somos los pámpanos de esta Vid. Nuestra vida está escondida con Cristo, como dice Colosenses 3:2-3 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios”.

Entonces necesitamos estar adheridos a Jesús y beber de su savia (su Palabra) si queremos dar fruto. Lo único que puede salvar al ser humano es estar unidos vitalmente con Jesús, porque Él es la auténtica Vid de Dios y, por tanto, tenemos que ser sarmientos unidos a Él. Jesús estaba estableciendo el principio de que el verdadero camino a la salvación de Dios no es tener sangre judía, sino tener fe en Él. Ninguna cualificación externa puede poner a una persona en la debida relación con Dios; sólo la amistad de Jesucristo puede hacerlo. Si nunca has invitado a Jesús a tu vida es el momento de hacerlo, tu destino eterno está en esa simple decisión. Si Él es tu Señor y tu Salvador tendrás una fructífera vida porque sin Él nada se puede hacer.

También debemos entender que hasta las ramas fructíferas deben ser podadas. Esto implica permitir que el Señor quite todo aquello que nos impide avanzar en la santificación, para que obre toda gracia en nosotros y podamos dar el fruto que Él quiere. Mientras más fruto demos, más abundaremos en lo que es bueno, y más glorificado será nuestro Señor.

En Juan 15:3 dice: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado”. El Señor ya nos ha dado la herramienta más importante para ser purificados y limpiados continuamente, y es su santa Palabra, por eso, nuestra conexión vital con Él, hará que cada día nuestra vida sea transformada por Él y para Él.   Oración.

«Mi amado Jesús, sin ti no puedo hacer nada. Perdóname por las veces que he actuado por mi propia cuenta y las cosas no me han salido bien. Te necesito cada día, necesito de tu sabiduría y dirección en cada área de mi vida. Fortalece, este año, mis hábitos espirituales, creciendo en el estudio de tu Palabra, en la oración y en compartir con mis otros hermanos en Cristo, ayúdame a permanecer en ti, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 29 de enero de 2025

Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

 


Las cosas que dañan nuestra relación con Cristo

“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne”. Cantares 2:15

Las pequeñas zorras pueden destruir nuestra vida espiritual. Un ejemplo de “zorras pequeñas” son todos aquellos problemas que pueden perturbar o destruir nuestra relación con Dios, Debemos pedir al Espíritu Santo que nos escudriñe y nos muestre los pecados sutiles que pasamos por alto, la falta de amor, de perdón, el orgullo espiritual, las falsas creencias, los pensamientos impuros, el egoísmo, la indiferencia, el desánimo, la frustración, la pereza, la falta de propósito, la incredulidad, la dureza de corazón, y demás, que nos llevan a pecados más grandes. Pidamos al Señor que examine nuestro corazón, Salmos 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.

Generalmente son tan imperceptibles, que surgen cuando quizás estamos dando fruto y dañan todo lo que el Señor quiere hacer a través de nosotros. Como dice Mateo 13:26 “Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña”.

Cuando nos desviamos de la verdad por vivir en conformidad con el mundo, son zorras pequeñas que estorban lo que es bueno para nosotros, por eso debemos hacerlas a un lado. Las zorras pequeñas son las que dañan nuestra relación con Cristo. A veces describimos nuestros deslices con frases como estas: “una insignificante mentirita blanca”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” y siempre justificamos lo que el Señor desaprueba. Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual y si las dejamos pasar, aunque estén mal, luego vendrán problemas mayores. La Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, (Proverbios 4:23).

Dios tiene un conocimiento perfecto de nosotros, y todos nuestros pensamientos y acciones están abiertos ante Él. Por eso, este año nuevo dejemos que, al meditar en las verdades divinas, éstas sean de provecho espiritual al aplicarlas a nuestros propios casos, con un corazón humilde elevado a Dios en oración, pidámosle perdón.   Oración.

«Señor Jesús, guárdame de aquellas cosas que parecen “pequeñas zorras” que pueden arruinar mi relación contigo, no permitas que mi corazón se endurezca y pierda la sensibilidad por tu Palabra que es la que me corrige y me guía por sendas de rectitud. Ayúdame a identificar cualquier situación que para mí puede ser normal pero que es pecado a tus ojos, por eso, examina mi corazón y no permitas que nada ni nadie asalte mi viña y estropee el fruto que estoy produciendo para glorificarte solo a ti, amén.

martes, 28 de enero de 2025

El inquebrantable amor del Señor

 


El inquebrantable amor del Señor

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”. Romanos 8:38-39

Los cristianos romanos de la época de Pablo estaban pasando por situaciones muy difíciles. Muchos de ellos podrían estar pensando que el Señor los había abandonado. Pablo entonces toma tiempo para escribirles y dejarles saber que no hay nada ni nadie que pueda separarlos de Cristo y de su amor inquebrantable.

Dios nos ha manifestado su amor inagotable por medio de nuestro Señor Resucitado. Ni la aflicción, ni las penalidades de la vida, ni el peligro nos pueden separar de Cristo. Ni la vida ni la muerte nos pueden separar de Él. En la vida, vivimos con Cristo; en la muerte, morimos con Él; y como morimos con Él, también resucitamos con Él. La muerte, lejos de ser una separación, es solamente un paso hacia una más íntima unión; es el acceso a su presencia.

Los poderes angélicos, ni principados, ni potestades, tampoco nos pueden separar del amor de Dios, por mucho que lo intenten. Hay un mundo espiritual invisible que la Palabra de Dios nos ha revelado. Satanás y sus secuaces trabajan sin descanso para arrastrar a las personas hacia la condenación eterna, pero ninguno de ellos puede tocar a un hijo de Dios.

No hay época de la Historia que nos pueda separar de Cristo. Pablo habla de cosas presentes y cosas por venir. En este mundo presente no hay nada que nos pueda separar de su amor; llegará el día cuando este mundo será sacudido y tendremos un mundo nuevo donde no se romperá el lazo de unión con Él.

El amor del Señor nos cubre y podemos descansar bajo su protección. Ni lo presente ni lo porvenir. Ni el presente con su inestabilidad, ni el futuro con su incertidumbre, porque nuestro presente y nuestro futuro están en las manos del Señor. Su plan para cada uno de nosotros es perfecto, entonces: ¿a qué le tememos? a la muerte, el futuro, a perder a alguien o nuestra estabilidad económica, etc.… si estas son nuestras respuestas el Señor nos dice en su Palabra en 1 Juan 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.

Perfeccionémonos en el amor de Cristo y todo temor desaparecerá y podremos experimentar la verdad de que en todas las cosas somos más que vencedores, (Romanos 8:37). En Él se hace realidad la seguridad que anunciaba proféticamente el Salmo 27:1 “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”   Oración.

«Señor Jesús, gracias porque es imposible que algo me separe de ti. Tu muerte a mi favor es prueba de tu amor inquebrantable y nada impedirá tu presencia constante en mi corazón. Tu amor es eterno y me siento seguro en él; esa seguridad hace que todo temor en mi vida se desvanezca. En el nombre de Jesús, amén.

lunes, 27 de enero de 2025

Señor, ¿si puedes?

 


Señor, ¿si puedes?

“Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó”. Marcos 9: 17-27

En muchas circunstancias de nuestra vida podemos estar preguntándole al Señor si Él puede con alguna situación. Este pasaje fue un momento crítico en la vida de los discípulos, que también ponía en duda la capacidad del Señor Jesucristo, pues los escribas estaban disputando con ellos y haciéndolos quedar en ridículo. Cuando llega Jesús, este hombre le explica a Jesús la situación de su hijo y le pide ayuda, pero según la construcción gramatical y la palabra griega “dynei” usada en el original bíblico, lo hace de una forma irónica, prácticamente le dice: “pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.

Jesús está ante un episodio de incredulidad, a lo cual responde: “Si puedes creer, al que cree todo le es posible”. Debemos entender que ante la desesperación y la frustración podemos caer en incredulidad cuando tenemos que esperar una respuesta; y llegar como este hombre a decirle a Jesús si realmente tienes la capacidad de sanar, liberar, transformar, etc., ayúdame.

La respuesta del Señor es interesante porque contesta con la misma palabra griega “dynei” que el padre había usado, pero ahora le devuelve el desafío diciéndole “si tú puedes creer…”.

La sanidad, la liberación y la transformación de nuestras vidas no dependen de la capacidad de Jesús sino de la fe que tenemos. El poder de Cristo nunca debe ponerse en duda, porque Él todo lo puede.

En ese momento el padre se quiebra y “clama” a Jesús. Es un grito de angustia, desesperación y reconocimiento sincero de su poca fe: “¡Creo! ¡Ayuda mi incredulidad!” Esto es lo que quiere escuchar el Señor cuando estamos débiles en nuestra fe. Pidamos que nos ayude en nuestra incredulidad, seamos honestos con Jesús y se abrirá la puerta para el milagro. Es innecesario desafiar a Dios con frases como: “Si eres Dios entonces…”, “si tienes tanto poder…”, “si realmente me amas…”, o “si crees que lo merezco…”.

No seamos hipócritas, nada de eso toca su corazón solo la oración sincera con fe, como dice Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”   Oración.

«Cristo Jesús, perdona mi falta de fe cuando atravieso por situaciones que parecen imposibles, hoy me reconfortas con tu palabra cuando dices: “al que cree todo le es posible”. Señor aumenta mi fe, y la capacidad de ver las cosas como tú las ves, porque para ti no hay nada imposible. Quita de mí todo espíritu de incredulidad y dureza de corazón para creer todo lo que ya has declarado en tu Palabra y recuérdame “que todo lo puedo en ti, que me fortaleces”, ayúdame a mirarte y dame la gracia suficiente para aprender a esperar la respuesta en el momento oportuno. En el nombre de Jesús, amén.

sábado, 25 de enero de 2025

Un llamado a la diligencia


Un llamado a la diligencia

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” Romanos 12:11

Este año hay que empezarlo con entusiasmo, el Señor nos pide aquí tres cosas: ser diligentes, fervientes en espíritu y servir. Los creyentes no debemos ser perezosos en todo aquello que requiere celo, como son las cosas del Señor. Debe haber una cierta intensidad en la vida cristiana y no darle lugar al letargo espiritual, más en este momento donde el mundo es un campo de batalla entre el bien y el mal. El tiempo es corto y la vida es una preparación para la eternidad. La palabra griega para diligencia es “spoude” que significa “apresurarse a hacer algo, esforzarse, procurar con mucho deseo”.

El consejo lo da el apóstol Pablo quien sabía muy bien cómo aprovechar el tiempo. Nunca se lamentó por haber perdido una oportunidad para evangelizar, ayudar a otros, exhortar, aconsejar, predicar, enseñar o ser misericordioso. Lo contrario a diligente, como se menciona en el versículo, es ser “perezoso”. En griego es “okneros” que da la idea de encogerse, ser tímido, retardarse o ser negligente. Muchas veces Dios nos presenta maravillosas oportunidades para crecer, aprender, corregir una falta, restaurar, hablar de Cristo a otras personas, incluso de trabajo, ministerio, o ayudar a alguien y actuamos perezosamente.

La pereza también nos hace ignorar las necesidades de los demás. Necesitamos evaluar nuestras prioridades. Hay muchas cosas secundarias que podemos dejar para mañana, pero nunca las importantes. No permitamos que la pereza detenga nuestro crecimiento, nos haga perder los buenos hábitos espirituales y terminemos abandonando el servicio al Señor.

Debemos mantener el espíritu al rojo vivo, un espíritu ferviente, el Señor Jesús en Apocalipsis 3:1 dice que lo único que no puede tolerar es que seamos tibios en nuestra relación con Él. Permitir que el Espíritu Santo nos incendie para Cristo. Este celo, que el Espíritu mismo hace arder en nosotros, nos llevará a servir verdaderamente al Señor. Servir al Señor es no dejar escapar las oportunidades que nos brinda de aprender algo nuevo, o de podar algo viejo o infructuoso; de dar una palabra de ánimo, o de advertencia, de ayudar, o de consolar. Son oportunidades que no se nos volverán a presentar.     Oración.

«Amado Señor, enséñame a tener una relación de amor contigo encendida por el poder y la gracia del Espíritu Santo, a ser diligente en tu obra para predicar, enseñar y aconsejar a los demás, a servirte con un espíritu ferviente, con temor y temblor, recuérdame que el tiempo es corto y la vida es una preparación para la eternidad. En el precioso nombre de Jesús, amén.


jueves, 23 de enero de 2025

Mi plomada de albañil

 


Mi plomada de albañil

“Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el Señor dijo: He aquí, yo pongo plomada de albañil en medio de mi pueblo Israel; no lo toleraré más”. Amós 7:7-8

“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Miqueas 6:8

Hoy tenemos que entender primero qué es una plomada de albañil y por qué el Señor usa esto en una visión para enseñarle al profeta Amós acerca del pueblo de Israel. Una plomada de albañil consiste en una cuerda con un peso en un extremo generalmente de metal, que al templarlo permite verificar si una superficie está perfectamente alineada verticalmente. Es una herramienta básica en la construcción para garantizar la verticalidad y precisión de diversas estructuras y asegura que paredes y columnas se mantengan derechas, evitando desviaciones que puedan comprometer la estabilidad de una construcción.

Con esta visión se le muestra a Amós que su pueblo se ha desviado completamente y aunque ha pasado el tiempo nada ha cambiado en su comportamiento, la idea es que el Señor emplea una plomada para medir la rectitud del edificio moral y religioso de la nación. Como resultado halló a la sociedad entera inclinada hacia la maldad. El pueblo va a caer debido a su pecado en todos los niveles de la sociedad. El profeta ya no pudo interceder más, pues el pecado de Israel fue como un cáncer mortal en el corazón de la nación entera. Tuvo que resignarse a la sentencia de Dios: ¡No lo soportaré más!, (Amós 7:8). Dios no pudo pasar por alto su pecado de idolatría, inmoralidad e injusticia a todo nivel.

Si lo aplicamos a nuestra vida espiritual, podemos decir que a pesar de tener los planos del Gran Arquitecto para construir una vida cristiana recta y justa, con su santa Palabra que nos enseña por qué camino debemos andar, (Salmos 32:8); muchas veces actuamos en nuestra propia prudencia y terminamos desobedeciendo e irrespetando los derechos de los demás y desviándonos del propósito que el Señor tiene para nosotros que es ayudarles a otros a fundamentar su vida en Jesucristo. Si ven en nosotros algo torcido, que no es de testimonio podemos arruinar no solo nuestra propia vida sino la de los demás.

Este año es un llamado a andar en rectitud, pidiéndole al Espíritu Santo que nos ayude en nuestro proceso de santificación, Él es nuestra plomada de albañil, para caminar en obediencia. Para que nuestra edificación espiritual perdure hay que edificarla correctamente. Plomada en hebreo es la palabra “yashar”, que significa “ser recto”. En la Biblia, el resultado de seguir la línea de la “plomada de Dios” es la rectitud. Dios va a poner su plomada en la construcción de nuestra vida espiritual, la medirá y solo pasará la prueba aquella que se ajuste a la rectitud de la plomada. En la Palabra de Dios encontramos todo lo que debemos saber para edificar correctamente, por eso, el día que estemos ante la presencia del Señor no podremos decir que no sabíamos cómo construir. ¿Cómo estamos construyendo nuestra vida espiritual? ¿Seguimos los dictados de la cultura o los mandamientos de Dios? ¿Hacemos caso a la voz del Espíritu Santo o simplemente nos dejamos guiar por nuestros deseos?    Oración.

«Gracias Señor por darme la dirección correcta por donde debo andar, a través de tu Palabra, me has declarado en ella lo que es bueno y solamente me pides que camine en rectitud, hacer justicia, misericordia y ser humilde ante ti. Fija tus ojos en mí para que no me desvíe ni a derecha, ni a izquierda. En el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 22 de enero de 2025

La evidencia de Dios es Jesucristo

 


La evidencia de Dios es Jesucristo

“Palabras de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a Itiel y a Ucal. Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, ni tengo entendimiento de hombre. Yo ni aprendí sabiduría, ni conozco la ciencia del Santo. ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?” Proverbios 30:1-4

Agur era un maestro sabio procedente del reino de Lemuel; pero este pasaje muestra claramente que a pesar de todo su conocimiento hay ciertos aspectos de la naturaleza divina que serán siempre un misterio para todos nosotros. Él declara que es el más ignorante de todos los hombres y dice que no hay en él discernimiento humano, que no ha adquirido sabiduría, ni tiene conocimiento del Dios Santo; y se hace cinco preguntas: ¿Quién ha subido de los cielos y descendió de ellos? ¿Quién puede atrapar el viento en su puño? ¿Quién ha envuelto el mar en su manto? ¿Quién ha establecido los límites de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo?

A veces encontramos preguntas como estas de personas escépticas, y no sabemos cómo dar una respuesta, sin embargo, la misma Palabra de Dios revela que la respuesta a cada una de estas cinco preguntas es Jesús. Quien descendió y ascendió a los cielos es Jesús en Efesios 4:8-10 dice: “Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo”.

Es por medio de Jesucristo que el mundo entero existió, como lo dice Juan 1:1-3 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.

Jesús es el nombre sobre todo nombre como dice Filipenses 2:9 “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre”.

A través del Nuevo Testamento que nos ha sido revelado por el Espíritu Santo, entendemos que la evidencia de Dios se encuentra en Jesucristo.

Al autor de este proverbio le importaba profundamente el nombre de nuestro Dios y no quiere deshonrarlo, por eso pide no tener riquezas ni pobrezas que le hagan desmerecer al Señor, (Proverbios 30: 8-9). Aun cuando Agur ha sugerido que ni él ni ningún otro ha traído sabiduría del cielo a la tierra, implica también que hay palabras de Dios, que como tales son refinadas y confiables, y exigen ser aceptadas sin interposiciones, (Proverbios 30:5-6).

Jesucristo, no solo es revelado en el Nuevo Testamento, sino en el Antiguo Testamento. Él es la imagen visible del Dios invisible, (Colosenses 1:15), hoy es un día para doblar nuestras rodillas delante de Él, en adoración.   Oración.

«Jesús, gracias porque por el Espíritu Santo y tu santa Palabra te has revelado a mi corazón, sé Quién eres tú y por eso te adoro, eres el nombre sobre todo nombre, inclino mis rodillas ante ti y te reconozco como mi Señor y mi Salvador. Te amo mi Señor Jesucristo, amén.

martes, 21 de enero de 2025

¿Dónde está Dios?

 


¿Dónde está Dios?

“Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Más ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que, estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?” Lucas 24:28-32

El domingo de resurrección iban dos seguidores del Señor camino de Emaús, hablando de todo lo que había sucedido en Jerusalén, el Señor Jesús había sido crucificado, había muerto y perdieron la esperanza, a pesar de que habían escuchado decir que no hallaron su cuerpo y que estaba vivo. Mientras hablaban Jesús se les acercó y se puso a caminar con ellos, pero no lo reconocieron.

“Y nosotros que habíamos creído que Él era el que había de redimir a Israel”, eran las palabras de estas personas cuyas esperanzas estaban muertas y enterradas. Pero entonces vino Jesús, y habló con ellos, y se les aclararon las tinieblas y el sentido de la vista. Lo invitaron a comer y en el momento del partimiento del pan fueron abiertos sus ojos y fue revelada su presencia.

Hoy ese Jesús vivo anhela que lo reconozcamos en medio de nuestras dudas, que lo invitemos a nuestra vida, porque Él puede abrir nuestros ojos a la verdad de la Escritura y a su propia resurrección. Él está dispuesto a entrar y revelarse en los momentos cotidianos de nuestra vida.

Si alguna vez hemos atravesado temporadas en las que nuestra fe y esperanza en Dios se desvanecen y sentimos que nuestra vida está en oscuridad, como si el Señor no estuviera en nosotros. Es el momento de invitar a Jesús a cenar con nosotros, a tener momentos de intimidad donde su Palabra sea esa luz que nuestra alma necesita, trayendo renovación y restauración espiritual, pues la fe es por el oír la palabra de Dios, (Romanos 10:17); entonces nos daremos cuenta de que Dios siempre estuvo ahí.

Muchos hemos caminado algunas veces el camino de Emaús, preguntándonos ¿dónde está Dios? cuando todo el tiempo Él ha caminado a nuestro lado. Por eso si hoy nos encontramos luchando contra la duda, la falta de fe, y la desesperanza por todo lo que acontece en nuestra vida, animémonos y aferremonos a la promesa que Él nos hizo en Mateo 28:20 “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén”

Jesús está caminando hoy a nuestro lado y nunca nos dejará, no nos desamparará, su amor por nosotros es tan grande, que aun cuando no lo veamos Él permanece con nosotros. ¿Cuándo fue la última vez que tuvimos una conversación con Jesús y sentimos que nuestro corazón ardía al leer o escuchar su Palabra?    Oración.

«Señor Jesús, te invito a caminar conmigo, deseo que seas el centro de mi hogar, de mi vida y mi corazón. Quiero tener una íntima y estrecha relación contigo, sé que estás a mi lado siempre y es mi petición que mis ojos sean abiertos como fueron abiertos los de tus discípulos para que tu presencia fuera revelada en ellos, igualmente anhelo que sea revelada también en mi vida, llenándome de esperanza inagotable. Te amo mi Jesús, amén.

lunes, 20 de enero de 2025

Una vida renovada

 


Una vida renovada

“Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma. Líbrame de mis enemigos, oh Jehová; en ti me refugio. Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud”. Salmos 143: 8-10

“Y dijo al hombre: he aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia”. Job 28:28

Hoy mucha gente posee mucha inteligencia y conocimiento, cada vez las posibilidades para aprender son más fáciles gracias a la tecnología, hay acceso a cualquier conocimiento; pero al mismo tiempo, a pesar de tanta información, el hombre cada vez es más desdichado e infeliz, las personas son insensatas, y esto se ve en su comportamiento, porque viven en su propio razonamiento, en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido y dejándose arrastrar por los deseos y placeres de este mundo, ajenos de la vida de Dios, (Efesios 4:17-18).

Solo la vida es sabia cuando la vivimos a la luz de la Palabra de Dios, como dice el Salmo 119:105 “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino”. Solo el Señor a través de su Palabra nos muestra la senda por donde debemos andar y cuida cada uno de nuestros pasos para que no nos desviemos. Por eso cada vez que leemos su Palabra, debemos pedir al Espíritu Santo sabiduría, y comprensión para poder aplicarla a nuestra vida y agradar a Dios en obediencia.

Proverbios 9 :10 nos dice: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. La sabiduría comienza cuando conocemos a Dios. Le da un propósito a nuestra vida porque Él la creó. Conocer a Dios no solo es saber datos de Él, sino permanecer en temor reverente y tener comunión con Él. ¿Queremos en verdad ser sabios? Conozcamos cada vez más a Dios.

El Señor, a través del apóstol Pablo nos dice que debemos renovarnos en el espíritu de nuestra mente, por eso nos manda a despojarnos del viejo hombre viciado con deseos engañosos y a vestirnos de la nueva creación que solo la podemos obtener cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón como nuestro Señor y Salvador y así, nacer de nuevo, para llevar una vida nueva de justicia y santidad. Esto ocurre solamente por su gracia regeneradora a través del Espíritu Santo que viene a morar en nosotros y que nos transforma por el poder omnipotente de Dios, (Efesios 4:22-24).

Por medio del poder del Espíritu, podemos sacar todos los principios corruptos que regían nuestra vieja naturaleza y tener principios de gracia que Jesús nos da para vivir vidas renovadas, no tenemos excusas porque el gran privilegio de los cristianos es que tenemos la mente de Cristo, revelada por su Espíritu, para poder experimentar su poder santificador en nuestros corazones y dar buen fruto en nuestras vidas,(1 corintios 2:16). Hermanos, Dios nos ha revelado sabiduría verdadera por su Espíritu para vivir sabiamente.   Oración.

«Señor, hoy te pido especialmente que abras mi corazón al mensaje de la Escritura, entiendo que tú quieres enseñarme y guiarme para que pueda cumplir tu voluntad, y vivir en tu temor, quiero buscar la verdad de tu Palabra y comprenderla para vivir con sabiduría y agradarte con mis acciones, pensamientos y palabras; en Cristo Jesús, amén.

domingo, 19 de enero de 2025

Abre tu corazón a Jesús

 


Abre tu corazón a Jesús”

“Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:14-20

Las palabras más duras del Señor Jesucristo son dirigidas a la iglesia de Laodicea. Su problema era el orgullo y la ignorancia, provocados por su autosuficiencia y complacencia. Por esta razón recibió la condenación más severa de todas las que encontramos en estas siete palabras a las iglesias.

El Señor Jesucristo, se presenta aquí como: «He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero». Esta expresión subraya la fidelidad del Señor Jesucristo. En Él todas las promesas son firmes e inconmovibles. Él es el que garantiza todos los pactos de Dios para con el hombre.

Como vemos el carácter del Señor contrasta con el carácter y la infidelidad de estos cristianos. No hay ninguna palabra de alabanza, sino que Cristo reprocha a esta iglesia que no eran «ni fríos ni calientes». Ni amaban ni odiaban. No se apasionaban por nada, ni por lo bueno ni por lo malo. Eran indiferentes. Desagradables como beber agua tibia.

Con frecuencia, muchos de nuestros problemas nos vienen por irnos a los extremos y no guardar el necesario equilibrio. Pero aquí vemos que al Señor le desagrada que no seamos ni fríos ni calientes. Bueno, en realidad quiere que seamos calientes en el amor por él y que su obra arda continuamente en nuestros corazones.

La iglesia en Laodicea estaba en un grave peligro, porque si persistían en esa actitud, el Señor los vomitaría de su boca. La implicación es que, si no había un arrepentimiento genuino, la amenaza se iba a cumplir inmediatamente.

¿En qué consiste la tibieza? Implica indiferencia por las cuestiones espirituales. La persona no se preocupa por la enseñanza bíblica. No le importa si hay errores doctrinales y tampoco se preocupa por combatirlos. Falta el compromiso por la obra del Señor y despreocupación por el crecimiento espiritual personal. Se llega a un punto donde el creyente se confunde con el mundo y tampoco actúa como luz.

Describe a un cristianismo sin entrega verdadera, hipócrita, falso, mecánico, mezclado con el materialismo. Esta es una condición muy peligrosa en la que podemos llegar a caer y un cristiano carnal se puede comportar igual que un inconverso.

La iglesia de Laodicea decía que era rica y que no tenía necesidad de ninguna cosa. No veían ningún problema en su situación. Se negaban a verse tal como eran realmente. Demasiada confianza en sí mismos, ¿en dónde habían puesto su confianza? Expresaban su orgullo y satisfacción por lo que habían ganado con sus propios esfuerzos. Eran un pueblo orgulloso, tibio, infeliz, miserable, espiritualmente pobre, ciego y desnudo.

El orgullo espiritual no sólo es insensato, sino que también es peligroso, porque como la Escritura señala, «antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu», (Proverbios 16:18); en lugar de la dependencia del Señor, podemos llegar a sentirnos tan seguros de nosotros mismos, que podemos llegar a excluir al Señor de nuestras vidas. El Señor nos hace un llamado al arrepentimiento, a abrir nuevamente nuestro corazón a Él, a revestirnos de Cristo y a pedir discernimiento espiritual para ver nuestra condición. El Señor quiere entrar para tener una cálida comunión con nosotros.    Oración.

«Señor Jesús, me arrepiento de corazón de todas las ocasiones en las que he sido tibio, cuando no he dado lo mejor de mí, y con mis actitudes he negado mi fe, he sido complaciente y espiritualmente pobre. Deseo crecer en intimidad contigo, que me des claridad, que entienda cuál es tu propósito conmigo y que me llenes nuevamente con la plenitud de tu Espíritu, en el nombre de Jesús, amén.

sábado, 18 de enero de 2025

soporta pacientemente”

 


soporta pacientemente”

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre. He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado. Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”. Apocalipsis 3:7-10

Jesús es Santo y Verdadero, es un Dios digno de entera confianza. Él tiene la llave para abrir la puerta que nadie puede cerrar; y cerrar la puerta que nadie puede abrir. Esta llave es sin duda un símbolo de autoridad. Nadie puede interferir en lo que decide o hace. Cristo ha abierto el camino a la salvación y nadie podrá cerrarlo. Pero también es quien, cuando las personas rechazan su Palabra, cierra la puerta de la salvación y nadie podrá abrirla. En las palabras a su iglesia de Filadelfia, el Señor usa esta llave para cerrar la puerta de la persecución contra ellos y les abre nuevas oportunidades.

Como recompensa por el fiel servicio que la iglesia había llevado a cabo a pesar de sus pocas fuerzas y recursos, sería bendecida con la posibilidad de un servicio mayor. Por supuesto, el diablo intentaría cerrar esa puerta, pero como ya hemos visto, la llave la tiene el mismo Señor Jesucristo, y nada ni nadie podría oponerse a lo que Él hace.

En este punto hemos de notar que la forma de progresar en la vida espiritual es siendo fieles en las pequeñas cosas que el Señor pone en nuestras manos. «Porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre»

Parece que la iglesia de Filadelfia era pequeña, y sus miembros eran gente sencilla. Reconocer la falta de recursos propios y confiar en el Señor y en su poder, es el requisito fundamental para que Él abra la puerta de nuevas oportunidades. Era una iglesia que guardaba su Palabra, eran obedientes. Habían permanecido fieles al mensaje del evangelio, sin alterar su contenido ni abrazar enseñanzas heréticas. Esta iglesia se presenta como un ejemplo de pureza en este sentido, y no habían negado el nombre de Jesús.

Es cierto que la iglesia de Filadelfia tenía poca fuerza, carecía de grandes dones y grandes recursos económicos, pero osaron permanecer firmes en el nombre del Señor, y Él los protegió y les dio nuevas oportunidades para seguir adelante. Los judíos se convertirían al cristianismo y la iglesia crecería con algunos de sus más declarados y encarnizados adversarios: «He aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo te he amado». Eran los gentiles quienes tenían que enseñar a los judíos el camino para acercarse a Dios. Los judíos consideraban que sólo ellos eran el pueblo de Dios y, por lo tanto, los únicos a quienes amaba. Pero ahora Cristo reivindica a los creyentes como pueblo suyo amado.

En el caso de esta iglesia, el guardar «la palabra de mi paciencia», ellos habían obedecido al mandato del Señor a ser pacientes y habían seguido el ejemplo de Cristo, quien fue paciente con los hombres pecadores durante todo su ministerio terrenal y aún lo es hoy día, cuando sigue esperando que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies. La iglesia de Filadelfia había perseverado fielmente a través de sus dificultades, por tanto, el Señor también los guardaría en medio de la prueba.

Cristo hoy nos exhorta a mantener firme lo que tenemos frente a las tentaciones y atracciones del mundo. En realidad, lo que Dios nos ha dado ahora, si lo conservamos con fidelidad, es lo que constituye nuestra corona en el futuro.   Oración.

«Señor Jesucristo, dame la firmeza necesaria para permanecer fiel, para guardar tu Palabra y para no negar tu Nombre, no permitas que las pruebas y tentaciones de este mundo me aparten de tu Presencia, por el contrario, quiero estar en ti y saber que cuento con tu respaldo. Dame las fuerzas para continuar con paciencia en medio de los problemas de la vida, en el nombre de Jesús, amén.

viernes, 17 de enero de 2025

sean auténticos

 


sean auténticos”

“Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”. Apocalipsis 3:1-5

El Señor hoy, a través de las palabras de la iglesia de Sardis, quiere hacernos una invitación a oír la voz del Espíritu Santo; Jesús nos llama a la santidad, y ésta es opuesta a la hipocresía, significa ser auténtico, honesto y sincero.

Esta iglesia tenía la reputación de estar muy viva, pero en realidad era una iglesia muerta, se había vuelto laxa. Jesús la llama a arrepentirse y dice: “acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete”.

Habían escuchado el evangelio y habían recibido al Espíritu Santo, pero se habían vuelto autocomplacientes, habían caído en hipocresía y falta de autenticidad. Sólo unos pocos habían permanecido en integridad y Jesús los llama “dignos” porque no se habían contaminado y les promete que andarán con Él vestidos de blanco, que jamás borrará su nombre del libro de la vida, sino que reconocerá su nombre delante de su Padre y de sus ángeles.

El Señor se presenta a esta iglesia como “El que tiene los siete espíritus de Dios», esta expresión describe los infinitos recursos espirituales del Señor que son los que esta iglesia necesita para volver a la vida; lo que nos recuerda que no podemos mantener nuestra vida espiritual por nosotros mismos, necesitamos del poder que viene del Espíritu Santo. Las siete estrellas hacen referencia a los mensajeros de las iglesias o líderes espirituales que también están en las manos de Cristo y que deben ser instrumentos de bendición.

El Señor exhorta a la iglesia, de hecho, hace la condenación más severa que hemos escuchado hasta ahora: “estás muerto”. Quizás, sus cultos eran ordenados y concurridos, la música sonaba con ánimo, tenían un buen número de programas, e incluso sus líderes ocupaban buenas posiciones en la vida social de Sardis. Pero esto no sirve de nada si falta lo más importante, la vida del Espíritu.

Ellos eran un perfecto ejemplo de un cristianismo «inofensivo». Se habían acomodado al mundo y no tenían que pagar ningún precio por su fe en Jesucristo. Es la iglesia que nadie perseguía.

Pensemos en algunos posibles síntomas de una iglesia moribunda: está satisfecha y descansa en los logros del pasado, está más preocupada de las formas que de la realidad espiritual, está más preocupada por solucionar problemas sociales que atender las necesidades espirituales de las personas, está más atenta a lo que los hombres dicen que lo que Dios dice, pierde la convicción de que cada palabra de la Biblia es la Palabra de Dios, le falta la llenura del Espíritu Santo.

Esta reflexión es para que despertemos y seamos vigilantes, no descuidemos nuestra vida espiritual.    Oración.

«Mi amado Señor Jesús, hoy me llamas a ser auténtico, a vivir mi vida espiritual con honestidad y verdad, me haces una invitación a tener una comunión íntima y personal contigo y a andar en el Espíritu, para que todo lo que haga sea controlado y dirigido por ti, aviva en mi corazón el fuego de tu Espíritu. En el nombre de Jesús, amén.

jueves, 16 de enero de 2025

vence el mal con el bien

 


vence el mal con el bien”

“Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto: Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”. Apocalipsis 2:18-21

Hoy el Señor nos recuerda que hay una batalla entre el bien y el mal. Pero tiene promesas maravillosas para aquellos que vencen el mal. La iglesia de Tiatira es ensalzada por su amor, fe, servicio, perseverancia y crecimiento personal, pero Jesús la cuestiona acerca de la tolerancia hacia algunas cosas del mundo. Cuando se dirigió a esta iglesia usó el título de Hijo de Dios, la razón por la que lo hace es porque había algunos que negaban su divinidad y agrega “el que tiene ojos de fuego”, que muestra la capacidad que el Señor tiene para penetrar en los secretos más escondidos de nuestro corazón y como fuego consumidor nos recuerda su ira ardiente contra el pecado. Y por último se refiere a sus pies como “bronce bruñido” imagen ligada al juicio de Dios, parece describir viniendo victorioso en juicio, dispuesto a someter bajo su autoridad a todos sus enemigos.

Esta iglesia estaba preocupada por lo que aparentaba ser frente al mundo y de ahí esta seria advertencia del Señor para recordarles que Él veía lo que realmente eran. El Señor no daba por buenas todas las cosas, tal como algunos creían, sino que su juicio venía sobre ellos.

Cristo alaba a su iglesia, exaltando algunas cualidades que tenían: “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras” (Apocalipsis 2:19); es decir, observaba un progreso en la vida espiritual de esa iglesia. Esto es interesante porque hay muchas iglesias y creyentes que comienzan con mucho ánimo pero que poco a poco se van desalentando.

Cristo reprende a su iglesia: “Pero tengo unas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”, (Apocalipsis 2:20-21)

Aunque había cosas en esa iglesia que habían progresado muy bien, había otras que desagradaban profundamente al Señor. La iglesia en Tiatira había permitido que personas malvadas dañaran la iglesia desde dentro. La inmoralidad sexual estaba desde el mismo liderazgo de la iglesia. Esto hacía que fuera especialmente grave. Revelan que el mundo espiritual está lleno de falsedad y mentira; la iglesia de Tiatira se había unido a un yugo desigual con el mundo.

Vivimos en una cultura saturada de sexo, en la que se anima a ser sexualmente activos buscando la realización personal, pero sabemos que la Palabra de Dios tiene un concepto muy alto del sexo en el contexto del matrimonio, cualquier cosa fuera de éste lo lleva a la promiscuidad y a la impureza sexual.

Jesús llama al arrepentimiento y es muy importante recordar que podemos ser perdonados. La iglesia está llamada a la santidad. Y Jesús promete que compartirá su autoridad con el fiel pueblo vencedor. También compartirá su gloria. La santidad no significa ser perfecto, sino vivir una vida de integridad en todas las áreas de nuestra vida.    Oración.

«Señor Jesús dame tu sabiduría para comprender los límites de la tolerancia, ayúdame con el poder de tu Espíritu a vencer el pecado, ayúdame a obedecerte y a vencer el mal haciendo el bien, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 15 de enero de 2025

Lucha por la verdad”

 


Lucha por la verdad”

“Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto: Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás. Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco. Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”. Apocalipsis 2:12-16

Ahora las palabras del Señor Jesucristo van dirigidas a la iglesia de Pérgamo, que no había renunciado a la fe a pesar de las persecuciones, los reta a que luchen por la verdad, que no se aferren a las falsas enseñanzas, ni toleren la impureza sexual. Llama a su iglesia al arrepentimiento y a la pureza, a entender que la verdad es lo que importa. Recordemos que la ciudad de Pérgamo era un gran centro religioso pagano con muchos templos dedicados a dioses falsos. El apóstol Juan le dijo a esta iglesia en Pérgamo, que allí estaba el trono de Satanás.

El libro de hebreos se refiere a la Palabra de Dios como la espada de dos filos, (Hebreos 4:12). En este contexto el Señor la iba a usar contra su propia iglesia. Cristo alaba a su iglesia: en Apocalipsis 2:13 dice: “Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.»

Lo primero que el Señor dice es que sabía dónde moraba esta iglesia. Era un lugar especialmente difícil para una iglesia, ya que allí estaba «el trono de Satanás». No era simplemente que Satanás estaba en aquella ciudad, sino que allí había establecido el centro de su poder. El Señor, y algunos creyentes en Pérgamo, eran conscientes de la realidad de la guerra espiritual que se estaba llevando a cabo en ese lugar.

Y no deja de sorprendernos que una ciudad tan culta desde un punto de vista humano, centro del saber y del conocimiento, fuera vista por el Señor como el «trono de Satanás». No olvidemos que la sabiduría de este mundo nada tiene que ver con la sabiduría de Dios, (1 Corintios 3:19).

El Señor reconoce la fidelidad de su iglesia en medio de las difíciles circunstancias en las que se encontraba. Era un hecho que la oposición no había logrado debilitar el celo de los cristianos.

Cristo reprende a su iglesia, haciendo referencia cuando al profeta Balaam fue inducido a maldecir a Israel y no pudo. Lastimosamente el pueblo se contaminó de paganismo cuando se mezclaron con la cultura moabita. Esta doctrina de Balaam había logrado introducirse en la iglesia en Pérgamo y ellos también habían comenzado a comer cosas sacrificadas a los ídolos y a cometer fornicación. No participar de esas celebraciones implicaba separarse socialmente y había mucha presión para adaptarse a esas costumbres y evitar la persecución.

Hoy algunos creyentes con la excusa de predicar el evangelio a los inconversos, también hacen concesiones, usando el argumento de que hay que adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando el cristianismo se mezcla con el paganismo pierde su identidad y su valor. El problema en la iglesia en Pérgamo no era sólo su participación en las prácticas del mundo, sino también la aceptación de ciertas doctrinas heréticas.

Aunque la tolerancia está de moda en nuestra cultura moderna, la iglesia no puede permitir ni actitudes pecaminosas, ni enseñanzas heréticas. Si no se ejerce una sana disciplina terminamos aceptando todo aquello que el Señor aborrece.

“Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca”. (Apocalipsis 2:16). El único remedio para cualquier conducta pecaminosa es arrepentirse, porque de otro modo, Dios mismo intervendrá con la espada de su boca para acabar con aquellas cosas que no le agradan. ¡Hermanos luchemos por la Verdad!     Oración.

«Amado Jesús, lléname con tu Palabra, no permitas que cualquier actitud pecaminosa en mí, comprometa el testimonio de tu iglesia, llévame a la santidad y a ser luz en medio de las tinieblas, a defender la sana doctrina a pesar de la presión que esto conlleva, quiero escuchar solo tu voz Espíritu Santo, ayúdame a aferrarme a tu verdad a pesar de la cultura donde vivo, mantenme fiel a ti, amén.

martes, 14 de enero de 2025

Palabras para su iglesia: “mantente firme ante la persecución

 


Palabras para su iglesia: “mantente firme ante la persecución”

“Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás. No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida”. Apocalipsis 2:8-10

Las palabras de Jesús en este pasaje nos animan a mantenernos firmes ante la persecución. Muchos creyentes han sido confinados en prisiones y condenados a muerte por su fe en Jesucristo, en algunos países la iglesia es secreta porque se prohíbe mencionar el nombre de Jesucristo y algunos están dispuestos a morir por causa de Él, estos creyentes nos sirven de inspiración por su fe y valentía.

Hoy veremos las palabras a la iglesia en Esmirna, que representa a la siguiente etapa de la Iglesia de Jesucristo. Se la llama también «la iglesia mártir». Esta iglesia padeció el martirio, por su fe. La palabra «Esmirna» proviene del significado «mirra», que implica la idea del «sufrimiento».

El Señor Jesucristo les dijo: «Conozco. . .tu tribulación, y tu pobreza. . .», no tuvo ninguna palabra de condenación o reproche para los creyentes de esa Iglesia, débil económicamente, pero fuerte en espíritu y fe. Todo lo que les dice son elogios y palabras de alabanza y complacencia. Ellos eran espiritualmente ricos a pesar de las persecuciones y su pobreza material; eran desprendidos de las posesiones materiales, dándole el primer lugar al Señor en sus vidas. Las palabras de Jesús no son arrepiéntanse, sino “no tengan miedo”.

Jesús le recuerda a la iglesia su victoria sobre la muerte “Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto”, (Apocalipsis 2:8). Los creyentes que estaban siendo perseguidos necesitaban saber que Él estaba a cargo de todo, y que sus sufrimientos, la persecución y hasta la muerte, estaba en los planes y propósitos de Dios. El Señor tiene la declaración final sobre todas las cosas. Habla de la muerte y resurrección de Cristo, y su experiencia personal con la muerte lo identifica con todos aquellos que han sido mártires por causa del evangelio. Nos da un mensaje esperanzador porque el Señor Jesucristo triunfó sobre la muerte, y Él puede salvar a todos aquellos que están soportando persecución y martirio por su fe en Él.

Ojalá fuéramos tan valientes como ellos cuando nos atacan por ser consecuentes con la fe y el amor por Jesucristo. El Señor nos invita a ser fieles hasta la muerte, Él promete que nos dará la corona de la vida, Santiago 1:12 dice: “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.

¡Qué cosa más gloriosa les espera a todos aquellos que soportan penalidades y sufrimientos, pero perseveran en su fe en Jesucristo!     Oración.

«Gracias mi amado Jesús por alentarme en este día a continuar colocando mi mirada en ti. Me das la gracia y el poder por medio de tu Santo Espíritu para soportar sufrimientos por causa de mi fe. En estos tiempos difíciles llena mi corazón de esperanza porque volverás pronto y nada que haya padecido será comparable con la gloria venidera que he de recibir. En el nombre de Jesús, amén.

lunes, 13 de enero de 2025

Palabras para su iglesia: “no pierdas tu primer amor”

 


Palabras para su iglesia: “no pierdas tu primer amor”

“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” Apocalipsis 2:1-5.

Nuestro Señor Jesús, resucitado, ascendido y glorificado a través de estas palabras nos revela el tipo de iglesia que Él quiere militando en esta tierra hasta su segunda venida. Aunque el mensaje va dirigido a la iglesia de Éfeso, las palabras de Jesús siguen vigentes para la iglesia universal.

En primer lugar, una iglesia que no pierda su primer amor, que sea conocida por el amor que le profesa a Él y a los demás. Es fácil perder el primer amor cuando transcurre el tiempo, porque otras cosas van ocupando su lugar en nuestro corazón: las ocupaciones, la familia, la vida y hasta el servicio al que Dios nos ha llamado, todo esto nos puede apartar de la pasión por el Señor Jesucristo. Él puede ensalzar nuestro servicio, pero a veces hemos trabajado muy duro por establecer el reino de Dios aquí y nos hemos olvidado del Rey.

El Señor debe ocupar siempre el primer lugar en nuestro corazón, sin embargo, hay momentos en que nos centramos tanto en nuestros asuntos, que perdemos el entusiasmo por Dios, nos preocupamos por cumplir con tantas cosas que nos olvidamos del amor. ¿Qué nos produce oír estas palabras?: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”.

El Señor nos insta a recordar el primer amor que tuvimos cuando nos convertimos y mirar la altura desde donde hemos caído. Está hablando a los que ya somos salvos, por eso alaba nuestro trabajo, porque no fue realizado para ganar su perdón y salvación, sino por amor a las personas como reflejo del amor de Cristo a los seres humanos.

En segundo lugar, debemos arrepentirnos y organizar nuestra vida, necesitamos deshacernos de todo lo que no es grato delante de Dios. Recordemos lo que dice Zacarías 13:9 “Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”. El Señor nos está refinando cada vez que pasamos por momentos de prueba y transformando nuestro carácter.

En tercer lugar, volvamos a hacer las cosas que hacíamos al principio, cuando conocimos al Señor, con la pasión y el entusiasmo del primer amor.

Es necesario que comprendamos que Dios está hablando a los creyentes. Jesús alabará a su iglesia cuando haga un trabajo de amor, por la paciencia en medio del sufrimiento, por la capacidad de discernimiento o sabiduría espiritual que la lleve a afirmarse en la sana doctrina y en la conducta hacia los demás.   Oración.

«Señor Jesús, oro en este momento para que nunca pierda mi primer amor por ti, ayúdame a recordar de dónde me sacaste cuando andaba separado de ti, gracias por enseñarme que solo el amor a ti y al prójimo hará que todo lo que haga glorifique tu nombre, ayúdame a aferrarme a la verdad de tu Palabra y dame discernimiento espiritual para poder afirmar a otros en la sana doctrina y en la conducta, ayúdame a mantenerme fiel a ti, amén.

domingo, 12 de enero de 2025

La Revelación de Jesucristo

 


La Revelación de Jesucristo

“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”. Apocalipsis 1:1-3

“y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas. Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza”. Apocalipsis 1:13-16

Para muchas personas la palabra apocalipsis sígnica “destrucción”, pero realmente la palabra griega apokálupsis, se traduce como “revelación”. Se descompone en dos palabras “apo” (fuera de) y kalupsis (oculto). La palabra de hecho significa “manifestación”. Es la revelación de Jesucristo.

El apóstol Juan, exiliado en la isla de Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús, tuvo una revelación acerca de Jesús, la cual vino al estar adorando. Jesús llama a Juan a escribir lo que ve, Juan ve siete candeleros de oro los cuales representan a las siete iglesias de Asia menor, (Apocalipsis 1:20).

En términos bíblicos el número siete es el número de la perfección, puede entenderse que es para la iglesia entera, por tanto, está escrito para nosotros. Jesús está sosteniendo en sus manos a toda su iglesia universal. Es el único libro de la Biblia donde se dice que aquellos que lo lean serán bendecidos. Este libro se centra en Jesús como dice Apocalipsis 1:5 “y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”.

Jesús es aquel que nos ama y que nos ha librado por su sangre y nos ha hecho reyes y sacerdotes para servir al Padre Dios. El Apocalipsis es el descubrimiento de las cosas que habían estado veladas en el Antiguo Testamento, un manifiesto del reino de Cristo. Es el manual de viaje de la Iglesia para los tiempos de los cristianos gentiles, por eso no debemos temer leerlo. Porque es una profecía para animarnos, Jesús vendrá de nuevo y esto no ocurrirá secretamente pues dice que todos lo verán: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”, (Apocalipsis 1:7). Jesús va a regresar y disfrutaremos de una eternidad con Él.

Juan ve a alguien semejante al Hijo del hombre (esta era la manera favorita de Jesús al referirse a sí mismo), lo ve en toda su pureza y eternidad. Ve el esplendor de su apariencia, ese es Jesús, el cual veremos regresar con toda su gloria y nuestra reacción ante Él debe ser la misma de Juan, caer rendidos a sus pies en adoración. No debemos temer porque es nuestro Salvador y también nuestro Rey que viene por nosotros.

Se le ordena a Juan que revele lo que ha visto ya que el tiempo está cercano. Jesucristo es el autor del Apocalipsis, Juan solamente el escritor. El Apocalipsis es el libro de su segundo advenimiento y de los eventos preliminares a él. El Padre se revela a sí y su voluntad, en su Hijo y por su Hijo. “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro” (Apocalipsis 22:6-7). Entonces es tiempo de compartir de Jesucristo y hacerlo conocer, porque volverá muy pronto.    Oración.

«Padre, gracias por la revelación de Jesucristo mi Salvador y Señor. Jesús hoy quiero caer a tus pies en adoración, reconociendo tu victoria sobre la muerte y tu señorío sobre todo lo creado. Como el apóstol Juan quiero rendirme ante ti y proclamar que eres el Hijo del hombre, quien me amó y derramó su sangre para redimirme, anhelo tu regreso mi amado Señor, amén.