lunes, 7 de marzo de 2016

Colosenses 3:17

Colosenses 3:17
Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de Él.
¡Qué forma tan increíble de resumir nuestro deber! Todo lo que hagas, hazlo en el nombre de Dios. No en tu nombre, no a tu antojo, no a lo que tú consideras que es lo mejor. Hazlo en el nombre de Dios, basado en su palabra, en sus principios, en sus mandamientos. Pienso en Pablo diciendo, si todavía surge algún punto o acción que no he tratado, todo lo demás resuélvanlo basado en Jesús.
Esto nos llama a un gran reto. Es la esencia del compromiso con Jesús. ¿Quieres seguir a Cristo? Entonces todo lo que hagas, hazlo en su nombre y dando gracias a Dios por medio de Él.
¿Por qué se nos complica tanto entregarnos por completo? ¿Por qué dudamos cuando escuchamos estas palabras? Dios nos pide que todo lo que hagamos lo hagamos en su nombre. ¿Por qué no hacerlo? ¿Porque nos van a criticar y señalar? ¿Porque nos cuestionarán? ¿Por necios que no queremos cambiar? ¿Qué nos detiene? Personalmente no puedo entenderlo. Dios nunca me ha fallado. Siempre que he obedecido, siempre he visto la voluntad de Dios para mi vida y ha sido de bendición el resultado. Si Dios me ama, tiene pensamientos más altos que los míos, alumbra y guía mi camino, ¿por qué no entregarme por completo, exponer mi vida a Él y comenzar una vida en la que todo, absolutamente todo lo que haga y diga sea para darle gloria? Significa cambio. Significa incertidumbre. Tal vez por estas razones nos detenemos y preferimos la estabilidad y “certidumbre” actual. Nos hemos acostumbrado a nuestra forma, a nuestra manera, a nosotros mismos. Hoy Dios nos está llamando a la acción, al movimiento, al cambio. Quiere que despertemos y entendamos que debemos ser transformados y esta transformación solamente puede darse a través de Cristo trabajando en nosotros. Por lo tanto, cada vez que hagas algo, hazlo en el nombre de Jesús. ¿Te das cuenta cómo puede llegar el cambio en tu vida a través de este proceso? A todo aquello que estás acostumbrado, lo debes poner ahora sobre la mira de Dios y el parámetro de Jesús. Analiza tus acciones, tus actitudes, tus palabras. ¿Qué encuentras en ellas? ¿Gloria a Dios o a ti?
Por último quiero hacer énfasis en nuestra boca. Dice el versículo que lo que hagamos de palabra o de obras. Nuestras palabras muchas veces pueden tener un impacto mucho mayor que nuestras obras. El reto con nuestra boca es buscar que nuestras palabras, cada una de ellas sea en el nombre de Jesús. ¿Puedes seguir enojándote y desesperándote? Sí. Lo que no debes hacer es soltar tu furia con tus palabras. Primero controla tu lengua. Piensa antes de hablar. ¿Lo que digo da gloria a Dios? ¿Qué dicen mis palabras de mí, que soy seguidor de Jesús?
Oración
Señor: te pido que me guíes para que todo lo que haga y diga sea basado en tu voluntad, sea para darte gloria, sea para reconocerte como mi Dios y mi Señor. Permite que mi vida de testimonio de que soy un seguidor tuyo. Gracias por tus bendiciones y por la comunión que puedo tener contigo. En Cristo Jesús.
Amén

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