martes, 31 de diciembre de 2024

Levantar las manos caídas

 


Levantar las manos caídas

“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol.” Éxodo 17:11-12

“Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Orad por nosotros; pues confiamos en que tenemos buena conciencia, deseando conducirnos bien en todo.” Hebreos 13:17-18

Dios levantó en su iglesia diferentes líderes con diversas capacidades, con la responsabilidad de edificar al cuerpo de Cristo impulsando su crecimiento y madurez, y también para mantener la unidad de la fe; en pocas palabras, Dios levanta pastores para que ellos, imitando a Cristo, lleven a la iglesia a reflejar a Cristo (Efesios 4:11-13).

Sin embargo, estos líderes constituidos por Dios, se cansan. Y estamos llamados para que, con todo amor y disposición, les apoyemos y les lavemos los pies espiritualmente, y esto significa: no desanimarlos con nuestra crítica, sino animarlos con nuestra oración y decirles la verdad con mansedumbre en amor.

Aarón y Hur apoyaron a Moisés en un momento de dificultad, sentándolo en una piedra y levantando sus manos. Un acto físico que influía directamente en la batalla, representaba entonces algo más profundo, se trataba de un ámbito espiritual. A través de este suceso, donde sacaban ventaja si las manos de Moisés permanecían levantadas, Dios nos enseña que dependemos absolutamente de Él para ganar nuestras batallas, pero que también necesitamos apoyarnos mutuamente para vencer al enemigo, pues fluye a través de los hijos de Dios la victoria que Cristo nos dio por la fe. De esto se trata también la edificación mutua, de levantar las manos caídas de nuestros líderes, tal como muchas veces ellos lo han hecho con nosotros, esto se conoce como reciprocidad (Mateo 7:12).

Hermanos, sabemos que nuestro reposo es Cristo, la piedra viva; así que recordarles a nuestros líderes su identidad en Cristo es una manera de ayudarles a hallar descanso en sus dificultades. Sostener sus manos cansadas significa que tomamos un rol activo en la iglesia, lejos de la crítica y la pasividad, y empezamos a dar de lo que se nos ha dado. (Lucas 12:48)    Oración.

«Padre amado, gracias porque me hablas y me enseñas también a través de los líderes de la iglesia, que tú mismo llamaste para mi edificación y la de mis hermanos, guíame a ser sensible a sus necesidades para que con toda gratitud devuelva a ellos el amor, la paciencia y apoyo que necesitan cuando están cansados, agobiados o desanimados. Para gloria de tu nombre, en Cristo Jesús, amén.

lunes, 30 de diciembre de 2024

La palabra de gracia no promueve el pecado

 


La palabra de gracia no promueve el pecado

Cuando, como creyentes, entendemos el significado personal de la gran obra que Jesús realizó en la cruz, somos llevados genuinamente a no querer practicar el pecado. Ser conscientes de que Jesucristo nos liberó de la esclavitud del pecado que nos llevaba a la muerte y conocer que su Espíritu ahora mora en nosotros, son la clave que nos lleva a evidenciar con nuestros actos, la obra de santidad, purificación y justificación que Jesús ya hizo en nosotros.

La importancia de conocer que su Espíritu mora en nosotros es porque a través de Él, Dios vivifica nuestros cuerpos mortales para que ya no sirvamos más al pecado, “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:2). Entonces cuando nosotros cultivamos una relación de amor, sinceridad y dependencia absoluta del Espíritu Santo, lo que en nosotros se va a evidenciar es su obra vivificadora, haciendo morir en nuestro cuerpo las obras de la carne que conducen a la muerte, y guiándonos a vivir en las obras de justicia que nos traen vida y paz (Romanos 8:6,10-11).

De manera que, conocer esa palabra de gracia que nos revela la perfecta y completa obra de perdón, santidad y justificación que Jesús por nosotros realizó en la cruz, de ninguna manera debe promover en nosotros el pecado, sino todo lo contrario, un fruto genuino y constante que evidencie la presencia y el poder del Espíritu Santo en nuestro corazón. “Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías” “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:19-20, 22-23.    Oración.

«Amado Dios, que la grande gracia que has tenido conmigo y con todo creyente de perdonar nuestros pecados y enviar a tu Espíritu a morar en nuestro corazón, produzca en mi vida de manera genuina y constante el fruto de la santificación, cumpliéndose así tu propósito y anhelo de que yo viva una vida para tu gloria, por Jesucristo mi Señor, amén.

domingo, 29 de diciembre de 2024

La palabra de gracia

 


La palabra de gracia

“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” 1 Corintios 6:9-11

Iglesia, tenemos nosotros hoy, por la gracia de nuestro Señor Jesucristo, la bendición de poder decir con seguridad y certeza, que hemos sido lavados, santificados y justificados de todos nuestros pecados. La Palabra de gracia que hemos oído y en la cual hemos creído ha sido todo lo necesario y suficiente para que hoy podamos gozar de este estado. Ha sido un regalo inmerecido y maravilloso de parte de Dios, pero hemos de entender que no es un regalo exclusivo, sino que, nos ha sido dado para que compartiendo la palabra de gracia, todos los que están a nuestro alrededor también tengan la oportunidad de acceder a él.

La palabra de gracia nos dice que, Jesucristo, el Hijo de Dios, se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad, y para que todo aquel que crea en Él sea lavado, santificado y justificado por su obra de Salvación en la cruz y por su Espíritu que viene a morar en nuestro corazón. Hermanos, realmente ningún ser humano es merecedor de tan grande gracia y amor, porque todos éramos enemigos de Dios, dice la Escritura que no hay justo ni bueno ni aún uno (Romanos 3:10-12); pero ha sido Dios en su misericordia y amor el que ha decidido que todo ser humano independientemente de su condición y pecado, puede ser lavado, santificado, purificado y justificado, llegando a tener parte con Él y siendo merecedor al igual que hoy tú y yo de toda su bondad, amor y provisión.

Es el anhelo de nuestro Señor y Salvador, que como sus discípulos y testigos tengamos su mismo sentir hacia todos aquellos que están hoy en oscuridad y perdición, que cambiemos nuestros pensamientos de crítica, acusación y condenación por sus pensamientos de gracia, amor y salvación.    Oración.

«Padre de amor, que todo el favor y el amor que he recibido de ti, sin tener ni haber tenido algún mérito para ello, me lleve a ver a cada pecador y a pensar de él, de la misma manera que tú a mí me viste cuando yo estaba en esa condición. Que el poder de tu Espíritu y tu Palabra hagan de mí ese fiel reflejo y transmisor de tu gracia, amor y salvación, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.

sábado, 28 de diciembre de 2024

¡Jesucristo ha venido en carne!

 


¡Jesucristo ha venido en carne!

“Y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.” 1 Juan 4:3-6

“en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” 2 Corintios 4:4

¿Qué significa que Jesucristo ha venido en carne? La respuesta clara la tenemos tal como lo explica Filipenses acerca de Jesús “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” (Filipenses 2:6-7). Siendo en forma de Dios y ser igual a Dios son dos expresiones contundentes acerca de la divinidad de Jesús, pero también refleja la naturaleza de la trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo en una perfecta unidad y una relación eterna de amor, donde el verbo, Jesucristo, es enviado por el Padre para nuestra salvación, (Juan 3:16); es contundente también el Apóstol Juan en escribir por inspiración o revelación del Espíritu “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). La expresión “el Verbo era Dios” despeja toda duda de la naturaleza de Jesús y de la misión que tiene. Jesús no era solamente un profeta, aunque fue el mayor profeta de todos, Jesús no era un ser creado por Dios o una criatura de Dios, aunque Dios le preparó un cuerpo para su misión (Hebreos 10:5), sino que Jesús es Dios mismo con nosotros y vino a cumplir la misión de pagar por nuestros pecados y resucitar para nuestra justificación (Romanos 4:23-25)

Cuando reconocemos de corazón que Jesús es el Señor, estamos reconociendo que Él es “Dios con nosotros” (Isaías 7:14) y por la fe en Él, al escuchar y aceptar el evangelio de nuestra salvación, es ahora “Dios en nosotros” pues Él envía a su Espíritu a habitar en nuestro corazón (Efesios 1:13).

Hermanos, el espíritu del anticristo es el que actúa en todos aquellos que niegan esta verdad acerca de que Jesucristo vino en carne; aprovechemos toda oportunidad para explicar la verdad con toda mansedumbre, esperando que Dios les conceda el arrepentimiento a los que se oponen, para que sean liberados del lazo del maligno que los tiene cautivos (2 Timoteo 2:25-26).   Oración.

«Padre, cuánto me amaste para enviar a Jesús en forma de siervo, semejante a mí, el cual fue tentando en todo, pero sin pecado, para mostrarme y ser el único camino que conduce a ti, ahora por medio de la fe en Jesús soy liberado de toda esclavitud del pecado y de Satanás que me mantenía cautivo viviendo a mi manera; renuncio al maligno y a ser esclavo de mis propios deseos, ahora soy esclavo de Cristo y esta es ¡la verdadera libertad!, en el nombre de Jesús. Amen.

viernes, 27 de diciembre de 2024

Bendecido y prosperado


Bendecido y prosperado

“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.” Salmos 1:1-3

La Palabra de Dios (la Biblia) es el libro que Dios milagrosa y extraordinariamente ha escrito y preservado a lo largo de miles de años; y esto debe llamar nuestra atención, porque ¿qué habrá ahí tan importante para ser causa de semejante prodigio?

Pues bien, a grandes rasgos podemos decir que este libro es, el medio que Dios eligió para exponer su esencia y su voluntad, dando así a toda persona la oportunidad de tener el conocimiento necesario y suficiente para vivir una vida próspera y bendecida, puesto que dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.” Josué 1:8.

Sin embargo, es necesario entender que, a partir del momento en que se empezó a escribir y hasta que se terminó, fue por inspiración del Espíritu Santo en cada persona que Dios usó (2 Timoteo 3:16), y desde luego para su comprensión, interpretación y aplicación es indispensable la revelación y obra del Espíritu de Dios (1 Corintios 2:14, Romanos 8:8-9). Hecho que solo es posible cuando creemos en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, y por medio de Él nos acercamos a Dios, pues es solo gracias a Jesús que dio su vida para nuestra salvación, que podemos ser hechos hijos de Dios y herederos de toda bendición (Juan 1:12, Romanos 8:17).

Y entonces, teniendo nuestra nueva identidad como hijos de Dios, es cuestión de que escuchemos la voz del Padre y seamos obedientes a su Palabra, pues su promesa es que todo aquel que se deleita y medita en su ley cada día, será bendecido, prosperado, sostenido y afirmado.   Oración.

«Bendito Dios, gracias por el amor que puedo conocer cuando te busco a través de tu Palabra, gracias por tu esencia ahí declarada y porque por tu Espíritu y gracia, me permites comprenderla y experimentarla en mi vida. Toda la gloria y honra para ti en Cristo Jesús, amén.


jueves, 26 de diciembre de 2024

Ungir tus pies

 


Ungir tus pies

“Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.” Juan 12:1-3

Conforme crece nuestra relación personal con Dios y nuestro conocimiento de Él, se nos va revelando cada día más todo el amor con que el Señor nos ha amado, nos ama y nos seguirá amando (Jeremías 31:3). Es un caminar de su mano donde vamos siendo edificados, fortalecidos, perfeccionados, afirmados y establecidos en todo momento y en cada área de nuestra vida (1 Pedro 5:10).

Y es justamente esa plenitud que vamos experimentando en nosotros al poder ver y estar permanentemente con nuestro Dios, lo que hace que cada día ya no queramos vivir para nosotros mismos, sino para aquel que murió y resucitó por nosotros (2 Corintios 5:14-15). Es su amor inagotable, incondicional, eterno y perfecto, lo que nos lleva y nos impulsa a tener vidas que sean como un perfume a los pies de nuestro Señor, vidas que unjan los pies de nuestro Dios.

Fue precisamente el amor, la grandeza y la misericordia de Jesús con Lázaro y sus hermanas, lo que llevó a una de ellas a derramar sobre sus pies el más auténtico y costoso de los perfumes; esta mujer dio al Señor lo que de su corazón brotó en aras de ofrecerle a Dios su más sincera y preciosa adoración, pues aun con sus cabellos los enjugó.

Hermanos, que en nuestro exterior de manera cada vez más clara y amplia, se refleje la obra y transformación que el Señor está haciendo en nuestro interior con su perfecto amor, pues es necesario que así como María, nuestras vidas también sean ejemplo y motivación a los que están a nuestro alrededor, de lo que una verdadera y personal relación con Dios puede llegar a hacer en un corazón.    Oración.

«Bendito Dios, en este día quiero adorarte y darte gracias por tu amor y fidelidad a lo largo de mi vida; gracias por permanecer en mí y por ayudarme a permanecer en ti. Anhelo que cada día más se vea reflejado en cada área de mi vida, todo el amor y la bondad que de ti he recibido, pues has impactado tanto mi corazón que quiero ser motivación para que otros también quieran conocer y experimentar tu amor, Señor, amén.

miércoles, 25 de diciembre de 2024

Como Dios no hay dos

 


Como Dios no hay dos

Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” Jeremías 31:3

“¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” Jeremías 23:24

A medida que profundizas en las Escrituras, vas conociendo los diferentes atributos de Dios, pero cuanto más profundices en tu relación con Él, más los vas experimentando en tu ser.

El único y verdadero Dios, en esencia posee lo que ni uno, ni muchos otros seres juntos pueden jamás llegar a tener. Como mencionamos, la Biblia nos revela todos y cada uno de ellos, pero para este devocional, solo recordaremos unos pocos.

El primero y más especial, el amor; Dios es un Dios de amor, 1 Juan 4:8 dice que Dios es amor, pero lo mejor, es que ese amor, Dios nos lo manifestó por medio de su Hijo y más extraordinario aún, ese amor lo ha derramado en nuestro corazón por medio del Espíritu Santo (1 Juan 4:9, Romanos 5:5). De modo que, Dios es amor, Dios nos amó y Dios nos llenó de su amor para que lo compartamos a otros amándolos como Él nos ha amado (1 Juan 4:11).

Continuando, tenemos a Dios como Sanador, Salmo 103:3 dice “Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;” Realmente tenemos un Dios todopoderoso capaz de sanar, física, emocional y espiritualmente si así lo elegimos creer (Marcos 5:34).

Ahora bien, la grandeza y el poder de Dios son innegables, el Salmo 145:3 dice “Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable.” Es maravilloso saber que esta grandeza de Dios que es realmente imposible de entender en su totalidad por la mente humana, el Señor nos la quiera revelar pero más allá de solo un conocimiento teórico o intelectual, porque su voluntad es que la vivamos de manera experiencial por medio del Espíritu Santo que actúa en nosotros (Efesios 3:20).

Estos y tantos más atributos divinos, son los que Dios te quiere revelar para que tú, conociendo a tu Creador, seas llevado a una vida de total plenitud y bendición. Así que, encuentra en cada momento o circunstancia de tu vida la oportunidad de conocer en más profundidad y cantidad los atributos del único Dios eterno y verdadero (Colosenses 1:16-17, Isaías 40:28).    Oración.

«Amoroso Dios, en este día quiero alabarte y exaltarte por todo lo que tú eres, Señor; Dios bueno, Santo, Justo, Fuerte, Poderoso, Misericordioso; mi estandarte, mi roca firme, mi sanador, mi proveedor; Dios de paz, Dios de amor, el gran YO SOY; Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu; todo honor y toda gloria para ti, Señor, amén.

martes, 24 de diciembre de 2024

Salud, paz y prosperidad

 


Salud, paz y prosperidad

“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!” Lucas 2:8-14

Salud, paz, prosperidad, alegría, y otros más son los deseos que solemos escuchar por estas fechas de Navidad; sin embargo, para la mayoría de personas que los reciben y también los dan, no pasan de ser más que bonitos y pasajeros deseos, por cuanto carecen de un firme fundamento. Realmente se desconoce el significado profundo y trascendental de la palabra “Navidad”

“Navidad” significa “nacimiento”, y en este caso particular nos estamos refiriendo al nacimiento de Jesucristo, el Hijo de Dios que fue enviado a la tierra para dar salvación y vida eterna (Juan 3:16). Observamos en el pasaje bíblico de hoy, el momento en que se les anuncia por parte de un ángel del Señor a tres humildes pastores, el nacimiento de El Salvador, y dice la Escritura que una vez el ángel les comunicó la buena noticia, repentinamente aparecieron ejércitos celestiales alabando y glorificando a Dios, por la buena voluntad que tuvo hacia la humanidad, “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”

De modo que, es el nacimiento de Jesucristo, el único y verdadero fundamento que nos da la certeza y seguridad de que a nuestra vida puede llegar y podremos disfrutar de amor, gozo, paz, salud, prosperidad y toda bendición, pues fue la buena voluntad de Dios para la humanidad enviar a su Único Hijo al mundo para que todo aquel que crea en Él y lo reciba en su corazón como su Señor y Salvador, sea adoptado como su hijo y hecho partícipe y heredero de las riquezas del reino celestial (Juan 1:12, Colosenses 1:13, Filipenses 4:19). De manera que, si tú hoy anhelas que tu vida y la de todos tus seres queridos sean llenas de todo buen regalo y todo buen deseo, permite que Jesús nazca en tu vida e invita a los otros para que con una sencilla y sincera oración le pidan al Señor Jesucristo que hoy nazca en su corazón.    Oración.

«Bendito Dios, gracias, gloria y honra para ti, por la gran dádiva y la gran misericordia que has tenido con todo pueblo de la tierra, te alabamos y te bendecimos por enviar a tu Hijo Jesucristo. Hoy digo con mi boca y creo en mi corazón que tú, Señor Jesús, eres mi Señor y Salvador, mi corazón hoy quiere ser ese pesebre donde tú ahí nazcas, pero sobre todo, que permanezcas, pues este duro, frío y vacío corazón necesita que Tú lo vengas a llenar y transformar con tu perfecto amor, amén.

lunes, 23 de diciembre de 2024

Limpieza física

 


Limpieza física

“sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.” Juan 13:3-5

“Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Juan 13:12-15

Según dice la Palabra de Dios, nosotros los creyentes por la fe en Jesús y en su Palabra, ya hemos sido limpiados completamente, su sangre nos limpia de todo pecado y el obedecer su Palabra mediante el Espíritu purifica nuestras almas (1 Juan 1:7, 1 Pedro 1:22). Pero, suele pasar que así como cuando caminamos físicamente se ensucian nuestros pies, de manera espiritual también nos puede suceder.

Espiritualmente, ensuciar nuestros pies se trata básicamente al hecho de equivocarnos o cometer errores en nuestra manera de ser; ejemplo, si alguna persona es grosera con nosotros, nuestra respuesta suele ser, según dice Dios que debemos hacer, es decir, practicando la humildad, la mansedumbre y el dominio propio para no responder igual o peor (1 Pedro 2:15-16); sin embargo, puede llegar el día que por algún motivo no respondamos de manera sabia, sino de manera necia, quizás con ira, gritería, maledicencia u otros, y entonces ensuciemos nuestros pies. Ahora bien, ¿qué es lo siguiente que debemos hacer?

Bueno, existen dos posibles escenarios, o eres el de los pies sucios o eres quien observó cómo uno de tus hermanos se los ensució. En el caso de ser tú el observador, lo que el Señor nos enseñó y también ejemplo nos dio, fue a que aprendiéramos a lavarnos los pies los unos a los otros; de manera que, nuestro actuar ante esto, no es precisamente criticar o condenar al otro, sino mejor, perdonarlo, restaurarlo y levantarlo, es decir, limpiarlo; la Palabra de Dios en Gálatas 6:1 nos dice “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”

Finalmente, si has sido tú el que ensució sus pies, con toda la confianza y seguridad al saber que Jesús se entregó por ti para lavarte, purificarte y santificarte, acércate hasta Él y en un momento de intimidad y confesión permite que al igual que a sus discípulos en aquel tiempo, a ti también te lave tus pies.   Oración.

«Señor, al igual que Pedro en aquel tiempo, me escandalizo de solo pensar que tú quieras lavar mis pies, sin embargo, medito y sé que no solo ya has lavado mis pies, sino también todo mi ser; te alabo y te bendigo, Dios; recibe toda mi gratitud y adoración por tan grande ejemplo y amor, amén.

domingo, 22 de diciembre de 2024

Limpieza mental

 


Limpieza mental

“¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos.” Salmos 19:12

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8

Mencionamos en el devocional anterior que, unas emociones negativas persistentes en nuestro corazón pueden afectar otras áreas de nuestra vida, incluido el funcionamiento integral de nuestro cuerpo. Sin embargo, es importante que conozcamos también el impacto que generan nuestros pensamientos a nuestras emociones, y de ahí la importancia de una limpieza mental.

Es innegable el hecho de que a nuestra mente llegan muchos pensamientos; realmente es una función natural de nuestro cerebro el pensar de manera continua e ininterrumpida. Nuestra mente es la encargada de procesar diferentes estímulos, entre ellos las emociones, entonces, si por algún motivo experimentamos por ejemplo un disgusto, enojo o preocupación, nuestro cerebro lo que va a hacer es seguir persistiendo en ello con el objetivo de procesarlo hasta que finalmente lo hayamos superado y simplemente lo dejemos pasar dando cabida así a otros temas o experiencias.

De manera que, evidentemente el problema está cuando nosotros, por malos, inadecuados o incorrectos pensamientos, seguimos alimentando esa negativa emoción, pasando así los días y no logrando soltar o superar aquello que debió ser tan solo algo pasajero.

Así que, una mente limpia y sana es aquella que persevera en los pensamientos de Dios, es decir, en todo aquello que esté lleno de virtud y que esté alineado con la Palabra de Dios; Isaías 26:3 dice “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.” Hermanos, delante de nosotros siempre tenemos dos caminos, o elegimos persistir en nuestro propio razonamiento y llenar nuestro corazón de resentimiento, amargura, frustración, dolor y todo lo que nos hace mal, o permitimos que la Palabra de Dios juzgue y alumbre nuestros pensamientos; indudablemente nuestra mejor opción siempre será confiar y esperar en los pensamientos perfectos, puros y ciertos de nuestro Dios que nos da la esperanza y seguridad de que lo que en sus manos está siempre resultará para nosotros en paz y bienestar (Filipenses 4:6-7, Jeremías 29:11)     Oración.

«Padre Dios, en esta mañana quiero entregarte mi mente y corazón, pues he sufrido las consecuencias de pensar, sentir y obrar basado en mi propia sabiduría e inteligencia. Quiero hoy tomar un camino mejor, tomando la decisión de escuchar y seguir tu voz; sé que eres un Dios digno de confiar y que me guiarás por sendas que llenarán mi vida de amor, gozo, paz y todo tipo de bien, por tu amado Hijo Jesucristo y su Espíritu, amén.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Limpieza emocional

 


Limpieza emocional

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10

“Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;” 1 Pedro 1:22

Las emociones, de manera particular, son aquellas sensaciones o reacciones que tenemos como respuesta a algo que vemos, escuchamos, recibimos, probamos u olemos, es decir, a todo aquello que experimentamos a través de nuestros sentidos; ahora bien, algunas de estas emociones cuando persisten por mucho tiempo en nuestra mente y corazón suelen no aportar positivamente o beneficiar otras áreas de nuestra vida, como por ejemplo, el área espiritual, nuestro mismo cuerpo o también nuestras relaciones interpersonales. Y es por esto, la necesidad de una limpieza emocional.

Hermano, el enojo convertido en amargura, la culpa que te lleva a la condenación, la tristeza convertida en depresión, la preocupación que te produce angustia, el susto que te genera miedo o temor, el descontento o insatisfacción que te lleva a envidiar o juzgar a otro y tantas otras emociones desbordadas y prolongadas son las que hoy el Señor te está invitando para que las saques de tu vida y te des la oportunidad de vivir una vida plena y con propósito.

Recuerda que decisiones como perdonar setenta veces siete, olvidar el daño que el otro nos causó, orar por él o ella y en general por toda emoción negativa, así como elegir amar a nuestro prójimo en respuesta al amor que hemos recibido de Dios y no por los cualidades o defectos de la otra persona, son las grandes convicciones y decisiones que nos llevaran a ser liberados y limpiados de todo tipo de emoción que hoy nos está perturbando el corazón. Te invito para que dispongas un tiempo de comunión e intimidad con Dios y permitas que su Santo Espíritu que está en ti y la verdad de su Palabra, te den la fortaleza y sabiduría que necesitas para ser la persona libre, sana, plena y feliz que el Señor quiere que tú seas.    Oración.

«Padre Dios, gracias Señor por amarme tanto y anhelar para mí, un corazón conforme al tuyo; gracias por tu Palabra que renueva mi manera de pensar y por tu Espíritu quien me lleva a sentir y obrar de acuerdo con tu voluntad; sé que de tu mano obedeciendo tus mandatos mi alma será purificada y seré ese fiel reflejo de tu amor, por Jesucristo mi Señor, amén.

viernes, 20 de diciembre de 2024

Limpieza espiritual

 


Limpieza espiritual

“pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:7-9

Sin lugar a duda, todos en algún momento y de alguna manera cometemos pecado, por cierto, la Escritura, con respecto a esto en 1 Juan 1:10 nos dice, que si decimos que no tenemos pecado, hacemos mentiroso a Dios y su palabra no está en nosotros. De manera que, el problema no está en que cometamos pecado, sino más bien, que nos quedemos en él, y por lo tanto nos mantengamos sucios y apartados de nuestro Padre Dios.

La Palabra de Dios en Isaías 1:18 dice “Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” En lugar de nuestros pensamientos humanos que nos incitan a alejarnos de Dios porque hemos pecado, están los altos y grandes pensamientos de Dios que nos dicen que lo busquemos mientras Él puede ser hallado, que nos pongamos a cuentas, es decir, que reconozcamos y confesemos nuestra maldad y nuestro pecado, puesto que dice, será fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

Hermanos, la sangre preciosa de Jesucristo, el Hijo de Dios, que fue derramada en su totalidad en la cruz del calvario, es todo lo que Dios demanda para que nuestros pecados sean emblanquecidos; realmente, en la presente era, el único sacrificio que Dios acepta para perdonar pecados y no tenerlos en cuenta, es el sacrificio de Jesucristo, el cual se realizó una vez y para siempre, siendo así el único medio para hacernos perfectos (Hebreos 10:12-17). De manera que, hoy la invitación es para que confíes en Dios que es fiel y en su Palabra, que es verdad, no nos dejemos engañar o perturbar por pensamientos que son contrarios a la voluntad de Dios, y mejor, dispongámonos con un corazón contrito y humillado a entrar a la presencia de Dios por medio de la sangre de Jesucristo, para recibir de Él la limpieza y purificación que hoy tanto necesitamos.

No olvides que la última sección de este devocional es la alabanza, así que, reprodúcela y no te pierdas ese momento de intimidad y adoración.    Oración.

«Amado Padre Dios, que el privilegio de escuchar el verdadero evangelio, la palabra de gracia, y poderlo entender, me lleven de manera sincera y confiada a dejar todos aquellos pensamientos y obras que son contrarios a tu voluntad y que no me permiten disfrutar de una vida plena y en libertad, por Jesucristo, tu amado Hijo, amén.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Las experiencias amargas

 


Las experiencias amargas

“E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara. Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador. Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.” Éxodo 15:22-27

Camino a las fuentes de aguas, es decir, a la bendición del Señor, podemos pasar por las aguas de Mara, las aguas amargas.

En nuestro caminar diario e íntimo con Dios, hay muchos puertos, llámese metas o propósitos a los cuales el Señor nos quiere llevar, e independientemente de la bendición que estemos pidiendo, creyendo en nuestro corazón que el Señor nos la dará porque es conforme a su voluntad (1 Juan 5:14-15), en el camino o proceso viviremos experiencias que serán complejas.

Un nivel más alto en nuestra relación abundancia de sabiduría, crecimiento de fe, un mejor ingreso económico, la obtención de un bien material o inmaterial, sea medio de transporte, lugar de residencia, título académico o profesional, y cualquier bendición que el Señor nos quiera dar, puede estar marcada por situaciones en las cuales el Señor nos prueba, pero sobre todo, nos edifica y enseña. El pueblo de Israel, liderado por Moisés, camino a la tierra prometida, fue primero pasado por el desierto tres días sin encontrar agua para beber, llegando luego hasta Mara, donde había aguas, pero inicialmente no pudieron de ellas beber, porque estaban amargas; sin embargo, después de que clamó Moisés a Jehová, supo lo que tenía que hacer. Echar un árbol en las aguas era todo lo necesario para que esas aguas se endulzaran. Y ahí, en ese lugar de prueba, el Señor les habló, enseñándoles su Palabra y exhortándolos a que la guardaran; una vez sucedido esto, llegaron a las anheladas fuentes de aguas.

Hermanos, el momento de prueba donde el Señor afirma nuestro carácter, es tan solo una pequeña parada en nuestro camino, que aunque inicialmente la percibamos amarga, la verdad es que, manteniéndonos en oración y dependencia del Señor, veremos cómo fácilmente es endulzada, pues el árbol de nuestra fe, nos hará entender que todo hace parte del plan y la voluntad de Dios en aras de llevarnos hasta nuestra anhelada bendición; hemos de entender que tenemos muchas ideas y prácticas que no son correctas y que Dios, antes de llevarnos a otro puerto, lo que hace es detenernos para corregirnos y enseñarnos lo correcto, pues solo así estaremos verdaderamente preparados para proseguir y llegar a disfrutar de las muchas y dulces aguas.   Oración.

«Padre, qué precioso, confortador y esperanzador es saber que aun las experiencias amargas hacen parte de tu voluntad para formarnos y guiarnos hasta las más dulces y abundantes aguas. Gracias por tener mi vida en tu mano, y por no desampararnos ante nuestras faltas o debilidades. ¡Cuán bello y bueno eres Dios! Amén.

miércoles, 18 de diciembre de 2024

Voto o promesa a Dios

 


Voto o promesa a Dios

“E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” Génesis 28:20-22

La Palabra de Dios en Eclesiastés 5:4-5 dice “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.” Realmente para nosotros, decir que le vamos a hacer una promesa a Dios porque tenemos la capacidad de cumplirla, a cambio de algo que le estamos pidiendo o deseando, es en verdad una apresurada insensatez.

El contexto del voto que Jacob le hace a Dios, es un sueño que él tuvo donde Dios le hace una promesa diciéndole que lo va a bendecir junto con su descendencia y que va a estar con él en el viaje que Jacob estaba emprendiendo, y le dice “Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.” Génesis 28:14-15. Y entonces Jacob, creyendo en lo que había escuchado de Dios, y en señal de agradecimiento, lo que hace es buscar la manera de poder retribuir o corresponderle a Dios por tal bendición, pues lo que le promete que le daría, no lo podría hacer si el Señor primero no le proveyera.

En efecto, la bendición que Dios prometió a Abraham, Isaac y Jacob se cumplió, llegando a ser benditas en su simiente que es Jesucristo, todas las familias de la tierra “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,” Efesios 3:14-15. Para que así, todos los que hoy creemos en Jesús como nuestro Señor y Salvador, recibamos todas las promesas de Dios escritas en su Palabra, una de ellas y quizás la más importante es la que se encuentra registrada en Gálatas 3:14 que dice “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.” El Espíritu, la persona que nos unge y empodera para que en su fuerza prometamos y cumplamos a Dios, serle fiel y corresponderle a su inagotable amor, guardando su Palabra y haciendo su voluntad.    Oración.

«Padre, lo más comprometedor que yo te puedo ofrecer, es el anhelo de mi corazón por agradarte y serte fiel en todo, pues sé que es tu voluntad que permanezca en ti y guarde tu Palabra, porque para ello me has enviado a tu Espíritu Santo; así que, confió en ti que a través de Él obrarás lo que quieres para mí, por Jesucristo mi Señor y Salvador, amén.

martes, 17 de diciembre de 2024

Junto a ti

 


Junto a ti

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

¿Cuántas veces al día y a la semana, el Señor toca a nuestra puerta y no le abrimos?

Son muchas las maneras en la que el Señor lo hace, pero por nuestra falta de sensibilidad y nuestra carnalidad, no logramos percibir su voz y atender a su llamado. Un servicio en tu congregación local, un devocional llegando a tu celular, un dolor o enfermedad, una angustia o necesidad, una bendición o alegría, un nuevo día. Todos estos son medios o motivos que el Señor dispone en nuestra vida para que vayamos a Él; estos son los toques que el Señor hace a la puerta de nuestro corazón para que escuchemos y abramos la puerta.

Más que un servicio o invitación a tu iglesia, lo que el Señor te está dando es una oportunidad para estar en un tiempo de intimidad con Él; ahora bien, más que este devocional llegando a tu celular es una herramienta que el Señor te está proveyendo para que profundices en su conocimiento, aumentes tu fe y así lo puedas ver; más que un dolor o enfermedad, lo que el Señor está poniendo delante de ti, es un medio para que percibas y experimentes su gloria tocándote, restaurándote y sanándote; más que una tribulación, angustia o necesidad, lo que a tu vida está llegando es un motivo para que corras a los brazos de tu Padre Celestial y permitas que su Paz que sobrepasa todo entendimiento guarde tu corazón y tu pensamiento; más que una bendición o alegría, lo que Dios te está manifestando es su fidelidad, su amor y su gracia, para que así con toda plenitud y seguridad le glorifiques en medio de tu comunidad; finalmente, más que un nuevo día, lo que el Señor está haciendo es renovando su misericordia para ti, diciendo al oído, hoy es una nueva oportunidad para empezar y de mi mano caminar.

Que bello y misericordioso es nuestro Padre Dios, a Él toda la gloria, la honra y la alabanza, porque siendo tan grande y majestuoso, se fija en cada uno de nosotros, queriendo estar y permanecer, anhelando darnos vida plena y eterna, pues recordemos su Palabra que dice “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre” Salmos 16:11. Así que, no te niegues al llamado de tu Dios, no te pierdas la oportunidad de con Él estar.  Oración.

«Señor, cuan grande honor me haces al llamarme junto a ti, son muchas las maneras en la que lo haces; gracias por persistir conmigo y no rendirte; gracias por amarme de tal manera que siempre estás y nunca te vas, te bendigo y te doy gracias, oh Dios, amén.

lunes, 16 de diciembre de 2024

Si te convirtieres

 


Si te convirtieres

“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová.” Jeremías 15:19-20

La porción bíblica de hoy, es un hermoso y urgente llamado de Dios para nosotros. En un mundo donde a lo malo llaman bueno y a lo bueno, malo, es apremiante la necesidad de hablar la verdad, la verdad de la Palabra de Dios. Hay personas en estos últimos tiempos que, al igual que en la época del profeta Jeremías, se encuentran hablando palabras supuestamente de parte de Dios, pero verdaderamente muchas veces son tan solo palabras sacadas de contexto formando así doctrinas o pretextos que finalmente solo alimentan sus propios deseos, pues estos, son amadores de los deleites más que de Dios, por lo que aunque tienen apariencia de devoción o piedad, sus hechos están manifestando todo lo contrario (2 Timoteo 3:4-5).

Es por ello que, el Señor inicia diciendo “Si te convirtieres, yo te restauraré”, no importa cuan infructuosos o perezosos hayamos sido hasta ahora en la obra del Señor, porque si de corazón anhelamos ser usados por Dios, Él nos dice, “yo te restauraré” Él sanará, limpiará, transformará, hará cosa nueva, y todo cuanto haya necesidad en nosotros para estar delante de Él; “y si entresacares lo precioso de lo vil” dice el Señor, “serás como mi boca”

Lo precioso de lo vil, en ello nos debemos enfocar; lo precioso: Jesucristo; lo vil: nosotros. Pero a pesar de todo, Él, hoy, por la gracia y la misericordia del Padre, vive en nosotros, por su Espíritu y nuestra fe, mora en nuestro corazón (Romanos 5:5, 2 Corintios 3:17). De modo que, nuestra vital y trascendental tarea es entresacarlo a Él de nosotros, o en otras palabras, permitirle vivir en nosotros, renunciar a nuestros propios deseos, permitiendo que sea el fruto de su Espíritu el que se evidencie en nuestra vida; pero para ello, tal y como nos lo expone 2 Corintios 3:18, la manera de hacerlo es dejar de centrarnos en nosotros mismos, nuestros errores, debilidades, pasado, etc. y mejor dedicarnos a apreciarlo a Él, su magnífica gloria, su poder, su victoria sobre el pecado, su extraordinaria vida y ministerio, su fe, y todo lo que es Él, pues haciendo así, nuestra boca y todo nuestro ser, no mostrará lo vil, sino lo precioso de nuestro Señor, porque como dice su Palabra, de gloria en gloria somos transformados llegando a ser como Él.   Oración.

«Padre, una vez más, gracias por tu Palabra, pues es la luz en mi caminar; la única capaz de convertir mi alma, de hacerme sabio, alegrar mi corazón, alumbrar mis ojos y penetrar hasta partir mi alma y espíritu; te alabo por la revelación que de ella me das, pues de lo contrario, estaría perdido y en oscuridad, pero ahora he visto a Jesucristo y su amor ha transformado mi corazón para poder entender y practicar tu verdad, amén.

domingo, 15 de diciembre de 2024

Altivez y soberbia del hombre

 


Altivez y soberbia del hombre

“La altivez de los ojos del hombre será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová solo será exaltado en aquel día.” Isaías 2:11

“Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.” Proverbios 16:18

La altivez y la soberbia, dos sentimientos humanos que se caracterizan por una actitud de superioridad frente a los demás, que provoca un trato distante o despreciativo hacia nuestro prójimo y, estos sentimientos, son parte del carácter de los hombres en los postreros días. Al respecto, el apóstol Pablo escribe: “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.” (2 Timoteo 3: 1-5)

Pero claramente el Señor nos dice en su palabra que esa altivez del hombre será abatida, es decir, derribada o echada por tierra y que la soberbia del hombre será humillada, cuando el soberbio sea ofendido en su orgullo y honor. “Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos” (Isaías 5:15)

Cuando esos sentimientos de soberbia y altivez pretendan apoderarse de nuestra mente y de nuestro corazón por diferentes circunstancias de la vida como un ascenso en nuestro trabajo; un nombramiento en una posición destacada; un logro profesional; un éxito de negocio o financiero, debemos tener en cuenta que si lo permitimos, escrito está lo que nos acontecerá: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu.” (Proverbios 16:18). Si esos sentimientos se apoderan de nosotros estamos caminando indefectiblemente al quebrantamiento y la caída. Debemos recordar que “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.” (Santiago 1:17)

Por tanto, en los momentos de bendición en nuestra vida, todo el honor, la honra, la gloria, la adoración, la alabanza y el agradecimiento sean para Dios, el todopoderoso y el eterno, grande y misericordioso que, en Cristo Jesús, es quien nos lleva de victoria en victoria.  Oración.

«Padre nuestro que estás en los cielos, solo tú eres digno de toda honra, de toda gloria, de toda adoración y de toda alabanza y ante ti Señor, en el nombre de Jesús, con un corazón contrito y humillado confieso la altivez y la soberbia con la que muchas veces he obrado delante de ti y de mi prójimo. Te ruego me perdones, por eso, humillo todo mi ser y toda mi vida para que inundes de tu perfecto amor mi corazón para vivir en obediencia a ti y solo para honra y gloria de tu santo, santo, santo nombre. Amén. 

sábado, 14 de diciembre de 2024

Llenos del conocimiento de su voluntad.

 


Llenos del conocimiento de su voluntad.

“Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual,” Colosenses 1:9

El conocimiento de la voluntad de Dios, es imposible obtenerlo si estamos alineados con los pensamientos e ideologías de este mundo, así mismo se hace complejamente difícil si lo intentamos hallar de manera intelectual. De manera que, para obtener conocimiento acerca de cuál es la voluntad de Dios, tal y como nos lo describe el versículo de hoy, lo hemos de hacer con toda sabiduría e inteligencia espiritual.

Pasa muy a menudo que las personas en toda situación dicen querer o estar esperando que la voluntad de Dios se haga, así que, cualquiera que sea el desarrollo o culminación de alguna situación, es porque fue la voluntad de Dios; y aunque tenemos un Dios soberano y todopoderoso, al que nada se le escapa de su sabiduría y todo está dentro de su conocimiento y control, existen situaciones que no son conforme a su voluntad determinada o decretada; ¿y esto qué quiere decir? Que la voluntad de Dios está escrita y determinada. Por su gracia, Dios a través de las sagradas Escrituras nos ha dejado acceso al conocimiento de su voluntad, por lo que, es contradictorio decir que si se lleva a cabo algo en nuestra vida es porque es la voluntad de Dios, cuando en ningún momento nos hemos detenido a ver o buscar qué es lo que nos dice Dios respecto a ello para ponerlo en práctica.

La Palabra de Dios nos lo dice de la siguiente manera en Romanos 12:2 “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Por lo que, una renovación de nuestro entendimiento por medio del conocimiento de su Palabra en la guía y revelación de su Espíritu, es lo único que nos llevará a comprobar cuál es la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios, puesto que como dice también nuestro versículo de hoy, ser llenos del conocimiento de su voluntad lo hemos de hacer en toda sabiduría e inteligencia espiritual, es decir, en la comunión del Espíritu Santo y no dependiendo simplemente de nuestro intelecto.   Oración.

«Amado Dios, perdóname por las veces en que he sido negligente o desobediente en buscar de manera intencional hacer tu voluntad, sé que has dejado tu Palabra y que en ella encuentro la dirección y sabiduría que necesita mi vida; gracias por perdonarme y hacer de mí una persona con un corazón humilde y dispuesto para escucharte y comprobar verdaderamente cuál es tu buena voluntad, por Jesucristo tu amado Hijo mi Señor y Salvador, amén.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Jehová es varón de guerra

 


Jehová es varón de guerra

“Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.” Éxodo 15:1-4

“Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada.” Éxodo 15:12-13

La porción Bíblica de hoy, corresponde a la primera parte del cántico de Moisés, después de que el Señor los libró de la mano de los egipcios. Esta salvación ocurrió mediante la división del mar rojo en dos, haciéndose así un camino seco para que el pueblo de Israel pasara por él; sin embargo, faraón rey de Egipto y todo su ejército con gentes de a caballo y carros, seguían al pueblo, pues no querían dejarlos ir por cuanto ellos eran sus esclavos, de manera que, la liberación gloriosa ocurrió cuando el pueblo de Israel pasó el mar, pero aún los egipcios estaban a mitad de camino, y haciendo Dios a través de Moisés que el mar se volviera a unir, las aguas cubrieron a los egipcios, de modo que todos se hundieron y no quedó ni uno de ellos (Éxodo 14:13-31).

Es magnífica la manera en la que Dios obra cuando en su misericordia y poder decide dar victoria y salvación, pues no fue solo en aquel tiempo o exclusivamente a este pueblo, sino que dice la Escritura “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” Juan 3:16-17.

Hermanos, por la sangre de Jesús derramada en la cruz, todo aquel que ponga su confianza y esperanza en Él, es liberado de la potestad de las tinieblas y trasladado al reino de Jesús (Colosenses 1:13); por la misericordia y el amor eterno de Dios, que peleó a muerte por nosotros, se nos da una nueva vida libre de la culpa y la condenación, y entonces siendo ahora partícipes de este nuevo reino, nuestro llamado es a que vivamos como hijos y no como esclavos, disfrutando la paternidad, el amor y toda la bondad de nuestro Padre Dios, que indefectiblemente nos guiará a vivir como Jesús vivió, haciendo todo para la gloria de Dios (Juan 8:34-36).    Oración.

«Padre, gracias por esa batalla que decidiste pelear contra Satanás por amor a tu creación; gracias porque por la muerte y resurrección de tu Unigénito Hijo me has librado de la potestad de las tinieblas y ahora soy partícipe del reino de Jesucristo, y sé que así, morando en tu casa y a la vez siendo el templo de tu Espíritu, me guiaras a vivir una vida en victoria y plenitud, victoria sobre el pecado y en la plenitud de servirte y adorarte con todo lo que de mí has hecho, amén.

jueves, 12 de diciembre de 2024

Así como Jacob peleó

 


Así como Jacob peleó

“Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba. Y cuando el varón vio que no podía con él, tocó en el sitio del encaje de su muslo, y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí. Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma. ” Génesis 32:22-30

Persistir por la bendición de Dios sin importar los cambios o dolores que esto pueda implicar para nosotros, es lo que vemos hoy en la vida de Jacob.

Muchas veces nos pasa que anhelamos una bendición para nuestra vida, pero mientras vamos camino a ella, orando y siguiendo la voz de nuestro Señor, solemos desanimarnos y quisiéramos mejor retroceder, pues nos damos cuenta de que el trayecto quizá no es tan corto y plano, sino que, por el contrario, requiere de persistencia y mucho esfuerzo.

Así que, debemos saber que el camino o proceso para lograr recibir y disfrutar una bendición de Dios, está marcado por momentos que no son fáciles y quizás tampoco agradables, pero que sin duda, pronto nos daremos cuenta de que eran completamente necesarios, porque de este modo el Señor nos preparó para recibir su favor.

Ciertamente, el Señor no anhela multiplicar o aumentar nuestras finanzas, sin antes formar nuestro corazón para que luego no se convierta en un adorador de las riquezas, y es entonces, por ello, que nos ha concedido el principio del diezmo (Malaquías 3:10). Hermanos, que esta lucha que tenemos diariamente entre hacer las cosas de manera independiente o someternos a la voluntad de Dios, la peleemos al igual que Jacob, es decir, con Dios, pues es en esos tiempos de persistencia en intimidad con Él, donde nuestro carácter va siendo moldeado preparándonos para recibir su favor; así que, no nos fijemos en el dolor pasajero que pueda causar a nuestro orgullo o propia inteligencia, la instrucción o el mandato del Señor, pues con toda seguridad esto terminará en una gran y permanente bendición.   Oración.

«Padre bueno, que el conocimiento espiritual que me has concedido de ti y tu Hijo Jesucristo, por medio de tu palabra y la revelación de tu Espíritu, me lleve a cada día confiar más en tu buena, perfecta y agradable voluntad, pues sé que aún los tiempos de dolor o aflicción son dispuestos por ti, para que en intimidad y perseverancia, sea yo formado y preparado para así recibir todo lo que tienes para mí, por Jesucristo, mi Señor y Salvador, amén.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

Viendo la gloria del Señor

 


Viendo la gloria del Señor

“Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.” Hechos 7:54-60

“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18

Mirar o poner nuestra mirada en el Señor Jesucristo es la manera en que nos describen los pasajes bíblicos de hoy que, podemos ser transformados en la misma imagen de nuestro Señor.

Poner la mirada en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios, se trata básicamente de no centrarnos, envolvernos o distraernos con las cosas que son terrenales y pasajeras. Por cierto, la Escritura nos exhorta a que andemos en este mundo como extranjeros y peregrinos, es decir, a que no obedezcamos y mejor nos abstengamos de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo así una conducta buena y santa entre los hombres (1 Pedro 2:11-12).

Sin embargo, tal y como nos lo revela 2 Corintios 3:18, esto solo puede ser posible en nuestra vida por medio del Espíritu del Señor, pues es Él quien hace morir en nosotros lo terrenal, así como también es Él quien da testimonio a nuestro espíritu de lo que ahora somos, es decir, hijos de Dios y libres de toda esclavitud y condenación (Romanos 8:12-16, Romanos 8:1-2). Es por esto, que cuando vemos el ejemplo del discípulo Esteban, la Escritura revela que él estaba lleno del Espíritu Santo.

La llenura del Espíritu Santo quien impartía en Esteban gracia y poder, lo llevó a estar en la situación más difícil de su vida, con su mirada puesta en el cielo, viendo la gloria de Dios y al Señor sentado a la diestra de Dios, hecho que no solo resultó en que las personas cuando lo observaban vieran su rostro como el de un ángel (Hechos 6:15), sino que más impactante aún, por sus palabras y sus actos, en ese momento y hasta nuestros días, a quien vemos a través de Esteban, es a nuestro Señor. “Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.”

Y tú, ¿en dónde o en quién tienes tu mirada puesta hoy?

Recuerda que mirar la gloria del Señor, es el camino a nuestra transformación como por el Espíritu del Señor.   Oración.

«Padre, que tu misericordia renovada cada mañana para mí, tu gran amor y tu sobreabundante gracia en Jesucristo, cada día me transformen a la misma imagen de mi Señor y Salvador, por medio de tu Espíritu, oh Dios, amén.

martes, 10 de diciembre de 2024

Raíces fuertes y profundas

 


Raíces fuertes y profundas

“Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.” Marcos 4:5-6

“Y el que fue sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.” Mateo 13:20-21

¿Hemos escuchado o leído en las sagradas Escrituras las diferentes aflicciones, tribulaciones o persecuciones a las que estuvieron sometidos distintos hombres de Dios? Por ejemplo, Esteban, quien fue apedreado hasta la muerte por algunos judíos que se enojaron cuando él les mencionó su dureza de corazón al no querer oír y entender la Palabra de Dios (Hechos 7:51-60). O también el apóstol Pablo, a quien quisieron matar apedreado luego de no permitir que por causa de un milagro hecho, le ofrecieran sacrificio o le rindieran culto (Hechos 14:6-20). Estos y muchos otros casos podemos encontrar, incluido el del mismo Señor Jesús, a quien en varias oportunidades también quisieron matarle a causa de la verdad que hablaba y los milagros que hacía (Juan 8:59, Mateo 12:14).

Pues bien, aparte de esta notoria similitud entre ellos, hay una todavía más grande y sorprendente, y es justamente su firmeza y perseverancia, pues ninguno de ellos cambió su hablar o actuar, a pesar de lo que ello pudiera causar. Podemos decir entonces que, contrario a la semilla que es sembrada en pedregales, en ellos la Palabra de Dios sí que tenía raíces, pues vino la persecución por causa de la Palabra, pero no tropezaron, sino que se mantuvieron firmes y constantes.

Hermanos, hay una clave para mantenernos de pie ante las diferentes adversidades a las que podamos estar sometidos por causa de lo que creemos, predicamos y hacemos, puesto que “Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución;” 2 Timoteo 3:12. Y es precisamente qué tan arraigados y sobreedificados estemos por la fe en nuestro salvador, o en otras palabras, qué tan fuerte y profunda está la raíz de la semilla sembrada en nuestro corazón, puesto que es persistir en la Palabra de Dios, lo que cimienta y nutre nuestra fe y relación con nuestro Señor y Salvador (Romanos 10:17, 2 Timoteo 3:14-17).    Oración.

«Padre, gracias por tu Palabra, a través de ella me enseñas la verdad y me revelas a tu Hijo; anhelo, al igual que aquellos hijos y siervos tuyos, estar fuertemente arraigado en mi Señor y Salvador por medio de la fe que me das al escuchar y meditar tu Palabra, y así estar siempre enteramente preparado para presentar defensa con mansedumbre y reverencia acerca de la esperanza que hay en mí, por Jesucristo mi Señor, amén.